Aguirre tiene dos voces

Aguirre tiene dos voces

Esperanza Aguirre maneja su comunicación pública de forma magistral: conoce a sus públicos y tiene a su audiencia en mente cuando se dirige a ella, adapta la narrativa a cada ocasión, ayuda a transmitir su visión de los hechos a través de la voz. Ante audiencias hostiles se crispa y disimula, ante audiencias afines se agranda.

Calificar a Esperanza Aguirre de animal político es ya un lugar común. La gente la considera lista, que no da puntada sin hilo, fuerte: o sea, fría y calculadora, y que no se deja amedrentar.

Hace unas semanas la escuchamos en calidad de ciudadana particular de 60 años que comete una infracción de tráfico y es sancionada por ello. Y que si huyó, que si no huyó.

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Imagen: commons.wikimedia.org.

Voz

La señora Aguirre es muy expresiva, por eso su habla es bipolar: en ocasiones suena a mujer de rompe y rasga, en otras, a damisela en apuros. Se muestra ora impositiva, ora colaboradora; ora castiza y casi chulesca, ora elegante y distinguida.

Análisis acústico-fisiológico

Voz 1

Frágil, sin cuerpo. Emitida con una columna de aire pulmonar que tiene escasa velocidad y que por tanto no provoca que los pliegues vocales ondulen y vibren con la suficiente amplitud. La laringe trabaja en modo ahorro de energía y genera unas ondas glóticas irregulares que suenan como una voz crepitante de muy baja intensidad [audio].

Voz 2

Firme, sonora, brillante. El aire sí sale a suficiente velocidad y la ondulación de los pliegues vocales es amplia. Las ondas glóticas son regulares -timbre brillante- y con un cierre firme -intensidad alta-. Con esta voz se gasta más aire [audio].

Análisis dinámico-frecuencial

Voz 1

La cualidad de crepitante requiere poca intensidad -no puede ser fuerte-. El rango frecuencial es amplio: desde los 78 Hz en el momento más grave, hasta los 505 Hz en el momento más agudo -sílaba 'mul' en '¿es que me va usté a quitar la multa?-, que, por supuesto, se produce en el registro de cabeza, o falsetto [audio]. En su Voz 1, la presidenta usa mucho el falsete.

Voz 2

Aguirre juega con cambios de intensidad para enfatizar algunas palabras de su mensaje [audio]. La variación entre la frecuencia más grave y la más aguda también es amplia, y en este caso, el agudo es estridente y tenso [audio].

Contexto

Voz 1

Esperanza Aguirre usa esta voz cuando le cuenta a Ángels Barceló que ella obedeció en todo a los agentes que la multaron, solo que como no tenía intención de recurrir la multa y "tenía prisa", no se quedó a recibir la copia. Y que además es una "ciudadana particular" [audio] -el tono agudo (227 Hz) que usa en esta ocasión refrenda su impotencia-.

Voz 2

Con esta voz interpreta el personaje del agente en el relato de su aventura [audio]. También la usa para mostrar su rebelión legítima contra el trato recibido -"mentira, prepotencia y machismo"- [audio].

Es también su voz pública, por ejemplo la del pregón de la Feria taurina de Sevilla, tan adecuada para hablar de valentía y temeridad. Los finales crepitantes reflejan una laringe que se contrae e impide la vibración de los pliegues vocales [audio]. No es oro todo lo que reluce.

Velocidad de elocución

El habla en público de la señora Aguirre es en general parsimoniosa. En su discurso ante la Cámara de los Comunes, por ejemplo, dice algunos enunciados con una velocidad de 161 sílabas por minuto [audio] -en la comunicación pública en inglés la media ronda las 235 sílabas por minuto-. Esto demuestra su necesidad de control y su perfeccionismo: antes que equivocarse, pronunciar algo mal, o trabarse, mejor hablar despacio. Separa las palabras y evita las contracciones. En español también separa las palabras [audio] como recurso expresivo.

Pero cuando es presa de la indignación habla rápido: 450 sílabas por minuto [audio] -su media en discurso es de 275 sílabas por minuto-. Pierde el control.

Análisis comunicativo

Esperanza Aguirre maneja su comunicación pública de forma magistral: uno, conoce a sus públicos y tiene a su audiencia en mente cuando se dirige a ella. Ejemplo: con Ángels Barceló -Cadena Ser, poca empatía ideológica con la presidenta- se muestra por un lado agresiva y displicente -trata de impedir que le formule las preguntas, grita "¡No, no!", "¡Es mentira!"- y por otro usa su Voz 1 para ponerse en el papel de ciudadana particular que solo paró un minuto, etc.

Con Jiménez Losantos -esRadio, grandes seguidores de Aguirre- sonríe, opina y comenta con tranquilidad lo ocurrido. Los tertulianos le ríen las gracias.

Dos, adapta la narrativa a cada ocasión: si hace el pregón taurino habla de valentía, temeridad y españolismo -ole-. Si habla en la Cámara de los Comunes, su acento es más británico y su voz más elegante [audio] que la de la Reina de Inglaterra. Si habla de que la han pillado con el coche vacío en el carril bus de la Gran Vía, ella pide perdón y dice que es la más respetuosa con las normas.

Tres, ayuda a transmitir su visión de los hechos a través de la voz: el agente fuerte e inconmovible [audio] frente a la sexagenaria desvalida [audio].

En resumen: es poco asertiva. Ante audiencias hostiles se crispa y disimula, ante audiencias afines se agranda. Desea agradar y para ello maneja la situación comunicativa mediante las herramientas a su alcance: la voz, la velocidad, la narrativa.

Es grato encontrar un político que encima del escenario se trabaje tanto el acto de comunicación, aunque pertenezca a esa clase de ciudadanos que dejan el coche parado donde les conviene cuando les viene bien.