¡'Hashtag' inútil! (segundas partes son peores)

¡'Hashtag' inútil! (segundas partes son peores)

Periodistas y activistas mexicanos protestan por el presunto espionaje que el gobierno mexicano habría realizado de manera ilegal.Getty Images

Hace relativamente poco tiempo, en este mismo blog, les contaba que el ciber activismo en México tendía muchas veces a la inutilidad y al oropel del momento. A ser un monumento como tantos en México.

Los hashtags van y vienen, las causas provocan revuelo, los eslóganes mueven hacia la indignación y las olas se agrandan amenazadoramente contra el estado mexicano, las empresas o algún individuo 'hastageado' como #Lord o #Lady, solamente para que las aguas vuelva a su nivel y la tormenta se desplace a otro escenario y otro novedoso #.

Así lo veo y así lo siento, a pesar mío. Y justo esta semana dio inicio la segunda parte.

Gracias a un artículo de TheNew York Times, explotó el más reciente escándalo del gobierno mexicano. Con contratos y pruebas, el diario estadounidense descubrió una red de espionaje contra periodistas, activistas en lucha por derechos digitales y humanos, incluso se infectaron los celulares de personas del instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO), el cual se dedica, entre otras cosas, a denunciar actos de corrupción de empresas y gobierno que le restan capacidades competitivas al país.

La gravedad del asunto quedó clarísima al generarse en las redes sociales el agresivo y contundente hashtag#GobiernoEspía. Si en el pasado los hashtags hubieran tenido una verdadera repercusión, a favor de los derechos de las personas que han sufrido injusticia o hubieran logrado una reducción en el número de feminicidios que se les pudiera atribuir, quizá cabría el optimsmo.

Hagamos un alto aquí antes de que me tilden de vendido en favor de la mafia del poder, peñista y demás etiquetas, tags, o como quieran llamarle, los cuales han sustituido a la reflexión en nuestros días.

Ironías aparte, no resto un ápice de la importancia que el posible caso de espionaje gubernamental significa.

Si se comprueba, más allá de toda duda legal, que algo así de grave ocurre, considero que deberían de renunciar, o el equivalente que permita nuestra Constitución, al menos el Presidente, el secretario de Gobernación, el director del CISEN (la CIA mexicana) y todos los funcionarios que hayan usado el software Pegassus para espiar a comunicadores y activistas, sin excepción.

De igual forma, me encuentro convencido de que una estrategia de gobierno de este tipo solo puede surgir de un grupo amoral, lo que abona a que México se acerque cada vez más a ser un Estado fallido completo.

Sin embargo, no es el punto de este post sino el hashtag, seguramente inútil, que se produjo como consecuencia.

Por ejemplo, Trendinalia México estuvo reportando durante los días de mayor escándalo el desarrollo de Trending Topics, y en ningún momento mencionó #GobiernoEspía como uno de sus top ten.

Debemos actuar más allá de nuestro teclado, buscar como influir y hacernos oir. No es lo mismo que haya 10k de likes y retuits, que 10k de likes y retuits acompañados de votos de castigo en las urnas.

De igual modo, las pocas encuestas de medios que abordaban el tema, especialmente en radio, dejaron claro que las personas no terminaban de entender qué había pasado ni la gravedad del hecho en sí mismo.

Algunos señalaban que era una buena señal que el gobierno aceptara que relatores de la ONU y de la OEA visiten el país para comprobar la situación de la prensa. Sin embargo, siguiendo con el pesimismo que viene de la experiencia, tampoco es garantía de que pase nada.

Ya ocurrió con el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), que auditaron las investigaciones y conclusiones de las autoridades mexicanas sobre la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa. El desenlace fue un fuerte desencuentro entre el GIEI y el Gobierno, en el cual el último fue acusado de obstrucciones, ocultamiento de pruebas y hasta difamación y amenazas contra los expertos extranjeros.

Por cierto, el caso Ayotzinapa ha tendio una serie de hashtags, de los cuales el más actual es #Ayotzinapa33meses y seguimos sin saber qué ocurrió.

La segunda parte de este post es mucho peor que el anterior, ya que nos demuestra que en realidad las cosas, además de que no cambian con el ciberactivismo de sillón, se repiten y parece que nadie se da cuenta.

Sin embargo, lo dije y lo sostengo, esto es solo el primer paso. Debemos actuar más allá de nuestro teclado o pantalla táctil, buscar como influir y hacernos oir. No es lo mismo que haya 10k de likes y retuits, que 10k de likes y retuits que van acompañados de votos de castigo en las urnas y exigencias a nuestros legisladores para cambiar la ley y mejorar la rendición de cuentas real.

Saludos desde México!