La Compañía Nacional de Danza recupera a Nacho Duato ¿y?

La Compañía Nacional de Danza recupera a Nacho Duato ¿y?

Ensayo de Por vos muero con Nacho DuatoAlvaro Serrano Sierra

Esta es la crónica de la vuelta a casa del hijo pródigo. Es la vuelta a la Compañía Nacional de Danza (CND) dePor vos muero una de las coreografías que Nacho Duato creó para dicha compañía cuando era su director artístico. No llega sola. Lo hace junto a otras dos coreografías de importantes coreógrafos internacionales como son Hikarizatto de Itzik Galili, y Gods and dogs de Jirí Kylián que están en su onda, en la onda que Nacho Duato creó en su momento.

Cualquiera que se siente en la butaca del Teatro de la Zarzuela, donde se representa hasta el 10 de junio, puede comprobar que las pequeñas masas de aficionados al ballet y la danza, pequeñas pero masas al fin y al cabo, aman a Nacho Duato. El día del estreno el teatro se vino abajo cuando salió a saludar. Y eso que ya lo habían echado abajo cuando se acabó Por vos muero. Una bonita y eficiente coreografía que, además, entronca con la gran tradición cultural española gracias un poema de Garcilaso de la Vega al que ha puesto voz Miguel Bosé y la música del Siglo de Oro que se usan en la pieza.

CND - GODS AND DOGS, Jirí Kylián from COMPAÑIA NACIONAL DE DANZA on Vimeo.

Sin embargo, la visión de las dos coreografías que la acompañan plantean dudas sobre la propuesta de Nacho Duato. Dando la sensación de que va a la zaga de las otras dos. Incluso parecen el sueño de alguien que conociera el trabajo de los otros de oídas. Una obra provocada por la imaginación desatada de alguien que viviendo y creciendo en una pobre cultura dancística, como era España, soñara con aquello que le contaban que pasaba fuera y trataba de bailar aquí como pensaba por las noticias que llegaban que se bailaba allí.

Realmente no es así, Duato tuvo una importante carrera internacional antes de ser el director artístico de la CND y luego tampoco ha sido manca. Además su coreografía juega en desventaja en el sentido de que la creo en 1996, frente a las de los otros dos que son de 2008 y 2011. Pero la sensación anterior persiste cuando ya han pasado varios días de verla. Una sensación que seguramente habla más del país que de él mismo. O habla de él como producto cultural español. Esa cultura mayoritaria que vive y mira hacia adentro, melancólica de un glorioso pasado aúreo, de su Siglo de Oro. Una cultura que tiene problemas para formar parte del tejido cultural europeo. Construir Europa. Cervantes aparte, claro.

Frente al espíritu buscamos y echamos de menos lo físico. Lo carnal. Lo terrenal.

Así, Por vos muero suena y se ve como algo gracioso, o simpático. Bonito, como ya se ha dicho. Mientras que las otras dos plantean otro tipo de problema y sentimiento al espectador. El problema de no tener un discurso preparado para asimilarlas y contar(se)las. Quedarse, debido a la mala educación recibida, en el análisis de los jettés, los conjuntos, y figuras parecidas con comentarios sobre el vestuario y la iluminación. En la descripción de la música como bonita o agradable. Un juego de formas, movimientos y luces que les gustan, eso sí. Al menos al público del estreno, que prefirió llenar el teatro a irse a celebrar la 13ª copa de la Champions conseguida por el Real Madrid.

CND - Hikarizatto de Itzik Galili from COMPAÑIA NACIONAL DE DANZA on Vimeo.

Y no, no son coreografías livianas, aunque lo parezcan por como la ejecutan los bailarines de esta compañía en escena. Esa insistente repetición de "Hikarizatto" en la que la sustitución de unos bailarines por otros no condiciona lo que sucede en escena. Esa tensión de lo que somos, en su sentido más físico y concreto, como grupo humano, antes que como individuos. Tensión que se produce en el cuerpo moviéndonos hacinados entre el espacio y el tiempo, dos límites vitales. Como partículas luminosas que se comportan como energéticas ondas. O esa soledad de los gods (dioses), y la inmovilidad que conlleva, frente a la que reaccionamos como dogs (perros) olisqueándonos, tocándonos, emparejándonos, agrupándonos. Frente al espíritu buscamos y echamos de menos lo físico. Lo carnal. Lo terrenal. Tanto que en la soledad acabamos bailando con nosotros mismos, algo muy físico, hasta calentarnos, hasta cansarnos.

Resulta difícil contar algo así de Por vos muero. No ayuda la selección de textos (que, por cierto, no se entienden muy bien por la lectura – ha cambiado mucho cómo se dicen esos textos ahora - y por el microfonado). Parece más una selección hecha por alguien informado. Claro que en el programa se nos avisa de que la pieza parte de las celebraciones populares del Siglo de Oro, que se sueña, gracias a los académicos, como una celebración fundamentalmente basada en el baile. En el bailar. Es cierto que esa alegría está, ese falso nonsense, que tanto agrada y atrae a un público que no exige mucho más que unos ecos de un glorioso pasado con apariencia de modernidad, pues antes no tenía nada de nada y ahora, al menos, tiene algo. Mientras tanto, la casa sin barrer, sin ponerla a punto y en hora.