Del Auditorio al Real: un fin de semana musical sin parar

Del Auditorio al Real: un fin de semana musical sin parar

Los mitos culturales son difíciles de desmontar. El mito de que en España hay poca oferta de música clásica sobre todo de la buena, es vox populi. Por eso hay que irse fuera, viajar para escuchar lo que aquí no se ofrece. Sin embargo, el largo fin de semana con el que comenzó mayo en Madrid lo desmentía.

El lago de los cisnes Suite - La Orquesta Rusa de Moscú dirigida por el Maestro Fedoseyev - Sonorum concentus

Comenzando el viernes por la noche con el ciclo de conciertos que La Filarmónica organiza para trasnochadores en el Auditorio Nacional de Madrid. Esta vez se trataba de la Gala Chaikovsky con la Orquesta Sinfónica Chaikovsky de Moscú dirigida por el Maestro Fedoseyev para escuchar con una inusual potencia el "Lago de los cisnes suite". Una potencia que entusiasmó a los asistentes habituales y a los, en apariencia, nuevos públicos, todavía no muy abundante pero existentes, que llegaban en vaqueros o rompiendo el protocolo en el vestir, con pelos de colores y de una edad media bastante inferior a la del público de siempre, proclamando que hay un futuro para la clásica, también aquí. Desmintiendo a esos agoreros que anuncian de lo malo lo peor para este género. Allí estaban todos juntos, asistiendo a un concierto que hacía pensar en lo interesante que sería que los espectáculos de danza, sobre todo los clásicos, se acompañasen de una orquesta en directo con la fuerza y la garra de esta. Una música que invitaba a seguir la fiesta, a salir de marcha.

Mozart-Salieri de Rimsky-Korsakov - Teatro de la Zarzuela

Claro que no se podía trasnochar mucho que el sábado había que madrugar para estar a las doce de la mañana en la Fundación Juan March. Convocaba Rimski-Korsakov con "Mozart-Salieri" basado en el libro de Pushkin. Una pequeña ópera de cámara en coproducción con el Teatro de la Zarzuela que llenaba el auditorio de dicha fundación de un público enterado, pues había que estar avisado para conseguir alguna de las invitaciones a tiempo. Una ópera que intentaba hacer virtud de las limitaciones que ofrecía el espacio para contar y cantar la envidia y los celos profesionales y personales que Salieri tuvo por el genio de Mozart. Una oscura y tormentosa historia de la confusión entre el talento innato y el que se adquiere con el esfuerzo, el trabajo y la dedicación. Esa oscuridad, en este caso presentada a la rusa, que se cierne sobre el corazón humano, el pecado que ninguna oración, arrepentimiento o penitencia es capaz de curar.

  Una noche con Forsythe en el Teatro Real - Javier del RealUna noche con Forsythe en el Teatro Real - Javier del Real

Espectáculo que contrastaba con la fuerza y el vigor de las coreografías que la Compañía Nacional de Danza mostraba el domingo en el Teatro Real con el programa "Una noche con Forsythe." Un programa con obras del mítico coreógrafo norteamericano que cambió la danza desde Alemania. Una velada en la que se echaba en falta la orquesta en el foso, al menos para las dos primeras piezas que tenían música de Schubert y Bach. Coreografías que mostraban lo importante que es conocer y saber bailar a lo clásico para poder hacerlo a lo contemporáneo. Algo que tan bien ejemplificaba la última pieza, llamada "Enemy in the figure", en la que sonaba un repiquetear de puntas sobre el panel de madera que dividía en dos el escenario. Pieza que se describe siempre como un poema por su lenguaje preciso y conciso sobre el misterio del bailar, bailar en escena, se entiende, y entusiasmar. Entusiasmo que debería justificar temporadas más largas para esta compañía, al menos en las grandes capitales españolas como son Madrid y Barcelona.

  Bomarzo en el Teatro Real - Javier del RealJavier del Real

Así que, el martes, y tras un día de descanso, se podía volver al Teatro Real todavía con el sabor de la belleza en el cuerpo y en la mente. Esta vez convocaba "Bomarzo", una de las óperas más importantes en la segunda mitad del siglo XX. La que compuso Ginistera a partir de la novela y el libreto de Mújica Láinez. Una de las asignaturas pendientes de Madrid con la contemporaneidad musical que este teatro está dispuesto a solucionar (si no lo creen vean la programación de la temporada 2017-2018).

El miedo era infundado, aunque se había fundado en las críticas que se habían publicado. La belleza musical de la obra se expandía por el teatro desde el comienzo de la obertura bajo la excelente batuta de David Afkham. A medida que los coros hacían su excelente trabajo, ese al que nos están malacostumbrando en este teatro. Y, a medida que Pierre Audi, el director de escena, hacía fluir la historia sobre el escenario. La historia de un hombre deforme y monstruoso a los ojos de los otros, por su joroba, por su virginidad y por su homosexualidad, al que se le vaticina un ducado que no le pertenece y una inmortalidad que tampoco se merece.

Un largo fin de semana musical sin parar. Sin irse a Viena. Sin salir de Madrid. ¿Qué tendrá que decir la vox populi de esto?

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Como el dramaturgo Anton Chejov, me dedico al teatro y a la medicina. Al teatro porque hago crítica teatral para El HuffPost, la Revista Actores&Actrices, The Theater Times, de ópera, danza y música escénica para Sulponticello, Frontera D y en mi página de FB: El teatro, la crítica y el espectador. Además, hago entrevistas a mujeres del teatro para la revista Woman's Soul y participo en los ranking teatrales de la revista Godot y de Tragycom. Como médico me dedico a la Medicina del Trabajo y a la Prevención de Riesgos Laborales. Aunque como curioso, todo me interesa.