La irrupción de lo nuevos partidos y los medios de comunicación

La irrupción de lo nuevos partidos y los medios de comunicación

Si los partidos tradicionales consiguen hacer las reformas necesarias y consiguen ofrecer seguridad a los ciudadanos, estarán en disposición de superar una situación actual que, en caso contrario, les puede llevar a desaparecer o convertirse en partidos sin opción de gobierno estable.

Los medios de comunicación están prestando mucha atención y ríos de tinta en los últimos tiempos al ascenso electoral en el panorama político de partidos desconocidos -incluso inexistentes- hasta hace poco y al descenso de los partidos mayoritarios en España durante los últimos años, casi desde la nueva época democrática.

Para comprender este fenómeno hay que entender primero la situación en la que se encuentra la sociedad española: estamos inmersos en una crisis económica de una magnitud que pocos habían vivido antes. A esto debemos sumar la proliferación de casos de corrupción que tienen indignada a la sociedad española, todo esto unido a que estamos en una sociedad radicalmente distinta, que evoluciona a gran velocidad, gracias a los avances de la tecnología y la sociedad en red.

Los que tuvimos la oportunidad de votar en las elecciones europeas nos encontramos con muchas papeletas de partidos nuevos, y ante esto cabe la pregunta: ¿Por qué uno ha subido por encima del resto de una forma muy diferenciada? Ante esta pregunta habrá muchas teorías. Aquí va la mía: el gran problema de los partidos nuevos es su poca capacidad para darse a conocer a través de los medios de comunicación, pero, a diferencia de otros que surgieron poco antes, este sí ha contado con el apoyo mediático. Si se hiciera una valoración económica del coste de una campaña mediática de este calado, llegaríamos a la conclusión que ningún partido sería capaz de hacerle frente, pero esta ha llegado regalada.

Evidentemente este no es el único motivo de ascensión destacada de este partido, también ha tenido gran influencia que ha nacido en la época de mayor desafección política, que han sabido entender la realidad en la que nos encontramos e interpretar los nuevos paradigmas de forma correcta, y que no tienen ningún tachón en su trayectoria, al no tener pasado.

Este nuevo partido no está libre de los males que acechan a los partidos mayoritarios por una sencilla razón: una organización política no es más que la suma de personas, y este partido lo forman muchos de los que antes estuvieron relacionados con los partidos a los que ahora tanto detestan. ¿Está libre de futuros casos de corrupción? Evidentemente no, porque lo único que garantiza la ausencia de corrupción es el no haber tenido responsabilidad de gestión de lo público. Los partidos no son corruptos, son algunas personas que forman parte de ellos. Lo único que garantiza la eliminación de los casos de corrupción es el aumento de los controles y la transparencia total en la gestión del dinero público.

No quiero que de estas reflexiones previas se saque la conclusión que los partidos mayoritarios y tradicionales no puedan cambiar su situación actual y sus perspectivas de futuro. Lo primero que deben hacer es analizar la realidad, les guste o no, y tomar las decisiones adecuadas.

Si preguntas a los ciudadanos si prefieren vivir en una casa nueva o en la casa de siempre, aunque esté un poco más deteriorada por el paso del tiempo, la mayoría preferirían vivir en una nueva, a no ser que la antigua les dé más seguridad y una serie de ventajas respecto a la nueva. Y mucho más, teniendo en cuenta que, con el paso del tiempo, nos volvemos más conservadores y preferimos no cambiar. Esto es en parte lo que está pasando respecto a los partidos tradicionales y los nuevos. Ya no existe esa necesidad de seguridad, porque la situación se ha deteriorado tanto que existe la percepción que llegue quien llegue al Gobierno, la cosa no puede empeorar más. Si los partidos tradicionales consiguen hacer las reformas necesarias para volverse a hacer atractivos y consiguen ofrecer seguridad a los ciudadanos, estarán en disposición de superar una situación actual que, en caso contrario, les puede llevar a desaparecer o convertirse en partidos sin opción de gobierno estable.