Cervezas italianas: todo lo que no sabías

Cervezas italianas: todo lo que no sabías

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Hace faltar hablar con un italiano para conocer la cerveza italiana. Él es Federico Crulli. A través de Cerevisia Etrusca, su pequeña distribuidora, importa a España dos microcerveceras italianas: Birrificio 26 Nero y Birrificio Valdarno Superiore. Antes de encender la grabadora, pido una cerveza de la Toscana: una Strong Ale con espelta ecológica y patata roja de Cetica. La espuma de esta cerveza cremosa, dulce y sabrosa aguanta hasta el final de la entrevista.

La cerveza italiana no se prodiga en España. Más allá de Moretti, Peroni y Baladin, son pocas las marcas que llegan a la península. "En España está un poco apartado el panorama italiano. Aquí se mira mucho más hacia el norte de Europa y Estados Unidos. Sin embargo, en Italia hay en este momento 1.000 cerveceras artesanas en activo. El turista que tiene la idea de irse a Italia y hacer, por ejemplo, la ruta de los vinos de la Toscana; ahora también puede hacer ruta de las cervezas", comenta Crulli.

La escasa presencia de cerveza italiana en España no impidió a Il Birrificio di Cagliari ganar la última edición del Barcelona Beer Challenge, el mayor certamen cervecero de la península. "Hacen cervezas con mucho cuerpo, muy peculiares, muy bien hechas, y se lo merecen de verdad. No tienen una IPA. Han ganado sus premios en Barcelona con cervezas que no son IPA. He contactado ya con ello para ver si llegamos a un acuerdo. De momento están sobrepasados con los pedidos", manifiesta el distribuidor.

El fenómeno de la birra artigianale comenzó hace veinte años, y desde entonces ha evolucionado. Al principio, las microcerveceras elaboraban cervezas de alta fermentación "color ámbar rojizo, dulces, con mucho cuerpo y muy cremosas, pero no tan lupuladas como ahora", explica Crulli con cierta nostalgia. A día de hoy, igual que sucede en España, el estilo India Pale Ale ha conquistado el mercado. La mayoría de marcas producen al menos una de estas cervezas cargadas de lúpulo.

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Con el propósito de regular el sector cervecero, la legislación italiana define desde 2016 la producción artesana desde una triple perspectiva. La pasteurización y la microfiltración son incompatibles con la denominación de cerveza artesana. En lo relativo a volumen, la ley fija en 200.000 hectolitros la producción máxima anual de una microcervecera. Asimismo, la empresa debe ser independiente en los aspectos legales y económicos.

"El problema que tenemos en Italia son los impuestos. Un palé en España con mil botellas de cerveza te cuesta 24€ de impuestos. El mismo palé en Italia, hablamos ya de 150€. Esto es un freno muy importante. No puede ser que una artesana pague lo mismo que una industrial. Lo están corrigiendo. Las farm breweries pagan menos impuestos", señala Crulli.

Las farm breweries son las fábricas que cultivan sus propias materias primas. "Si tú demuestras que cultivas por lo menos un 50% de los ingredientes, puedes ser farm brewery, y eso son muchas ventajas. Se supone que son cerveceras que cuidan más el producto. Hay unas cuantas que tienen su campo con su lúpulo y su cebada. Lo que pasa es que sube el precio. Conozco Brasseria della Fonte. A finales del verano, emplean los lúpulos que recolectan en el campo al lado de la farm brewery, y hacen una IPA con sus lúpulos. Nada más recolectarlos, frescos, los ponen en el fermentador", apunta Crulli.

El sector de la cerveza artesanal en Italia se ha desarrollado con fuerza en los últimos años. Según la Unionbirrai, la asociación de cerveceros artesanos, la birra artigianale constituye el 3% del consumo de cerveza. De hecho, Italia cuenta con su propio festival: el Beer Attraction Festival, que se celebra en febrero. Ante este panorama, Crulli se muestra optimista, "creo que en Italia hay mucho futuro. Está evolucionando muchísimo el sector. Cada vez hay más calidad. Las cerveceras italianas tienen un legado con su tierra".

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