Fanfilms: cuando los fans se montan su película

Fanfilms: cuando los fans se montan su película

El circuito de las películas de fanáticos parece estar acotado; los fans las producen y ellos las consumen sin que exista ningún aporte o reporte comercial. Muchos piensan que de lo contrario la pureza del producto se vería alterada y, además, el copyright impide su distribución comercial.

Se denominan películas de fans, traducción literal de fanfilm, a las grabaciones amateurs en las que los lectores adaptan sus libros favoritos y los cuelgan en sus canales de YouTube. La literatura juvenil es una de las que más películas de este tipo genera. Harry Potter o Crepúsculo acumulan un buen puñado de enlaces, aunque resultan mucho más curiosas las basadas en novelas de éxito que aún no cuentan con su versión cinematográfica. Por ejemplo, la que circula por la red desde hace meses basada en la saga Los juegos del hambre, de Suzanne Collins, esperan mordiéndose las uñas la adaptación cinematográfica de la segunda parte: En llamas. El estreno no tendrá lugar hasta el mes de noviembre, aunque hace meses que se puede matar el gusanillo con esta versión latina de andar por casa de la historia.

Genera también expectación Divergente, trilogía distópica superventas cuya película oficial llegará a las pantallas el próximo año. La versión amateur, rodada por un grupo de fanáticos en escenarios caseros, a pesar de la ambientación futurista del libro, sigue al pie de la letra lo que ocurre en los primeros capítulos de la novela.

También se encuentran en YouTube los vídeos de una versión no autorizada de la novela que disparó la nueva ficción para adultos, 50 sombras de Grey. En concreto el de esta escena de la tórrida historia de Anastasia y su amo en la bañera acumula casi un millón de visitas.

El circuito de las películas de fanáticos parece estar acotado; los fans las producen y ellos las consumen sin que exista ningún aporte o reporte comercial. Muchos piensan que de lo contrario la pureza del producto se vería alterada y, además, el copyright sobre la historia impide su distribución comercial. Aunque ya hay quienes le han visto potencial al tema y han conseguido sortear los impedimentos para rentabilizar el asunto. Hank Green y Bernie Su son los cerebros detrás de El diario de Lizzie Bennet, un iVlog (como un videoblog, blog pero con vídeos en lugar de entradas escritas) de cien capítulos de menos de cinco minutos de duración que plasma con originalidad la novela libre de derechos Orgullo y prejuicio, de Jane Austen. Esta revisión es un híbrido entre webserie y película de fans que adapta el clásico al lenguaje contemporáneo de sus lectores, y fue calificada por el periódico The Guardian como la mejor adaptación de Orgullo y prejuicio en el 200 aniversario de la novela. El lanzamiento de la serie en DVD desde Kickstarter produjo unas ganancias de más de cuatrocientos mil dólares.

Las películas de fans, ya sean de calidad ínfima o aspecto profesional, se encuentran un peldaño por encima de la ficción de fans escrita que tantas páginas ocupa en Internet. Ambos productos son tramos de la escalera que recorre la llamada narrativa transmedia, definida por Henry Jenkis en su libro Convergence Culture y el tema de conversación favorito en la actualidad en las facultades de Comunicación audiovisual. Como señala el artículo de la experta en el tema Mairena Ruiz, podríamos decir que el transmedia es una forma de contar historias utilizando varios medios que se complementan entre sí. Libros, salas de cine, redes sociales, youtube, videojuegos, teléfonos móviles y eventos convergen en un proceso de dispersión de los elementos integrales de una historia a través de sus múltiples canales de distribución. De esa manera la lectura de una novela, aparentemente un acto individual, se convierte en una experiencia de inmersión participativa.

El transmedia es una nueva narrativa que incluso permite que la historia llegue a ser asimilada por los lectores hasta hacerla propia. Las películas de fans son uno de los resultados de esas interacciones, híbridos (cuya gestación recuerda a la ideología punk del Do it yourself, Hágalo usted mismo de los años 70) que pueden potenciar el producto original. Un ejemplo del alcance transmedia de las películas de fans en la literatura juvenil ocurrió en nuestro país con la novela Canciones para Paula del escritor sevillano Francisco de Paula firmada bajo el seudónimo Blue Jeans. Este libro comenzó a escribirse en el año 2008 en el ya arcaico Fotolog, capítulo a capítulo, de modo que los lectores siguieron la construcción de la historia. Además, el autor organizó un concurso de películas basadas en el libro que las lectoras colgaron en Internet. El éxito en la red de la novela y sus derivados hizo que la editorial Everest la publicara años más tarde, convirtiéndose entonces en una trilogía superventas que confirmó el poder del transmedia.

Las adaptaciones amateurs de novelas juveniles en YouTube son un fenómeno en auge que evidencia un cambio en el consumo y asimilación de la literatura entre los adolescentes. Los jóvenes ya no se quedan de brazos cruzados esperando a que los grandes estudios se fijen en sus libros favoritos, sino que se adelantan a ellos (desde aquí invito a los lectores de mi novela Enlazados a que hagan su propia película, que no parece que los de LionsGate se animen). Aunque por el momento las productoras no se toman muy en serio lo que hacen. Bueno, ni las productoras ni casi nadie; probablemente vosotros os hayáis reído al ver algunos de estos vídeos amateurs. Si no ha sido el caso, reconozco que yo sí lo hice. Pero después me acordé de que 50 sombras de Grey, el libro que impedió que el mercado editorial se derrumbara el pasado año, salió de una ficción de fans de Crepúsculo colgada en un foro de Internet que probablemente despertó más de una risotada. Quién sabe si la próxima adaptación cinematográfica de un éxito de la literatura juvenil saldrá del canal de YouTube de una fan adolescente.