Las calles verdes son calles sanas

Las calles verdes son calles sanas

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En todo el mundo, la contaminación atmosférica es un grave problema de salud pública que causa la muerte prematura de millones de personas cada año. Es un dato demoledor, pero no debería desmotivarnos. De hecho, debería motivarnos aún más para adoptar medidas urgentes para purificar el aire que respiramos.

La buena noticia es que los alcaldes de las ciudades de todo el mundo estamos en disposición de reducir esa cifra.

Para el año 2050, más de dos tercios de la población mundial vivirá en ciudades. Como alcaldes, es nuestra responsabilidad proteger la salud, seguridad y bienestar de todos nuestros vecinos con la salud pública como máxima prioridad. Dado que las peligrosas emisiones de los combustibles fósiles de los coches, camiones, ferrocarriles y autobuses aceleran el cambio climático y crean una terrible crisis de salud pública, hay ciudades de todo el mundo haciendo lo posible por poner en marcha políticas que permitan crear un futuro más verde y sano para todos.

Es esencial que los dirigentes tomemos la iniciativa para afrontar estos complejos problemas con políticas innovadoras, sobre todo una vez demostrados en una reciente investigación los efectos nocivos cuantificables que suponen para la salud la contaminación atmosférica y las emisiones de los combustibles fósiles.

Por eso nosotros, junto con once alcaldes de otras ciudades globales poderosas, hemos unido nuestras fuerzas para firmar la Declaración C40 por unas Calles Libres de Combustibles Fósiles, por la que nos comprometemos a reducir el número de vehículos propulsados por hidrocarburos extraídos de biomasa en nuestras calles y, lo más importante, a poner a la gente en el centro de nuestras políticas de planificación urbana haciendo que las zonas peatonales, los carriles bici y los transportes públicos sean las opciones más convenientes y apetecibles para todos nuestros ciudadanos.

  La Torre Eiffel envuelta en una espesa niebla de contaminación el 9 de diciembre de 2016, la peor crisis atmosférica de la década en la ciudad.Gonzalo Fuentes / REUTERS

Somos doce ciudades del Grupo de Liderazgo Climático o C40 las que ya hemos asumido el reto: Londres, Los Ángeles, Ciudad de México, Milán, París, Seattle, Auckland, Barcelona, Ciudad del Cabo, Copenhague, Quito y Vancouver. Si todas estas urbes cumpliéramos los objetivos planteados, evitaríamos más de 45.000 muertes prematuras potenciales al año en todo el mundo.

Solamente en París, las investigaciones del C40 muestran que salvaríamos vidas, literalmente, cumpliendo nuestros objetivos de la Declaración C40 por unas Calles Libres de Combustibles Fósiles. Llevando a cabo las medidas concretas y cuantificables especificadas en la Declaración, incluyendo la implantación exclusiva de autobuses de cero emisiones a partir de 2025 y garantizando que para el año 2030 haya al menos una zona extensa en la ciudad libre de emisiones, evitaremos aproximadamente 400 fallecimientos anuales y añadiremos 21 días de media a la esperanza de vida de los parisinos.

Si todas estas ciudades cumpliéramos los objetivos planteados, evitaríamos más de 45.000 muertes prematuras potenciales al año en todo el mundo.

Aunque el simple hecho de reducir la contaminación atmosférica puede surtir efectos positivos de amplio alcance en la salud y bienestar de la gente, también debemos animar e incentivar a la gente para que traslade este esfuerzo al trabajo y a las escuelas. Al crear espacios públicos y calles más respetuosas con los peatones y los ciclistas, los dirigentes ayudaremos a mejorar la calidad de vida de nuestros conciudadanos, reduciendo hasta un 23% el riesgo de cardiopatías, accidentes cerebrovasculares, diabetes y diversos tipos de cáncer.

  De izquierda a derecha, Yuriko Koike (Tokio), Eric Garcetti (Los Ángeles), Anne Hidalgo (París), Michael Bloomberg (exalcalde de Nueva York), Ada Colau (Barcelona) y Giuseppe Sala (Milán), en la cumbre del 23 de octubre de 2017.Patrick Kovarik / Getty Images

Esta supone una visión pionera en materia de salud pública en el siglo XXI. Proteger la salud pública no consiste solo en abordar los problemas concretos de cada individuo, sino también la de la ciudad como un conjunto, incluido nuestro medioambiente.

Por ello, estas ciudades trabajamos codo con codo, haciendo todo lo posible por combatir el cambio climático y garantizar la salud pública. Los autobuses eléctricos se están convirtiendo en la norma en vez de ser la excepción; los planificadores urbanos están creando cada vez más espacios verdes y haciendo más seguras las carreteras para los ciclistas; se están restringiendo amplios sectores de la ciudad a los vehículos propulsados por combustibles fósiles; y se han creado ya áreas verdes peatonales, islas de naturaleza en mitad de nuestras ajetreadas poblaciones.

Hemos osado imaginar unos espacios abiertos libres de tráfico ruidoso, atascos y contaminación dedicando tiempo, esfuerzo y recursos para desarrollar unas políticas que, con nuestro poder, harán realidad el sueño.

Las medidas que ya se han puesto en marcha en las ciudades del C40, como Seattle, Londres, Vancouver, Ciudad de México, Milán y las demás grandes urbes adheridas al compromiso, están dando un poderoso ejemplo al resto del mundo, que están viendo cómo afrontamos los desafíos del cambio climático, la contaminación atmosférica y los efectos de las emisiones de los combustibles fósiles en la salud de las personas. Hemos demostrado la importancia de tener una mentalidad innovadora y abierta que rechaza el status quo.

Hemos osado imaginar unos espacios abiertos libres de tráfico ruidoso, atascos y contaminación dedicando tiempo, esfuerzo y recurso en desarrollar unas políticas que, con nuestro poder, harán realidad el sueño. Estoy segura de que estas medidas excepcionales y de gran impacto convertirán nuestras ciudades en unos mejores lugares para vivir, salvarán multitud de vidas y proporcionarán un medio cómodo y estable en el que todo el mundo podrá demostrar su potencial.

Todos nos merecemos un medioambiente limpio y saludable, y ya es hora de adoptar medidas concretas para promover unas comunidades urbanas que, de forma visible, categórica y palpable, aseguren un modo de vida sano. Purificar el aire que respiramos en las calles es el primer paso.

Este post fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.