Son las encuestas, idiotas

Son las encuestas, idiotas

AOL

Una encuesta se puede equivocar, y dos también. E incluso tres. Pero cuando todos los sondeos coinciden en la radiografía hay que pensar seriamente que aunque el resultado no coincida con la realidad imaginada la tendencia existe. Ni Mariano Rajoy ni Pedro Sánchez, ni Pablo Manuel Iglesias pueden negar las evidencias.

El PP lleva un firme camino hacia la pérdida del poder, que en el mejor de lo casos tendría que ser compartido con 'Ciudadanos', cuyo líder, Albert Rivera, parece muy razonablemente, por ahora, que podría conseguir su sueño de conseguir el efecto 'Macron'. Un terremoto político de enormes consecuencias.

El presidente Rajoy lleva rumbo de colisión con la realidad

El presidente Rajoy lleva rumbo de colisión con la realidad. Su empeño en no renunciar al liderazgo, y dejar paso a un sucesor sin nada que ver con la corrupción, siquiera sea en el grado de amistades peligrosas, lo está abrasando en el fuego del infierno electoral.

Por su parte, Pedro Sánchez no ha conseguido ninguno de sus objetivos. Salió de la nada y a la nada parece haber vuelto. Tras protagonizar sucesivas derrotas electorales, el Comité Federal lo depuso, técnicamente hablando. Fue como un motín clásico, el de la 'HMS Bounty', por ejemplo. Dirigentes con experiencia sobrada vieron cómo se acercaba el marisco, sin que el Secretario General tomara las decisiones elementales en el manual de supervivencia.

Elegido por los militantes en unas primarias incontestables, ganó en buena lid, pero los hechos parecen demostrar que los militantes también se equivocan, aunque el derecho a la equivocación sea, con toda propiedad, un derecho constitucional. En poco tiempo se vio obligado a cambiar su discurso del no es no, ni agua a Rajoy, por el no, depende, cuando en otra grave circunstancia, la rebelión y golpe de Estado autonómico en Cataluña, se vio forzado por el destino a apoyar a Rajoy en la activación del artículo 155.

A Pedro Sánchez el liderazgo se le ha ido escapando entre los dedos, como la arena. Parece que actúa según los sondeos y las declaraciones de sus adversarios

Después, se fue difuminando. El liderazgo se le ha ido escapando entre los dedos, como la arena. Parece que no cuenta un programa sólido, de amplios respaldos, que actúa según los sondeos y las declaraciones de sus adversarios, sea Rajoy, Rivera o Iglesias. Se empantana en Cataluña mientras sigue con lo de la nación de naciones pero con menos insistencia. Y en vez de aglutinar 'talento' no pierde ocasión de despreciar la colaboración de los dirigentes más destacados. Veta en la 'comisión territorial' del Congreso a Alfonso Guerra o Juan Carlos Rodríguez Ibarra, o José Bono, mientras desprecia la oportunidad de tener a Elena Valenciano como presidenta de los Socialistas Europeos en el Parlamento de Estrasburgo, porque fue la número dos de Alfredo Pérez Rubalcaba.

Consecuencia: su escuela de 'buen gobierno' – qué fantasmada- resultó un fracaso como simbología unitaria: ha sido una buena prueba de que no se sabe de lo que se habla. Hasta Felipe González ha marcado distancias. Y Javier Solana aceptó el envite y asistió, pero para decir que no está nada contento con su partido.

El apoyo de la militancia, el trato directo con las bases, sin intermediarios, no es ninguna solución milagrosa, como bien demuestra la historia de las democracias normales. Las democracias asamblearias no existen; son delirios o utopías inaprensibles.

'Podemos' también está frenado, lejos de sus expectativas; a veces retrocede unas décimas, y a veces avanza otras; pero la inercia es hacia el estancamiento

Al final siempre hay un Maduro, como ha habido un Lenin o un Castro o Ceaucescu o un Mao. Hasta en la dictadura del proletariado hay un proletario que se impone a los demás, y en el régimen de los soviets siempre hubo un soviético que aplastaba a los demás. Por supuesto, en nombre del pueblo. Lo hizo Chávez, un golpista que nunca perdió el reflejo condicionado, y lo desean hacer sus exégetas y asesores espirituales.

'Podemos' también está frenado, lejos de sus expectativas; a veces retrocede unas décimas, y a veces avanza otras; pero la inercia es hacia el estancamiento. Las luchas internas, que no han cesado, si bien se han atemperado o disimulado, han sido determinantes; pero hay más. Sus socios, mareas o confluencias, van cada uno por su lado, como se preveía, y no aceptan de buena gana el caudillaje; y al estar compuestos todos por elementos muy diversos y hasta antagónicos, el resultado es un verdadero maremágnum.

En muchos ayuntamientos se han instalado unos usos y costumbres típicos de lo que Carlos Marx definió como 'lumpen-proletariado'. Desde los gobiernos locales se defiende la 'okupación' de viviendas, como las caprichosas y sectarias confiscaciones de Hugo Chávez, o la 'legalización' de la venta ambulante de falsificaciones de marcas, o se invitan y se abrazan sonrientes a antiguos terroristas de ETA o el GRAPO, o se mira para otro lado, cuando no se alaba abiertamente lo que está sucediendo en Venezuela... y se prosigue, con mesiánica intransigencia, el intento de desprestigiar a la Constitución, a la democracia española....

A la vez que en Cataluña, lo cual es extensible al País Vasco, se pierden los 'límites' que separan el respeto a la Constitución del apoyo a un ilegal y fantasmagórico derecho natural de autodeterminación. Criticar la 'Declaración Unilateral de Independencia' de Puigdemont y compañía se trata de compensar con la oposición al artículo 155. Pero, se supone, que si no se está de acuerdo con la DUI, porque es ilegal, algo habrá que hacer para impedirlo y sancionarlo. ¿O se quitarán también las multas de tráfico aunque se condene ir en dirección contraria?

Este movimiento que ha utilizado como palanca el 15-M, al que se 'okupó' fríamente, está ahora fragmentado al menos en dos sectores enfrentados: el duro, encabezado por Pablo Iglesias Turrión, Irene Montero, Juan Carlos Monedero, Pablo Echenique... y el más posibilista y pragmático, moderado en suma, en el que estarían entre otros Íñigo Errejón y Carolina Bescansa, cuya advertencia de que muchos votantes de 'Podemos' defienden la unidad de España no fue atendida.

La ambigüedad táctica de Ada Colau, su abierta complicidad con los sediciosos, tendrá algún apoyo por simpatía en Cataluña, pero provoca un gran rechazo en el resto de España.

Ada Colau es sobre todo un espejismo; y los espejismos nunca se atrapan.

La sinuosidad de la alcaldesa de la Ciudad Condal, su ambigüedad táctica, su abierta complicidad con los sediciosos, tendrá algún apoyo por simpatía en Cataluña, pero provoca un gran rechazo en el resto de España. Especialmente desde que el 'IndependenTimo' radical ya no habla del Estado sino que insulta diariamente a España y a los españoles, sin distinguir si son del PP, del PSOE, de 'Podemos' o de una cofradía de Semana Santa.

Las encuestas – retrato de un momento o de unos momentos concretos- también indican que Albert Rivera – y la estrella emergente que es Inés Arrimadas, igualmente con condiciones innatas de liderazgo- y 'Ciudadanos' están dando el `sorpasso' y convirtiéndose, gracias a su estrategia en Cataluña y su prudencia declarativa, en un partido que tiene el BOE al alcance de la mano.

Y esto siempre, apostar por el caballo ganador, es una constante en la política. A 'Ciudadanos' están yendo, según los análisis sociológicos indican con gran coincidencia, votos procedentes de 'Podemos' y del 'PSOE' e incluso de la antigua Convergencia i Unió.

Tanto Mariano Rajoy como Pedro Sánchez o Pablo Iglesias harían bien en no soñar despiertos

El escándalo del master de Cristina Cifuentes no sólo ha sido demoledor para la presidenta popular de la Comunidad de Madrid, que ha visto cortadas, al menos por ahora, sus expectativas, o sus ambiciones, para suceder a Mariano Rajoy, desplazar a María Dolores de Cospedal y a la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, desgastada por la actuación policial del 1 de octubre en Cataluña, y ser la primera mujer presidenta del Gobierno de la nación. Tiene graves consecuencias para el PP.

Es un escándalo que se suma a la oleada que está en fase de banquillo judicial y que, todos los días, protagoniza la actualidad nacional ante una sociedad, amiga o adversaria, estupefacta y desmoralizada.

El 'caso del master', encima, resta credibilidad a la nueva ley universitaria madrileña que, en los corrillos de la Asamblea, y de las universidades, se considera que está hecha a la carta de los rectores, reacios a aplicar modelos de gobernanza con un mayor control social que les mengüen su poder virreinal y omnímodo, según los modelos europeos más eficientes. Ya los rectores están incómodos con que los 'consejos sociales' creados por la Ley Orgánica de Universidades cumplan con sus funciones fiscalizadoras como para apoyar un modelo europeísta como los propuestos por 'Ciudadanos' o por la 'Conferencia de Consejos Sociales de España'. De hecho, los rectores bloquearon en mayo un borrador e impusieron un nuevo texto. Los rectores como un contrapoder parlamentario. Un claro retroceso con respecto a la LOC y una renuncia irresponsable al protagonismo de la política representativa.

Tanto Mariano Rajoy como Pedro Sánchez o Pablo Iglesias harían bien en no soñar despiertos. Los sueños dormidos no son peligrosos. Como mucho, si uno sueña estar en verano siendo pleno invierno puede coger un resfriado si se destapa, pero nada dañino para los demás.

A todos ellos se les está acabando el tiempo.

Síguenos también en el Facebook de HuffPost Blogs