TTIP: más condiciones de entorno para el Mercado Único Digital

TTIP: más condiciones de entorno para el Mercado Único Digital

El desarrollo de la sociedad y economía digital es piedra angular para el crecimiento y empleo en Europa, así como para fortalecer su sistema de bienestar y estado social. Por su trascendencia para nuestro futuro, las decisiones en el ámbito tecnológico deben asentarse en sólidos y transparentes mecanismos democráticos, con mayor participación de las Instituciones europeas.

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Este artículo ha sido escrito conjuntamente con José Antonio García (@joseche_jagg), presidente de ASTIC (Asociación Profesional de Cuerpos Superiores de Sistemas y Tecnologías de la Información de las Administraciones Públicas)

El 1 de mayo, Greenpeace publicó una colección de documentos supuestamente procedentes de las negociaciones entre USA y UE para alcanzar la Asociación Trasatlántica de Comercio e Inversión (Transatlantic Trade and Investment Partnership, TTIP). De modo casi inmediato, la Comisión Europea rebajó el valor de la filtración, calificándola como anticuada y mero reflejo de las posiciones de negociación en un momento concreto, pero sin negar la veracidad de los documentos.

El comunicado de prensa de Greenpeace que acompañó la filtración centraba su análisis en las partes de la documentación relacionada con la protección medioambiental y la seguridad de los consumidores. Sin embargo, el material publicado contiene también textos relativos a otros ámbitos de las relaciones comerciales entre USA y UE que también son objeto de negociación dentro del TTIP. Dentro del área digital, la filtración incluye un texto de la negociación del capítulo relativo a Comunicaciones electrónicas (Telecomunicaciones), que es complementado con algunas referencias en el documento denominado Estado táctico de la negociación. En ambos casos, la veracidad de la filtración implicaría que se estarían negociando aspectos de la economía y sociedad digital también en debate en las instituciones europeas en el marco de la estrategia para desarrollar el Mercado Único Digital.

Ciertamente, como indica la Comisión Europea, lo que señala que el documento Comunicaciones Electrónicas es sólo un reflejo de las propuestas de las partes. No existe indicio que permita juzgar qué opciones de las planteadas por cada una ha sido o va a ser finalmente elegida. Sí puede inferirse una intención de conciliar los diferentes conceptos y disposiciones de los marcos legales de telecomunicaciones en USA y la UE. Algunas de las disposiciones presuntamente propuestas por USA supondría un cambio profundo del escenario regulatorio europeo. Por ejemplo, existen actores europeos que concluyen que el TTIP otorgaría a las autoridades regulatorias poderes para ignorar el marco legal, es decir, para decretar vacaciones regulatorias si lo consideraran adecuado.

Entra en la interpretación subjetiva si las medidas que USA presuntamente propone para los servicios de telecomunicaciones supondría aumentar el poder de las grandes corporaciones en perjuicio de los consumidores. No es discutible que la existencia de un capítulo de telecomunicaciones de amplio alcance en TTIP condiciona la reforma del marco de las telecomunicaciones de la UE prevista en la estrategia del Mercado Único Digital. De un lado, será necesario contrastar en qué medida los aspectos del texto filtrado quedan reflejados en las propuestas legislativas que realice la Comisión Europea en los próximos meses. De otro lado, levanta dudas sobre la autonomía legislativa que las instituciones europeas tendrán sobre la reforma del mercado de las telecomunicaciones, una de las medidas centrales para completar el Mercado Único Digital.

La sociedad civil, favorable o contraria al tratado, también debería prestar más atención a la presencia en la mesa de negociación del TTIP de la política tecnológica digital, especialmente dadas las reticencias de EEUU sobre la estrategia europea en la materia.

El documento Estado táctico de la negociación es necesario situarlo en el marco temporal en que fue presuntamente producido, tras la ronda duodécima de negociación finalizada el 26 de febrero de 2016. Ya se había producido, por tanto, el acuerdo sobre el Privacy Shield que está destinado a regular los flujos de datos personales entre la UE y USA. Sin embargo, el documento filtrado refleja que "USA señaló que los avances en los intereses clave de la UE podría ser acelerada si las discusiones sobre los flujos de datos y las instalaciones de proceso de datos también avanzaran más rápido". Presuntamente, USA estaría estableciendo la línea roja de ir más allá del Privacy Shield, desregulando los flujos de datos de todo tipo entre las partes. Se eliminarían así las normas sectoriales existentes en diversos países de Europa que obligan que ciertos archivos y expedientes de sector público, financiero o sanitario queden dentro del territorio bajo soberanía de cada país. El interés americano parece obvio. Los grandes beneficiados de incluir esta medida en el TTIP serían las grandes compañías de Internet, que serían liberadas de establecer centros de datos en Europa para dar servicio a clientes comunitarios.

El documento filtrado no hace presuponer que la Comisión Europea hubiera aceptado la presunta condición americana de eliminar toda barrera al flujo de datos trasatlántico. Sin embargo, la comunicación Digitalización de la Industria, publicada veinte días después de la duodécima ronda negociadora, indica que la Comisión propondrá en 2016 una iniciativa sobre el libre flujo de datos en el mercado único para "eliminar o prevenir requisitos de localización injustificados en las legislaciones nacionales". Parecería existir un nexo entre lo presuntamente debatido en la mesa de negociación del TTIP y la legislación que la Comisión quiere proponer a las instituciones europeas. Algunos Estados miembros también se han situado en la misma línea de sensibilidad política. Pocos días antes del último Consejo de Telecomunicaciones de la Unión, catorce Gobiernos europeos abogaban por que se removiera toda barrera al libre movimiento de datos no solo dentro, sino también hacia fuera del Mercado Único Digital.

Otros aspectos con incidencia sobre el desarrollo económico y social que se abordarán en el tratado de acuerdo con la filtración son los relacionados con las normas y estándares de accesibilidad y encriptado en productos. La inclusión de tanto un tema como otro dentro de un acuerdo comercial debería preocupar en un estado social y de derecho. No obstante, el reciente affaire entre FBI y Apple al respecto de puertas traseras en productos tecnológicos, ha demostrado en especial la sensibilidad de las regulaciones sobre la materia criptográfica. Otra de las dieciséis medidas incluidas en la estrategia para el desarrollo del Mercado Único Digital es el apoyo a la industria de ciberseguridad europea. ¿Es esto compatible con la pérdida de parte de su soberanía regulatoria sobre materias criptográficas con la firma del TTIP?

El desarrollo de la sociedad y economía digital es piedra angular para el crecimiento y empleo en Europa, así como para fortalecer su sistema de bienestar y estado social. Por su trascendencia para nuestro futuro, las decisiones en el ámbito tecnológico deben asentarse en sólidos y transparentes mecanismos democráticos, con mayor participación de las Instituciones europeas. La sociedad civil, favorable o contraria al tratado, también debería prestar más atención a la presencia en la mesa de negociación del TTIP de la política tecnológica digital, especialmente dadas las reticencias de EEUU sobre la estrategia europea en la materia. Es por ello esperanzador que asociaciones ciudadanas de carácter europeo, como BEUC (asociación de consumidores europeos) o EDRI (asociación europea de promoción de derechos digitales), y empresariales, como Digital Europe, manifiesten su preocupación, en cualquier sentido, por el devenir de los aspectos del tratado relacionados con la sociedad y economía digital. Todo ello contribuye a dar la adecuada relevancia a la materia.

La intención de concluir antes de finales de 2016 la negociación del TTIP puede fijar de modo inamovible alguno de los márgenes para el desarrollo posterior del Mercado Único Digital sin un debate previo real en Consejo y Parlamento. A los intereses nacionales de los Estados miembros se suman nuevos condicionantes que harán más difícil abrir la puerta hacia el futuro de Europa.