QAnon, desde dentro: los conspiranoicos, destrozados por la investidura de Biden

QAnon, desde dentro: los conspiranoicos, destrozados por la investidura de Biden

Así fue la 'fiesta' virtual del grupo conspiranoico durante la toma de posesión de Biden. Spoiler: salió todo mal.

Seguidores de QAnon, a las afueras del Capitolio, durante la manifestación 'Stop the Steal' que acabó en el asalto al Capitolio el pasado 6 de enero. Robert Nickelsberg/Getty Images

La toma de posesión del presidente de los Estados Unidos Joe Biden marca el inicio histórico de un nuevo ciclo en el país y, para miles de estadounidenses, la evaporación de un año de conspiraciones y profecías que, sorprendentemente para ellos, no se cumplieron.

La teoría de la conspiración de QAnon afirma que el expresidente Donald Trump es un semidiós que lucha en secreto contra un estado profundo dirigido por demócratas pedófilos adoradores de Satán. Para sus seguidores, se suponía que Biden no iba a llegar a convertirse en presidente. Mes tras mes, su líder secreto Q y su horda de fanáticos habían pregonado que estaba a punto de llegar una “tormenta” simbólica. Su mitología sostenía que el miércoles, como muy tarde, los Biden, los Obama y los Clinton serían ejecutados por tráfico de menores, traición y demás crímenes contra los derechos humanos. El mesías Trump, tras someter a Satán, se mantendría en el poder.

Ese era el momento que llevaban tanto tiempo esperando. 

En los refugios digitales de la extrema derecha, como Gab o Telegram, multitud de grupos de QAnon siguieron con atención la ceremonia de investidura en directo, esperando su milagro. Al empezar el evento, los miembros de estos grupos se las prometían muy felices y mostraban sus ansias de ver un baño de sangre.

“¡Bienvenidos al gran episodio final!”, dijo una persona en un grupo de 185.000 miembros. “¿Alguien más tiene náuseas de la emoción?”, preguntó otra persona en un canal de Telegram con 34.000 miembros. Otros salivaban ante la idea de ver decapitaciones y violencia sexual contra los líderes demócratas. Muchos de esos mensajes son demasiado grotescos como para reproducirlos aquí.

Alrededor de las 11:45 de la mañana, hora local, Kamala Harris asumió la vicepresidencia y los nervios y el desconcierto empezaron a hacerse palpables.

Se me están quedando frías las palomitas
Un seguidor de QAnon
 

“¿Dónde demonios está la puta tormenta?”, decía un seguidor, desconcertado. “Se me están quedando frías las palomitas”, protestaba otro. “¿Cuándo empiezan los arrestos?”. Pero todavía mantenían la fe en el “gran despertar”.

A medida que se acercaba el mediodía y un sonriente Biden colocaba la mano sobre la Biblia para jurar el cargo como 46º presidente de los Estados Unidos, la realidad les golpeó como un jarro de agua helada.

“No puedo dejar de llorar. Joder. ¿Por qué?”, se lamentaba uno. “Se acabó”, asumía otro. Algunos incluso se preguntaban cómo podían recuperar las relaciones con los familiares a los que habían repudiado por no creer en QAnon.

  Uno de los chats de QAnon: “JODEEEEER”. “Estoy confuso”. “Era todo mentira”. ”¿Y ahora, qué?”. “Menuda mierda”. “Que le den a esta farsa”.telegram

Como si alguien hubiera pulsado un interruptor, la actitud de las comunidades de QAnon pasó de la emoción a la miseria: “¡No ha ocurrido nada!”; “¡Ahora tenemos pruebas de que Q era un completo mentiroso”; “Me encuentro mal, estoy asqueado y decepcionado”; “¿Nos han tomado el pelo?”; “¿Cómo hemos podido creer en esto durante tanto tiempo? ¿Es que somos idiotas?”.

¿Nos han tomado el pelo? ¿Cómo hemos podido creer en esto durante tanto tiempo? ¿Es que somos idiotas?
Un seguidor de QAnon
 

Mientras tanto, los más fieles hacían auténticas cabriolas y acrobacias mentales para intentar mantener viva la esperanza. Unos pocos sugirieron que el vídeo de la investidura de Biden estaba trucado con tecnología Deepfake y que el Biden real estaba entre rejas en la otra punta del país. Otros especulaban que tal vez Biden era un infiltrado que había colaborado con Trump para desmantelar el estado profundo y que sería él quien ordenaría a los militares que fueran tras los supuestos traidores. Muchos otros optaban por pedir paciencia. “Q no nos haría esto. Jamás nos decepcionaría. No perdáis la esperanza”.

  Chat de QAnon: "Trump no habría consentido esto DE NINGÚN MODO si no hubiera un plan en marcha. Yo confío en Trump. Durante cuánto tiempo, no lo sé. Que Dios nos asista".telegram

Incluso algunos de los influencers de este movimiento reconocieron que era hora de pasar página. MelQ, una de las líderes de QAnon, desconectó el chat se su canal cuando Biden juraba el cargo para que todos se pudieran tomar “un respiro”. Pero, al concluir la ceremonia, cambió el tono: “Bueno, vamos a dejarlo. Lo superaremos juntos”.

Ron Watkins, el antiguo administrador de 8kun —una plataforma fundamental para la propaganda de Q—, también asumió el final. “Lo hemos dado todo. Ahora tenemos que mantener la cabeza alta y volver a nuestra vida lo mejor que podamos”, les dijo a sus casi 120.000 suscriptores de Telegram.

Lo hemos dado todo. Ahora tenemos que mantener la cabeza alta y volver a nuestra vida lo mejor que podamos
Ron Atkins, seguidor de QAnon
 

Incluso Joe M, uno de los primeros y más famosos fanáticos de Q, había advertido días atrás que QAnon podía ser una patraña: “La semana que viene, o queda patente que QAnon es una conspiración bienintencionada muy elaborada... o estamos a punto de vivir un nuevo episodio bíblico de la civilización humana”, dijo el 16 de enero. Pero el miércoles por la tarde seguía sin estar preparado para asumir la derrota. “Mi fe no está puesta en Q ni en el Plan. Mi fe está en los estadounidenses fuertes, orgullosos y tenaces y en todo por lo que siempre han luchado”, aseguró a las decenas de miles de usuarios de su canal de Telegram. “No importa lo oscuro que sea este día para nosotros, porque esa fe es inquebrantable”.

Por desgracia, este no es el fin de QAnon ni del gran daño que ha infligido a Estados Unidos. Este movimiento, que el FBI ha catalogado como una amenaza terrorista nacional, ya ha evolucionado y sus miembros se han reagrupado. Además, han empezado a echar raíces en toda una ristra de comunidades: amantes del yoga, agrupaciones religiosas, aulas, redes antivacunas, etcétera.

La radicalización que ha logrado QAnon de los estadounidenses también forma parte de la herencia que deja Trump. Combatir esta herencia probablemente sea uno de los mayores desafíos de la Administración Biden.

Ahora mismo todavía no se sabe qué derroteros tomará QAnon. Muchos seguidores votan por seguir luchando. Lo que es innegable es que el grupo ha sufrido una grave derrota.

“¡Hemos sido engañados para creer a Q!”, lloraba un usuario de Telegram.

“¡¿¡¿¡Y AHORA QUÉ!?!?!”.

Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.