El cisne

El cisne

La Inteligencia del Éxito

En un pasaje de la introducción de Los 88 Peldaños del Éxito mencioné brevemente que el éxito es como un cisne. Si yo pidiese en una de mis conferencias a los asistentes dibujar en un papel la figura de un cisne (lo he hecho), lo más probable es que casi la totalidad del público acabaría dibujando la preciosa figura que componen su cabeza, su pescuezo y su plumaje, probablemente desplazándose sobre un lago. Pero curiosamente eso que han dibujado no es un cisne, sino la mitad de un cisne. Esa es la parte más llamativa, la glamurosa, la que el mundo ve. La otra mitad son las patas que se encuentran bajo el lago pataleando. Esta es la parte menos llamativa pero más trabajadora. Es la parte que el mundo no ve, pero curiosamente es esta y no la otra la que ha hecho que el cisne llegara hasta donde está. Esa es la parte que a mí me interesa, la que representa no el glamur, sino el trabajo.

Ahora que 8Belts ha conseguido cosas que pocas empresas han conseguido, todos se centran en nuestro éxito y lo aplauden, algo por lo que yo siempre estaré agradecido. Damos empleo a muchas personas, y eso es precioso en un país como España que sigue teniendo grandes problemas de desempleo. Nos han dado al menos un premio de prestigio todos y cada uno de los años que hemos estado en funcionamiento, incluido el Premio Emprendedor del Año en España, y el Premio a la Mejor Trayectoria Profesional por el estado de Ohio, en Estados Unidos. ¿Increíble? Por supuesto que para mí lo es, pero eso sólo representa la cabeza del cisne. Y a mí me interesan más sus patas. ¿Cuál es la parte que el mundo no ve?

Todo eso son las patas de mi cisne. No fue duro, sino durísimo. Pero valió la pena.

El año de lanzamiento de 8Belts yo no tuve vida. No había fines de semana, no había tiempo libre y no tuve vacaciones. Recuerdo que en Semana Santa pude hacer una escapada de tres días, algo que no pude decidir hasta el día antes de la salida, y desde luego no sólo tuve que llevarme el ordenador para seguir trabajando, sino que esa mini-vacación de tres días se compuso más de trabajo que de turismo (pero para mí valió oro por ser la única). Antes del lanzamiento, yo había invertido 40.000 horas de trabajo en la creación de la metodología (horas mías y de gente que contraté y que me ayudó), pero justo antes del lanzamiento de la empresa me sentía perdido. No sabía cómo se lanzaba una empresa y menos aún cómo vender un producto. Un empresario que identificó el valor del producto, pero también mi vulnerabilidad en aquel momento, intentó convencerme de que le diera el 50% de mi empresa y que a cambio él se encargaría de vender el producto. Yo me sentía tan desprotegido que estuve a punto de decir sí a lo que hubiera sido el peor trato de mi historia. Por suerte dije no y me enfrenté a todo el oleaje que te espera cada vez que decides emprender. Di las gracias a todos los inversores que se ofrecieron a participar pero rechacé sus fondos. Invertí todos mis ahorros en un único sueño: 8Belts. Mi bebé. Y hubo noches durante los primeros meses en las que no conseguía conciliar el sueño por toda la incertidumbre de no saber si íbamos a llegar a fin de mes. Todo eso son las patas de mi cisne. No fue duro, sino durísimo. Pero valió la pena.

#LaInteligenciadelÉxito

Que no te digan que va a ser fácil. Es mentira.

Pero que no te digan que no valdrá la pena. También es mentira.

@Anxo

Ahora viene la pregunta clave.

¿Cuál es tu precio del éxito? ¿Hasta dónde estás dispuesto a llegar para conseguir todo aquello en lo que crees? ¿A qué vas a renunciar para alcanzar los objetivos que te fijes?

No me hables de todo lo que quieres conseguir, sino de todo lo que estás dispuesto a sacrificar para conseguirlo.