Cómo controlar los nervios: 6 consejos útiles

Cómo controlar los nervios: 6 consejos útiles

Pixabay

El nerviosismo suele estar relacionado con hechos concretos a los cuales se tiene que enfrentar una persona en su vida cotidiana, como por ejemplo hablar en público, hacer un examen o asistir a una entrevista de trabajo. Las sensaciones fisiológicas del nerviosismo pueden parecerse mucho a la ansiedad, sin embargo se reducen al desempeño de la actividad en cuestión y tienden a desaparecer una vez que ha terminado el evento que las ha despertado. La ansiedad, por el contrario, tiene un carácter más difuso y limitante. Los síntomas de ansiedad y nervios pueden ser desagradables y muy molestos.

¿Cómo controlar los nervios?

Existen multitud de técnicas que nos pueden ayudar a controlar los nervios ante una situación determinada y que también nos ayudarán a controlar la ansiedad.

1. Aprende a respirar correctamente

Cuando estamos nerviosos respiramos más rápido y se dificulta la inhalación. Como consecuencia nuestro cerebro detecta de forma automática que estamos teniendo una respiración agitada y aumenta el nivel de alerta. Para evitar que esto suceda podemos aprender a controlar la respiración cuando notemos que nos estamos poniendo nerviosos. En este sentido, una técnica muy útil consiste en inhalar muy lentamente contando hasta 5 para luego exhalar el aire también de manera lenta y pausada contando de nuevo hasta 5.

2. Practica meditación

La práctica diaria de meditación es un excelente antídoto para controlar los nervios. A diferencia de las técnicas de respiración mencionadas en el párrafo anterior, la meditación debe convertirse en una técnica constante para realizar cada día aunque no nos sintamos nerviosos. En este sentido, el mindfulness nos ayuda a ser más conscientes de nuestras sensaciones y pensamientos en el aquí y el ahora, sin pretender que nada cambie y abriéndonos a la experiencia tal y como sucede.

3. Cuestiona tus pensamientos y relativiza

Nuestra mente funciona mucho más rápido cuando estamos nerviosos. Sin embargo esto no significa que sea mucho más productiva o eficiente, todo lo contrario, ante un estado de nervios nuestra mente tiende a desbocarse y a tener todo tipo de ideas por irreales que puedan resultar. La memoria y el razonamiento puede fallar y el estado de alerta que hemos activado tiende a focalizar la atención en todos los pensamientos que cruzan nuestra mente por improbables que resulten.

Una manera de calmar la mente consiste en cuestionar la veracidad de nuestros propios pensamientos. Podemos comenzar por preguntarnos cuáles son las probabilidades de que ocurra eso que tememos. Incluso podemos ir un paso allá y tratar de relativizar la hipotética situación preguntándonos qué es lo peor que podría suceder y exponiéndonos a ello. Por ejemplo, alguien que tiene miedo de suspender un examen podría preguntarse cuántas veces ha suspendido un examen con anterioridad y cómo podría enfrentarse a un suspenso.

4. Deja lugar a la improvisación

En algunas ocasiones el exceso de control es lo que paradójicamente nos pone más nerviosos. Está bien que tratemos de ensayar y practicar la situación a la que nos vamos a enfrentar, pero llegados a un punto debemos asumir y aceptar que parte del evento no va a estar bajo nuestro control. Es en ese punto donde debemos dejar lugar a la improvisación. Por ejemplo si vas a asistir a una entrevista de trabajo en la cual no sabes lo que te van a preguntar, es lógico que te prepares un esquema básico de tu experiencia laboral, pero no es necesario recitar toda tu trayectoria profesional de memoria con puntos y comas.

Precisamente cuando no dejamos lugar a esa improvisación es cuando más nerviosos nos ponemos ante cualquier imprevisto.

5. Practica deporte

Al igual que ocurre con la meditación, la práctica de deporte también debe convertirse en una actividad frecuente independientemente del estado de nervios en el que nos encontremos. Cuando realizamos deporte, nuestro cuerpo produce endorfinas que son unos neurotransmisores que facilitan que disminuya la tensión de nuestro interior y nos provocan sensaciones de felicidad y satisfacción.

6 - Aprende técnicas de relajación

Existen numerosas técnicas de relajación que nos pueden ayudar a calmar los nervios en un momento determinado. Sin embargo 2 de ellas son las más populares y conocidas:

  • Relajación Progresiva de Jacobson: La base de esta técnica consiste en la desactivación muscular. Para su ejecución es necesario detectar cualquier tipo de tensión que haya en los músculos de nuestro cuerpo y aprender a reducirla de forma diferenciada por grupos musculares. Su entrenamiento suele producirse a lo largo de siete semanas. Durante este tiempo la persona aprende a tensar y relajar 16 grupos de músculos en el cuerpo.
  • Entrenamiento autógeno de Schultz: Con este entrenamiento se consigue un estado de relajación a través de imágenes mentales o sugestiones. Se inducen en el paciente sensaciones como frío, calor, cosquilleo o pesadez en determinados grupos musculares con el objetivo final de relajarlos. Se recomienda comenzar practicando este entrenamiento al menos dos veces al día. Es necesario escoger un momento y lugar donde no vayamos a sufrir interrupciones y elegir ropa cómoda para su realización.

Finalmente, si la ansiedad persiste, limita e interfiere en la consecución de tus objetivos vitales y sientes que te sobrepasa, la mejor opción es pedir ayuda. Un psicólogo puede ayudar al manejo y gestión del estrés, los nervios y los trastornos de ansiedad. Implicarse conjuntamente con un especialista que ayude a entender el por qué sientes lo que sientes, por qué se mantiene en tu vida una determinada forma de sentir y actuar así como tomar las riendas para construir el cambio en uno mismo es un proyecto ilusionador y con muchos beneficios potenciales.

Síguenos también en el Facebook de El HuffPost Blogs