Ilusionar para ganar

Ilusionar para ganar

La alternancia en los gobierno se produce por desgaste y por las decisiones erróneas del partido gobernante y en pocas ocasiones porque el principal partido de la oposición gane las elecciones con propuestas que lleve a los ciudadanos a votarles masivamente como alternativa.

Desde que este país asumió el actual sistema democrático, la alternancia en los gobierno se produce por desgaste y por las decisiones erróneas del partido gobernante y en pocas ocasiones porque el principal partido de la oposición gane las elecciones con propuestas que lleve a los ciudadanos a votarles masivamente como alternativa. Solo recuerdo un caso: el de la victoria socialista en el 82 que generó una ilusión en la ciudadanía que permitió al PSOE ganar las elecciones con un resultado histórico. En cambio, los casos en el otro sentido son mayoría: cuando perdió Felipe González por desgaste, Rajoy por el 'No a la Guerra' entre otras cosas, Rubalcaba por el desgaste de la crisis...

Seguramente por esto, los partidos que aspiran a llegar a ser los responsables de las instituciones ponen todas sus energías en intentar desgastar al gobierno de turno. Es en este caso mucho más sencillo destruir que construir y más útil para tener la repercusión mediática necesaria para estar en el foco público. Por suerte, creo que esto va a cambiar de forma considerable en los próximos tiempos. La crisis económica, la falta de transparencia y los casos de corrupción han provocado una desconfianza y desilusión generalizada de la ciudadanía en la política, algo que se traslada en mayor medida a los partidos mayoritarios.

El partido que quiera ganar las próximas elecciones deberá ilusionar con propuestas, con formas de actuar, con compromiso de cumplimiento del programa, haciendo un verdadero ejercicio de reinvención. Pero esta tarea que en principio pudiera parecer sencilla, es harto complicada y más si hablamos de los partidos mayoritarios, ya que previamente tienen que superar una barrera que se ha levantado y que es muy difícil de lograr. Me refiero a las pocas ganas de los ciudadanos a escuchar a los políticos y mucho menos a creer lo que les digan. Se han sentido engañados muchas veces en poco tiempo.

Y en esto está la clave de los resultados en las próximas elecciones. ¿Qué necesitan los ciudadanos para que un partido les ilusione? Me atrevería a decir que quien consiga la fórmula para salir de la crisis tendrá mucho terreno ganado. Pero ¿qué se entiende por la salida de la crisis? ¿Empezar a crecer económicamente? Esto no garantiza la ilusión de la mayoría. Puede que haya crecimiento de las cifras macroeconómicas sin que este se traslade a la ciudadanía. ¿Una bajada en las cifras del paro? Depende, porque pueden descender simplemente porque la gente desesperada decida abandonar el país o no inscribirse en las listas del paro, o que se encuentre trabajo bajo unas condiciones que no permita vivir, sino malvivir.

También podríamos pensar que se ilusionaría fácilmente cambiando la forma de elección interna de candidatos, pero viendo como el Partido Popular ha ganado las elecciones por amplia mayoría en varias ocasiones sin que conozcamos mucho de sus procesos de elección, este no es un elemento que por si solo se vaya a convertir en el elemento diferenciador que decida las elecciones.

Empieza, pues, un nuevo tiempo en la política. No va a ser suficiente con un buen cabeza de cartel o pertenecer a un partido mayoritario. Lo que desearían los ciudadanos es poder elegir en una lista abierta cuáles son sus representantes, pero como esto va a ser difícil, por necesitarse para ello un cambio de la ley electoral, algo para lo que se necesita un amplio consenso que parece difícil de conseguir en estos momentos, los ciudadanos van a mirar con lupa las listas y un error en su confección les puede costar las elecciones, por muy buena que sea la cabeza o por mucho marketing que rodee a las siglas. Los ciudadanos van a querer saber quiénes son sus candidatos, que han hecho en sus anteriores responsabilidades, cuales son propuestas y su forma de pensar.

En definitiva muchas cosas tienen que cambiar los que quieran ganar las próximas elecciones y no va a ser un único elemento el que decida el vencedor, va a ser una suma de acciones, de actitudes y de propuestas. Mucha empatía para entender a los ciudadanos y mucha humildad para no situar a la política en un escalón distinto al de los ciudadanos.