La primavera llega con la Milán-San Remo

La primavera llega con la Milán-San Remo

El paso del invierno a la primavera supone el inicio de uno de los tramos más apasionantes de la temporada ciclista, el de las clásicas que se disputan en los verdes y húmedos valles del norte de Europa, fundamentalmente en Francia, Bélgica y Países Bajos. La Milán-San Remo, abre este sábado el ciclo.

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John Degenkolb levanta los brazos por delante de Alexander Kristoff y Michael Matthews, en la edición de 2015. Foto: AFP.

El paso del invierno a la primavera supone el inicio de uno de los tramos más apasionantes de la temporada ciclista, el de las clásicas que se disputan en los verdes y húmedos valles del norte de Europa, fundamentalmente en Francia, Bélgica y Países Bajos. Los primeros destellos de marzo nos anuncian también la llegada de los esperados monumentos, con la prueba que inaugura esta selecta nómina de clásicas, que suponen para los corredores de un día tanto prestigio como el Giro, el Tour o la Vuelta para los corredores de tres semanas.

La Milán-San Remo, la Classicissima para los italianos, abre este sábado el ciclo de las grandes clásicas con un recorrido de 291 km y una participación de lujo. Vencer en esta prueba centenaria, que simboliza como ninguna el cambio de estación con el inicio en la fría llanura padana y final en las cálidas playas de San Remo, bien vale una temporada entera.

Aquí alzaron los brazos clásicos como Pélissier (1912) y Binda (1929 y 31); fueras de serie como Bártali (1939-40-47 y 50) y Coppi (1946-48 y 49); el eterno segundón, Poulidor (1961), y hasta el mismísimo Eddy Merckx, el caníbal que, como no podía ser de otra manera, tiene el récord de victorias, nada menos que siete, entre 1966 y 1976. Ya en la transición al ciclismo moderno, sonaron los nombres de Fignon (1988-89), Bugno (1990) y Chiapucci (1991); y en la última década, inaugurada por Zabel (1997-98-00 y 01), vencieron il bello Cipollini (2002), Petacchi (2005), Cancellara (2008), Cavendish (2009) o Freire, el mejor de los nuestros (2004-07 y 10), y hasta el último vencedor, del año pasado, el sprinter alemán John Degenkolb. Con tanta nobleza a sus espaldas, ganar una Milán-San Remo supone figurar en las páginas de la historia.

Tras la disputa de las recientemente clausuradas París-Niza y Tirreno-Adriático, ambas ganadas por el margen de tiempo más estrecho en sus respectivas historias, los favoritos para este sábado llegan en plenas condiciones. Los dos vencedores, Geraint Thomas (Sky) y Greg Van Avermaet (BMC Racing), estarán en la línea de salida de Milán. El británico, vencedor de la prueba francesa con cuatro segundos de ventaja sobre Alberto Contador, ha dado un paso más, consolidándose esta temporada como corredor para carreras de una semana; mientras que el belga parece haber superado su tendencia a los segundos puestos y aspira este año a protagonizar las citas más importantes de la primavera.

Al mismo tiempo, el corredor del BMC ha establecido, sin pretenderlo, un atractivo y morboso duelo con Peter Sagan (Tinkoff), que no acaba de quitarse el sambenito de segundón, pese a haber obtenido nueve victorias la temporada pasada, incluido el Campeonato del Mundo. Y es que ya van cinco segundos puestos este año para el esloveno, los tres últimos detrás, como no, del belga, que iba para portero de fútbol y un buen día alguien le dijo que probara suerte como ciclista. Veremos si en San Remo es Sagan quien sonríe o, de nuevo, su cara de circunstancias asomará en el segundo peldaño del podium.

Pero, si hay un duelo que ya es todo un clásico, es el de Fabian Cancellara (Trek) y Tom Boonen (Etixx), a quienes veremos frente a frente por última vez esta temporada. El suizo, que ganó la edición de 2008, está pletórico este 2016 con cuatro triunfos, incluida su tercera Strade Bianche, y ha manifestado su deseo de repetir triunfo en San Remo en el año de su despedida.

Por su parte, el belga del Etixx vuelve tras un 2015 más bien gris y después de un proceso de recuperación de la caída sufrida en el Abu Dhabi Tour al final de la temporada pasada, que le hizo perder de manera permanente parte de su audición, al fracturarse el hueso temporal izquierdo del cráneo. Su reaparición en la Vuelta a la Comunidad Valenciana fue valorada por él mismo de manera positiva, y la Milán-San Remo supondrá la puesta a punto perfecta para sus carreras fetiche, el Tour de Flandes y la París-Roubaix, en las que se citará por fin, tras dos años de interrupción, con su alter ego, Fabian Cancellara.

Boonen estará acompañado en el potente conjunto Etixx por dos vencedores de etapa en la Tirreno-Adriático, Zdenek Stybar y Fernando Gaviria, ambos con opciones también para el triunfo en la Classicissima.

La lista de favoritos para esta Milán-San Remo es interminable y destaca sobremanera el apartado de velocistas, disciplina que está atravesando por un momento dorado en los últimos años. Alexander Kristoff (Katusha), vencedor en 2014 y con cinco victorias esta temporada, encabeza la lista de sprinters más laureados en lo que va de año; con recientes victorias de etapa en la París-Niza estarán Michael Matthews (Orica) y Nacer Bohuanni (Cofidis), pique incluido.

André Greipel (Lotto-Soudal), Arnaud Demare (FDJ), Mark Cavendish (Dimension Data), Daniele Bennati (Tinkoff), Elia Viviani (Sky), Matti Breschel (Cannondale), Giacomo Nizzolo (Trek) o Sacha Modolo (Lampre-Merida), son algunos de los hombres rápidos más destacados que se disputarán la victoria en caso de llegada masiva, entre los que se puede encontrar la única baza española, Juan José Lobato (Movistar), quien ya sorprendió con un cuarto puesto en la edición de 2014. No estará, eso sí, el vencedor del año pasado, John Degenkolb (Giant), que aún se recupera del atropello sufrido en Alicante junto a otros cinco compañeros de equipo, mientras entrenaban a finales de enero.

La Milán-San Remo es una carrera especial y no tiene un perfil de ganador claramente definido, en parte debido a las ascensiones a La Cipressa y El Poggio, cercanas a la meta; es como un segundo mundial (también se le ha llamado "el mundialito") en el que todos quieren estar, por eso nombres como los de Vincenzo Nibali (Astana), Tom Dumoulin (Giant), Simon Spilak (Katusha), Philippe Gilbert (BMC Racing), Rui Costa y Diego Ulissi (Lampre-Merida), Michal Kwiatkowski (Sky), Giovanni Visconti (Movistar) o Sep Vanmarcke (Lotto NL), pueden también inscribirse entre la nómina de pretendientes.

Y, como un homenaje a tiempos ya pasados, me permitiré la licencia de añadir dos nombres ilustres: Filippo Pozzato (Southeast), último ganador italiano hace ya una década y Davide Rebellín (CCC), incombustible veterano. Ambos son supervivientes de un ciclismo de otra época, uno por su veteranía (44 años Rebellín, profesional desde 1992) y otro por su brillante precocidad (Pozzato ganó la Tirreno-Adríático del 2003 con 21 años), que contaban sus temporadas por victorias cuando Tony Rominger ganaba el Giro de Italia o Paolo Bettini la Milán-San Remo.

El sábado, tras siete horas de carrera, entraremos en la primavera con un nuevo vencedor.

Este post ha sido publicado inicialmente el blog del autor.