Vamos a intentarlo

Vamos a intentarlo

¿Qué va a pasar? Si hay una pregunta repetida desde las pasadas elecciones generales es ésta. Por muy implicado que se pueda estar en su respuesta, nadie puede saberlo aún. La política es cualquier cosa menos una ciencia exacta y, hoy por hoy, el horizonte político más próximo sólo se podría vislumbrar en una bola de cristal, una herramienta que apenas tiene la fiabilidad de algunas encuestas. Pero sí hay preguntas que ya tienen respuesta.

¿Qué va a pasar? Si hay una pregunta repetida desde las pasadas elecciones generales es ésta. Por muy implicado que se pueda estar en su respuesta, nadie puede saberlo aún. La política es cualquier cosa menos una ciencia exacta y, hoy por hoy, el horizonte político más próximo sólo se podría vislumbrar en una bola de cristal, una herramienta que apenas tiene la fiabilidad de algunas encuestas.

¿Qué va a pasar? Para aproximarnos a una respuesta podemos plantearnos tres preguntas que sí tienen contestación. Por partes:

¿Qué está pasando?

Tras la inédita espantada de Mariano Rajoy, ante su escapismo, deslealtad e inacción, los socialistas encabezamos en este momento el intento -subrayo la palabra- de liderar un cambio progresista y reformista que, cumpliendo el deseo mayoritario de las urnas, resuelva con políticas nuevas los principales problemas de los españoles tras cuatro años de retroceso y recortes dictados por la derecha. Para conseguir este objetivo, pensando en el interés general de la mayoría y no en los intereses particulares de cada partido, Pedro Sánchez ha encadenado en los últimos días una ronda de contactos, diálogo y encuentros con el resto de fuerzas representadas en el Congreso para pulsar su ánimo, medir sus intenciones y explicarles el proyecto que lideramos los socialistas.

Es muy pronto para adelantar conclusiones. El hecho de abrir estas conversaciones es una buena noticia, al superar el estancamiento derivado de la nula capacidad de acuerdo del PP y la aversión al diálogo de Rajoy, pero es necesario dar tiempo al tiempo. Sin frentes, con la mano tendida, Pedro Sánchez ha propuesto a todos que abandonen los vetos y hablemos de futuro.

¿Qué puede suceder?

Hemos iniciado un camino cargado de responsabilidad, diálogo y moderación que los socialistas deseamos que puede desembocar en un gobierno que mejore el día a día de la mayoría a la que el PP ha dado la espalda. La mano está tendida. Lo estamos intentando con ilusión, rigor y mucho empeño, pero el cambio que nació de las urnas el pasado 20 de diciembre no es patrimonio de un solo líder o de un partido político. Es necesario que todas las formaciones que aspiren a superar el pasado que representa Mariano Rajoy pensemos en lo que une más que en lo que nos separa y demos un paso al frente para sumar soluciones. Los socialistas ya lo estamos haciendo. ¿Podemos conseguirlo? No es fácil, pero tampoco imposible, basta con cambiar vetos por valentía. Los vetos sólo contribuyen a que siga gobernando Rajoy. Nuestro país merece una política que hable de los ciudadanos y políticos que se escuchen. Nadie entenderá lo contrario. Quien crea que gana haciendo que pierdan todos, se equivoca y perderá más que nadie.

¿Qué no va a ocurrir?

No vamos a tirar la toalla y a huir de nuestra responsabilidad como ha hecho el PP. No vamos a gobernar a cualquier precio ni con cualquiera. No vamos a explorar ninguna vía que quiera romper la integridad de España o no respete la Constitución y la ley. Tampoco vamos a comenzar la casa por el tejado ni a amueblarla -pensando en los sillones- antes de tener construidos los cimientos.

Los socialistas tenemos un proyecto que ofrecer a toda la ciudadanía, un proyecto que mejora con el diálogo y el intercambio de ideas para construir un tiempo nuevo que responda a los cuatro grandes problemas de nuestro país: el empleo, la desigualdad, la falta de confianza en las instituciones y la crisis territorial. Somos muy conscientes del desafío. Sabemos que es un reto, pero nos mueve el sentido del deber con tanta fuerza como ganas. Vamos a intentarlo. Con rigor y responsabilidad. Con convicción. Por principios.