Señor Iglesias y compañía: a ver cuándo salen del armario venezolano

Señor Iglesias y compañía: a ver cuándo salen del armario venezolano

EFE

En la era de internet y las redes sociales, tan disparatadas y llenas de agitadores, propagandistas y activistas cuyo impulso primario es la destrucción del enemigo invisible, un minuto de gloria puede tener secuelas por tiempo indefinido. La nube y los observadores – escudriñadores ayudan a que nada desaparezca por completo del atril digital, apto para todos los públicos y no solamente para las dignidades lectorales, a pesar de que en apariencia esté sepultado por millones de millones de textos revueltos.

Pero los algoritmos, ese procedimiento incomprensible para la gente común y lleno de misterio, obran prodigios. Hacen milagros.

Y eso, señor Iglesias, señor Monedero, señor Errejón, señor Verstrynge, señora Bescansa, señora Montero, señor Echenique, general Rodríguez, insondable ex JEMAD, señora Maestre, etcétera, es una maldición que les persigue sin descanso a ustedes, que van como los toritos en el encierro de Pamplona detrás de los paños rojos con dos piernas que se les escapan.

Un 'mal de ojo' que no les da tregua. Y que estrictamente no es un mal de ojo, en singular, sino de ojos, en un plural infinito. Ahí están las imágenes de Pablo Manuel Iglesias y Jorge Verstrynge pegando carteles de propaganda del golpista Chávez, tocado con boina de operaciones especiales, supongo que en algún muro caraqueño porque el cuartelero caudillo bolivariano nunca se presentó por la circunscripción de Madrid. Y Errejón contemplándole embobado en uno de aquellos mítines robotizados, porque los líderes famosos tienen como un aura para los inmaduros o los propensos a lo esotérico.

Otra 'inmortalidad' de Iglesias discutiendo con el periodista Inda, donde proclama 'urbi et orbi' que la expropiación es un instrumento muy democrático, seguido tal discurso de la imagen de un trastornado coronel Chávez ordenando el 'exprópiese' en una céntrica placita de Caracas. No grandes monopolios, no. Una casita de dos pisos con una tiendita en el bajo. O a un amenazante jefe podemita anunciando que Chávez muerto sería mucho más peligroso que vivo para el capitalismo y los grandes expresos europeos. O con la lágrima floja, o eso parecía, asegurando que el que usurpó el nombre de Bolívar en vano era una referencia mundial. O sea, un ejemplo revolucionario.

Sobre la lagrimita, no hay que olvidar que los mejores payasos de circo, esos de sombrero cucurucho, tienen pintada una en la mejilla.

Todo eso, y mucho más, rueda, y rueda y rueda que te rueda, a pesar de que ante la pregunta muy concreta de algún periodista Iglesias ponga pose de indignado y exija que le digan donde ha dicho que el fundador de la República Bolivariana es "un referente".

Y esto, antes de que Trump y su competencia populista les quitaran el honor de haber creado la 'posverdad', que es el cinismo y la mentira de toda la vida. Ah, y esa pedagogía de sabiondo sin sabiduría, pedante y engreído, con la que explica que, en realidad, el mero hecho de que exista prensa privada es malo para la democracia y la libertad de información. 'Manda carallo', que dicen en Galicia. No, es la ley de Juan Palomo: "yo me lo guiso, yo me lo como".

Está fuera de toda duda razonable, porque los fanáticos y los tramposos no dudan, que 'Podemos' nació de la mano del chavismo, y de una demostrada conexión iraní, y que sus principales fundadores fueron financiados, por trabajos hechos o por hacer, y que a pesar de todos los pesares, que son muchísimos y muy graves, siguen erre que erre, sin dar su brazo a torcer.

Es el imperio del dogma, que es el peor imperialismo que puede haber. Porque lo dogmático iguala a los extremos y los convierte en un peligro para la sociedad. Santa inquisición o santa yihad. Nazismo, estalinismo, maoísmo, franquismo... Permanecer impasible ante la maldad y el fisco mortal de un 'invento', perversamente copiado de los grandes fracasos de la humanidad, ha arruinado un país inmensamente rico. Y ha masacrado a su sociedad entera. Incluso a la que no lo sabe. Una nación influyente en el concierto internacional, que tenía una democracia que funcionaba, aunque con un elevado índice de corrupción y compadreo político-empresarial.

Pero el engranaje institucional, la maquinaria de relojería de la democracia, iba bien, tan bien que permitió que Chávez ganara limpiamente unas elecciones y fuera reelegido. El país que contaba con una emergente clase media, una burguesía sólida y bien formada, si bien tenía enormes bolsas de pobreza en las que se coció el caracazo de los ranchitos... se ha convertido en un estado fallido, quebrado y hambriento, con todas las instituciones mangoneadas, destrozada la separación de poderes; con los jueces y los militares comprados por el gobierno, antes chavista, y ahora del trastornado Maduro.

El análisis concreto de los sucesos en Venezuela solo deja una salida política posible a 'Podemos': o cambia el 'chip' con un giro radical o será visto como un peligroso 'caballo de Troya', sin tapujos que lo disimulen ya.

Si el que puede influir, como 'Podemos', para frenar la deriva no ayuda siquiera a una reflexión autocrítica, y no se rebela ante la miseria y la podredumbre moral, aumentada por el olor a divisas del narcotráfico, eso es algo que debe hacer recapacitar a los españoles, y en general a los europeos.

No. Ni una palabra de crítica. Claro, sobre un hecho concreto, puede haber habido alguna palabra, diluida en almíbar. Pero es que el régimen fundado por Chávez ha degenerado en una degeneración integral que ha cambiado de bando a un pueblo desengañado y harto de sufrir. Trampas para evitar el referéndum revocatorio para el que la oposición consiguió ampliamente las firmas requeridas; utilización del Tribunal Supremo, en manos de peleles sin prestigio jurídico alguno, para anular de facto el papel del nuevo Parlamento: ahí comenzó sin tapujo el primer acto del golpe de estado que pretende consumar una Constituyente mandada a construir a dedazo imperativo por el iluminado Maduro, bocazas sepulturero del chavismo y enterrador de lo que quedaba de la democracia venezolana.

Se equivoca Pablo Manuel Iglesias y compañía al no querer salir del armario, o por vergüenza, o por el qué dirán, o porque, esto sería lo más grave, creen sinceramente que el modelo es lo importante, no la pobreza que genere, no la tragedia nacional, no el hambre y la riada de refugiados, no los muertos que quedan en el camino.

Quiere ganar tiempo, y lo gana, como ahora con un desnortado señor Sánchez, que tras no haber dado pie con bola, persigue a la bola incluso en aguas prohibidas. Hace un par de semanas, 'La 2' de TVE pasó un documental de tiburones. Y hablando del temible tiburón blanco, contaba el narrador mientras se veían las escenas, que su manjar preferido eran las crías de lobo marino, o de focas antárticas. Que su estrategia era separarlos del grupo, aislarlos, sumergirse para darles una sensación de que pasó el peligro, y luego, desde docenas de metros de profundidad, el escualo subía velozmente a la superficie, golpeaba con el morro al desprevenido animal, que era lanzado hasta dos metros fuera del agua, mientras el gran depredador abría las fauces de par en par y se lo tragaba entero. No sé por qué asociación de ideas pensé en Sánchez, el lobito marino, y en Pablo Manuel Iglesias, el tiburón blanco, en estos momentos sumergido para despistar.

Si Podemos quiere tener futuro ha de imitar, por ejemplo, a Felipe González, que sí que fue valiente, y responsable, cuando, con todo su equipo, hizo que el PSOE renunciara al marxismo en sus estatutos, y el Partido Socialista Obrero Español abrazó la socialdemocracia con convicción.

O Iglesias y compañía hacen lo mismo, reconocen su equivocación al ayudar a crear el monstruo del chavismo, abjuran de la 'okupación', de la confiscación callejera, de los escraches y la prédica de la violencia 'justa', del bolchevismo y del maoísmo, cuya revolución cultural originó más de cincuenta millones de muertos, casi tanto como la 'gloriosa' revolución de los soviet, o en el instante menos pensado la contradicción con la realidad europea será tan grande, y las evidencias tan peligrosas, que los españoles se convencerán que más vale estar tuerto que ciego, y tener un tumor operable que suicidarse por el consejo de los brujos.

A los jóvenes que llegábamos a la izquierda en los finales de los 60 del siglo XX los mayores nos entregaban unos libritos de Marta Harnecker, y conocimos el manual del buen marxista, o eso nos decían: el análisis concreto de la realidad concreta en el momento concreto. Claro que el fanatismo es una droga muy poderosa.

El análisis concreto de los sucesos en Venezuela, de la realidad concreta del hambriento y castigado pueblo venezolano, en el momento concreto de golpe de estado y destrucción de las instituciones constitucionales por una banda de desalmados, a punto de una guerra civil clásica, solo deja una salida política posible a 'Podemos': o cambia el 'chip' con un giro radical o será visto como un peligroso 'caballo de Troya', sin tapujos que lo disimulen ya, para España y los españoles, y para Europa y los europeos.

Esto es lo que hay. Ya lo veremos.

MOSTRAR BIOGRAFíA

Empezó dirigiendo una revista escolar en la década de los 60 y terminó su carrera profesional como director del periódico La Provincia. Pasó por todos los peldaños de la redacción: colaborador, redactor, jefe de sección, redactor jefe, subdirector, director adjunto, director... En su mochila cuenta con variadas experiencias; también ha colaborado en programas de radio y ha sido un habitual de tertulias radiofónicas y debates de televisión. Conferenciante habitual, especializado en temas de urbanismo y paisaje, defensa y seguridad y relaciones internacionales, ha publicado ocho libros. Tiene la Encomienda de la Orden del Mérito Civil.