Bulgaria en el corazón del lenguaje europeo

Bulgaria en el corazón del lenguaje europeo

¿Qué puede hacer Europa por nosotros? La Europa de los ayatolás del déficit no tiene respuesta para algunos asuntos, como por ejemplo que Bulgaria tenga una deuda del 15% sobre el PIB (la segunda más baja de la UE), un déficit público por debajo del 3% y sin embargo la calle esté encendida.

La gente está harta de su Gobierno. Indignación frente a la corrupción, la endogamia y una falta de perspectiva positiva frente a una grave crisis económica. Ha habido escuchas ilegales de altos funcionarios. Las protestas forzaron al Gobierno a convocar nuevas elecciones. Pero... ¡Sorpresa! La oposición no ha logrado aglutinar ese descontento; ha aumentado el populismo y la extrema derecha. ¿Resulta familiar?

Regreso de Sofía, Bulgaria, donde se han celebrado elecciones generales. Me he encontrado con relatos familiares. Tenemos los europeos problemas parecidos, a pesar de nuestra gran diversidad cultural, económica y social. Nos parecemos mucho más de lo que nos creemos. Comenzamos a hablar sobre nuestros problemas de una manera similar. Bulgaria está tristemente en el corazón del lenguaje de nuestra Europa en crisis.

El ex primer ministro laborista Clement Attlee dejó escrito: "La gente se merece una vida que merezca la pena ser vivida y un Gobierno que les sirva". La crisis en Europa siembra la desesperanza sobre millones de personas que observan impotentes cómo los principales partidos y sus gobiernos no son capaces de sacar la cabeza de un sistema que hace aguas por la corrupción y el amiguismo. Si en la Europa de los rescates se está librando un pulso entre los mercados y los gobiernos democráticos, las debilidades de los segundos solo contribuyen a aumentar la desesperación de unos ciudadanos huérfanos y en apuros. ¿Y a mí quien me sirve, si tengo el agua al cuello? Salvados los bancos, ¿cuándo llega mi rescate?

El populismo y la xenofobia se frotan las manos. ATAKA, un partido xenófobo que conjuga un discurso contra la población turca y gitana con una defensa del proteccionismo económico, ha obtenido un 7% de los votos y ahora será clave para la definición de un nuevo Gobierno. Hay que reconocer que la austeridad que patrocina esta Europa alemana produce un aumento de los partidos populistas inversamente proporcional a su falta de resultados en el terreno económico.

Converso con una joven militante del BSP (el partido socialista búlgaro). No da crédito a los resultados. Después de las protestas y el descontento, su partido ha mejorado el resultado pero no lo suficiente para asegurarse el Gobierno. GERB, el partido del Gobierno capitaneado por el tenebroso ex primer ministro Boyko Borisov ha ganado las elecciones, aunque con una mayoría escasa en un parlamento fragmentado y con acusaciones de fraude como telón de fondo. En todo caso, una cosa es el malestar social con un Gobierno corrupto que no da resultados y otra distinta la canalización de esa desesperanza por el principal partido de la oposición. También suena muy familiar.

Sea cual sea la composición del nuevo Gobierno, comenzará a gobernar con un bajísimo apoyo popular. Como advierte el sociólogo Yuriy Aslanov, "la sociedad se niega a aceptar los resultados electorales como una salida de la crisis y un comienzo para el desarrollo. Ninguno de los problemas que han dado con estas elecciones anticipadas han tenido una respuesta electoral".

¿Qué puede hacer Europa por nosotros? -me preguntan en Sofía. ¿Y el Parlamento Europeo? La Europa de los ayatolás del déficit no tiene respuesta para algunos asuntos, como por ejemplo que Bulgaria tenga una deuda del 15% sobre el PIB (la segunda más baja de la UE), un déficit público por debajo del 3% y sin embargo la calle esté encendida.

El futuro de los búlgaros depende sobre todo de ellos mismos. La tarea de regeneración del sistema y de los partidos corresponde a los búlgaros. Sobre todo a los jóvenes, pero éstos cada día emigran a otras latitudes en busca de un futuro próspero. Un cuento muy europeo.