Donald el dementor: La explicación que da 'Harry Potter' al poder destructivo de Trump

Donald el dementor: La explicación que da 'Harry Potter' al poder destructivo de Trump

Frente a la posibilidad de que Trump llegue a presidente, la gente que se gana la vida intentando encontrar sentido a estas cosas ha empezado a rebuscar en el pasado. ¿Qué hay en nuestra psique colectiva para poder permitir algo así? ¿Había algo en la historia que presagiara el auge de una estrella de la televisión racista y xenófoba convertida en demagogo?

WINDHAM, NH - AUGUST 06: Republican presidential candidate Donald Trump speaks during a rally at Windham High School on August 6, 2016 in Windham, New Hampshire. (Photo by Scott Eisen/Getty Images)Scott Eisen via Getty Images

Mucho antes de que Donald Trump se convirtiera en el candidato a la presidencia más peligroso, inestable e incompetente de la historia de Estados Unidos -es decir, cuando sólo competía por esos méritos-, se hizo patente la necesidad de buscar algo, lo que fuera, que explicara su auge.

De cara a la posibilidad de que el presidente Trump se convierta en una realidad, la gente que se gana la vida intentando encontrarle sentido a estas cosas -en el mundo de la política y especialmente en el mundo de la prensa- empezó a rebuscar en el pasado. ¿Qué hay en nuestra psique colectiva que haya permitido que ocurra algo así? ¿Había algo en la historia que presagiara el auge de una estrella de la televisión racista y xenófoba convertida en demagogo?

Estas cuestiones dieron trabajo a los expertos y a los historiadores culturales, que estuvieron repasando las fuerzas oscuras y las personalidades siniestras de la política estadounidense del siglo XX. Según el Washington Post, Un rostro en la multitud, la extraordinaria película de Elia Kazan que se estrenó en 1957, "presagió el auge de Donald Trump". Y la revista Salon calificó a la novela de Sinclair Lewis de 1935, Eso no puede pasar aquí -con su visión de un senador populista que defiende a los nacidos en Estados Unidos por encima de los demás y que llega a la presidencia y obtiene unos resultados nefastos-, como "la novela que vaticinó el atractivo autoritario de Donald Trump".

A medida que Trump sigue insultando y ofendiendo a todos -lo más reciente son sus ataques a la familia de un soldado estadounidense fallecido-, me acuerdo de los dementores.

Sin embargo, al ver la destrucción que ha traído Trump desde su nominación, creo que debemos recurrir a algo más reciente: Harry Potter. Hace poco, el universo de Harry Potter se centraba en su última incorporación, Harry Potter y el legado maldito, pero estaba pensando en una obra más antigua. De todas las inolvidables creaciones de J.K. Rowling, hay una en particular que se puede relacionar con estas elecciones a un nivel más profundo. Incluso espiritual. A medida que Trump sigue insultando y ofendiendo a todos -lo más reciente son sus ataques a la familia de un soldado estadounidense fallecido-, me acuerdo de los dementores, que aparecen por primera vez en Harry Potter y el prisionero de Azkaban.

Los dementores, para los muggles no iniciados, son los guardias de la prisión de Azkaban. Así es como el profesor Lupin, que enseña Defensa Contra las Artes Oscuras en Hogwarts, los describe: "Los dementores están entre las criaturas más nauseabundas del mundo. Infestan los lugares más oscuros y más sucios. Disfrutan con la desesperación y la destrucción ajenas, se llevan la paz, la esperanza y la alegría de cuanto les rodea".

Así es como los dementores ganan poder, les quitan el calor y la vitalidad a sus víctimas y les dejan fríos, empequeñecidos y emocionalmente encogidos. "Si alguien se acerca mucho a un dementor, éste le quitará hasta el último sentimiento positivo y hasta el último recuerdo dichoso. Si puede, el dementor se alimentará de él hasta convertirlo en su semejante: en un ser desalmado y maligno", advierte el profesor Lupin.

¿A que resulta familiar? ¿Se parece a alguien que está en plena campaña? ¿A alguien que, sin duda, estará insultando a algún héroe estadounidense o criticando algún principio básico de nuestro país mientras escribo esto (es difícil estar al día)? Si lo que pasó en Cleveland no acabó con todos los sentimientos positivos, el dementor jefe al que coronaron allí ha estado esforzándose para conseguirlo desde entonces.

Pero lo peor que puede hacer un dementor, lo que el profesor Lupin define como "su última arma", que utiliza con "aquellos a los que quiere destruir completamente", es el Beso del dementor. "Pegan las mandíbulas a la boca de la víctima y... le sorben el alma", explica Lupin.

Sólo hay que ver el creciente número de víctimas del Beso del dementor. Uno de los primeros en recibirlo fue el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, cuya alma pareció abandonarlo en directo mientras estaba de pie -callado y taciturno- detrás de Trump en aquella inolvidable rueda de prensa después de mostrarle su apoyo.

Luego llegó Paul Ryan, que apoyó a Trump en un artículo de opinión publicado en un periódico de Wisconsin el pasado junio. Afirmó que Trump y él hablaron "mucho" y que la reunión fue "muy alentadora". Luego habló de su visión de Estados Unidos. "Donald Trump puede ayudarnos a convertirla en realidad", dijo justo cuando su alma salió oficialmente de él.

En 2012, durante el discurso en el que aceptaba la nominación a la vicepresidencia con Mitt Romney, Ryan afirmó que "estos tiempos exigen lo mejor de nosotros". Aparentemente, los tiempos han cambiado; o "lo mejor" de Paul Ryan no es tan bueno. En respuesta a los despreciables comentarios del hombre que Ryan piensa que debería ser presidente de Estados Unidos, "lo mejor" de Ryan se concentra en la siguiente declaración: "Como he dicho en numerosas ocasiones, realizar un test religioso para entrar a nuestro país no refleja estos valores fundamentales". Así que, a fin de cuentas, Paul Ryan está dispuesto a apoyar a un presidente que no respete los valores fundamentales de Estados Unidos.

El pasado lunes, un grupo de veteranos miembros de la Cámara de Representantes de Estados Unidos escribieron una carta a Ryan en la que le exigían que retirara su apoyo a Trump. "Como veteranos que han cumplido servicio activo en las fuerzas armadas, nos horrorizan las calumnias del candidato republicano a la presidencia, Donald Trump, hacia los padres de aquellos que murieron sirviendo a nuestro país", reza la carta. ¿Cuál fue la respuesta de Ryan? Ni siquiera vino directamente de él: hizo que su portavoz se volviera a referir a sus declaraciones anteriores. Aquí terminaba el trabajo del dementor.

Luego está el también republicano Mitch McConnell. Cuando apoyó a Trump, habló de cómo el multimillonario representaba "la oportunidad y la obligación de unir a nuestro partido para conseguir nuestros objetivos".

Durante las semanas siguientes, el valiente líder de la mayoría en el Senado se negó a contestar cuando le preguntaron si creía que el hombre al que apoyaba como presidente estaba realmente cualificado para el cargo. "Ese asunto dejo que lo resuelva el pueblo estadounidense", respondió. "Ya sabemos que ganó la candidatura republicana sin trampa ni cartón". Lo siento, líder de la mayoría en el Senado, pero creo que tienes marcas de besitos en la frente.

Durante la campaña, el senador Marco Rubio llamó a Trump "peligroso", "estafador", y "la persona más vulgar que ha aspirado a la presidencia". Un beso después, apoyaba a Trump y afirmaba sentirse "honrado" por ayudarle.

Ryan y McConnell no están solos. Durante la campaña, el senador Marco Rubio llamó a Trump "peligroso", "estafador", demasiado "imprevisible" como para que tuviera acceso a "los códigos nucleares de Estados Unidos", y "la persona más vulgar que ha aspirado a la presidencia en la historia, por cómo ha llevado su candidatura".

Un beso después, apoyaba a Trump y afirmaba sentirse "honrado" por ayudar a esa misma persona a ganar las elecciones.

Un mes después de su apoyo, el periódico The Weekly Standard preguntó a Rubio si seguía creyendo que Trump no era el más adecuado para ser el comandante jefe y si le seguía pareciendo demasiado imprevisible como para que tuviera acceso a los códigos nucleares. "Mantengo todo lo que dije durante la campaña", contestó Rubio.

Incluso la semana pasada, después de los insultos a los padres del capitán Humayun Khan, Rubio declaró: "Tenemos que asegurarnos de que Donald gane estas elecciones".

Está claro que el dementor es una criatura poderosa que roba a todo el que se le acerque: le quita la humanidad, la conciencia y la autoestima.

Mientras tanto, la campaña de Trump ha alentado a otros dementores -como es el caso de los grupos discriminatorios que hasta ahora estaban confinados en los márgenes de la sociedad estadounidense- que tienen la sensación de que han encontrado a su campeón. Si lo comparamos con la mitología griega, se trata del equivalente de abrir la caja de Pandora.

"Creo que lo que nos preocupa es la normalización de estas ideas tan ofensivas", mantiene Jonathan Greenblatt, director de la Liga Antidifamación, en declaraciones al periódico The New York Times el mes pasado. "Se permite hablar en público de algunas de las peores ideas y de una manera que no habíamos visto en la historia reciente".

Tal y como escribió Nicholas Confessore, de The New York Times, "la campaña del señor Trump electrificó a los nacionalistas blancos, que llevan tiempo ausentes de la política en general y que se han resguardado en conferencias dudosas y en refugios anónimos de Internet". Sin embargo, con el auge de Trump, "por primera vez en varias décadas, este año, el nacionalismo blanco manifiesto ha vuelto a entrar en el ámbito de la política nacional [estadounidense]".

No resulta sorprendente que los foros online sean el refugio de lo malo. Pero no sólo puede verse la influencia de Trump en los lugares tenebrosos de Internet, también está a vista de todos. David Duke -defensor de la supremacía de los blancos y exlíder del Ku Klux Klan del que Trump evitó renegar al principio- ha anunciado que tiene la intención de entrar en el Senado estadounidense por Louisiana. Tal y como redactó Dante Ramos en The Boston Globe, "cuando David Duke salió de su ciénaga y empezó su carrera hacia el Senado de Estados Unidos, lo único que estaba haciendo era responder a las sacudidas del panorama político". Además, Duke ha relacionado explícitamente sus aspiraciones a llegar al Senado con la popularidad de Trump: en un vídeo de campaña, afirmó lo siguiente: "Estoy encantado de ver a Donald Trump y a la mayoría de los estadounidenses acoger y comprender la mayoría de asuntos que he defendido durante años".

Existe un antídoto en el mundo mágico, algo que hace que los dementores huyan. Se conoce como Patronus, una fuerza poderosa y positiva que se puede convocar con el encantamiento Patronus ("Expecto Patronum"). El Patronus suele tomar la forma de un animal (en el caso de Harry es un ciervo). Hermione lo considera "magia muy avanzada".

En el mundo muggle, nuestro Patronus puede convocarse a la hora de votar. Y, aunque desgraciadamente no existan unas palabras mágicas que ahuyenten al dementor y que deshagan el daño que ya ha hecho al país, hay una serie de pasos que se pueden empezar a seguir ahora mismo para tratar de minimizar las probabilidades de que el dementor absorba el alma de este país. Esta semana, en la Casa Blanca, Barack Obama animó a los republicanos a retirar su apoyo a Trump: "Creo que el candidato republicano no es apto para ser presidente". "Lo dije la semana pasada y él lo sigue demostrando. La idea de que ataque a la familia de un veterano que ha muerto en combate y que se ha sacrificado enormemente por nuestro país, el hecho de que no parezca tener un conocimiento básico de los asuntos importantes de Europa, de Oriente Medio o de Asia significa que es una persona totalmente inadecuada para desempeñar este trabajo", explicó

El Patronus más poderoso no será el de los demócratas, sino el de los republicanos. Son esos republicanos que han puesto a su país por delante de su partido los que pueden conseguir levantar un muro entre Donald Trump y la Casa Blanca.

No se puede ignorar alegando que es un partidismo total. Es cierto que no tiene precedentes que un presidente le pida al partido de la oposición que abandone a un candidato. Pero está completamente justificado porque esta presencia tan peligrosa, inestable y corrosiva está a un paso de liderar -y posiblemente destruir- nuestro país, y eso tampoco tiene precedentes.

Sin embargo, el Patronus más poderoso no será el de los demócratas, sino el de los republicanos. Son esos republicanos -los representantes elegidos oficialmente o los miembros más importantes del partido- que han puesto a su país por delante de su partido los que pueden conseguir levantar un muro entre Donald Trump y la Casa Blanca. La lista de los que han rechazado abiertamente a Trump es pequeña, pero sigue creciendo. Por eso, quiero elogiar en forma de Patronus a los senadores Ben Sasse, de Nebraska, y Mark Kirk, de Illinois, y a los representantes Richard Hanna, de Nueva York; Charlie Dent, de Pensilvania; Adam Kinzinger, de Illinois; Mike Coffman, de Colorado; e Ileana Ros-Lehtinen, de Florida. También a George H.W. Bush; a George W. Bush; a Jeb Bush; a Mitt Romney; al antiguo miembro del Congreso estadounidense Vin Weber; al expresidente del Comité Nacional Republicano Marc Racicot; a la directora general de Hewlett Packard, Meg Whitman; al exalcalde de nueva York Michael Bloomberg; a la asistente de Jeb Bush, Sally Bradshaw; a los estrategas republicanos Stuart Stevens y Rick Wilson; al exasistente de John McCain, Mark Salter; y al antiguo redactor de discursos de George W. Bush, David Frum.

Desgraciadamente, muchas personas con principios cercanas a Trump y al Partido Republicano han perdido sus almas por culpa del Beso del dementor. Aunque todavía hay tiempo para salvarlas. No sólo deberían preguntarse si quieren pasar los siguientes 95 días dando la cara por cada vergonzoso ataque por parte de la persona a la que apoyan, sino si quieren dar la cara ante la historia por cada daño que provoque en caso de que se convierta en presidente.

En palabras de Khizr Khan: "Es una obligación moral, la historia no los perdonará".

Este post fue publicado originalmente en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Irene de Andrés Armenteros.