A dónde se van los epidemiólogos de vacaciones

A dónde se van los epidemiólogos de vacaciones

Estos son los consejos de los expertos para un verano en pandemia.

Un bañista en Lloret de Mar (Girona), el 22 de junio.JOSEP LAGO/AFP via Getty Images

Sin salir de España y cuanto antes. Cuando se pregunta a médicos, epidemiólogos y biólogos cómo van a ser este año sus vacaciones, o cómo querrían que fueran, su respuesta es esa: en “territorio conocido” y, preferiblemente, sin esperar hasta finales de agosto por lo que pueda ocurrir.  

Después de más de tres meses de encierro, la llegada de la nueva normalidad ha coincidido con la del verano. En España a muchos les ha pillado desprevenidos, otros han tenido que cancelar planes ya contratados, algunas personas no han recuperado su trabajo desde el estado de alarma y otras no han dejado de trabajar a destajo desde el inicio de la epidemia. Lo que todos tienen en común es que necesitan un respiro. ¿Cómo se organizan unas vacaciones en plena pandemia? El HuffPost se ha puesto en contacto con dos epidemiólogos, un médico de familia y un inmunólogo para saber sus planes este verano (y para coger ideas de expertos).

“Este año va a ser más local. Más que viajes, será veraneo, nada exótico”, contesta uno de ellos, miembro de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS). “En vez de coger un billete de avión y la mochila, será algo más cercano, en el campo o en la costa, pero dentro de la Península”, prosigue.

“Las precauciones, las del día a día. Evitaré encontrarme con muchas personas, utilizaremos mascarilla y nos lavaremos mucho las manos, como espero que haya estado haciendo la gente todo este tiempo”, confía.  

En vez de coger un billete de avión y la mochila, será algo más cercano, en el campo o en la costa, pero dentro de la Península

Otro de los entrevistados cuenta que su caso es particular. Su pareja es médico de familia, como él, y tienen una hija de dos años y medio, con lo cual sus vacaciones están más condicionadas por la familia que por la pandemia. Además, la niña nació prematura y durante sus dos primeros años tuvieron un cuidado especial para que no cogiera infecciones respiratorias al ser más vulnerable.

“Sobre todo el primer año, estuvimos casi confinados, intentando mantener una etiqueta respiratoria superestricta en nuestro comportamiento. Todo esto que nos ha pasado ahora ha venido, de alguna forma, a legitimar nuestro comportamiento previo. Para nosotros, ha sido como una forma de decir a nuestros padres: ‘¿Veis como era esto lo que había que hacer para que la gente no se infectara?’”, comenta. “En mi casa ya se usaba mascarilla en época epidémica”, ilustra el médico.  

Este año, la familia viajará por el norte de la Península “y todos los planes son ‘cancelables’ hasta una semana antes”, cuenta. “En cierto modo, lo que vamos a hacer no es muy diferente de lo que hemos hecho los dos años anteriores, porque no íbamos a sitios masificados, tratábamos de evitar sitios cerrados y concurridos, etcétera”.

Su consejo de experto: coger las vacaciones “cuanto antes”. “Nos parece menos probable que ahora se cierren fronteras provinciales que a lo mejor a finales de agosto”, comenta el médico.

Otro consejo: elegir alojamientos “con mucho espacio abierto”, en su caso “con campo para que la niña corra, para no pisar demasiado los espacios cerrados”.

Lo que sí harán este año y no han hecho otras veces es pedirle el coche a su suegro, confiesa. “Espero que no seamos de los madrileños señalados por ir a parasitar Galicia, Asturias y Cantabria”, bromea.   

Espero que no seamos de los madrileños señalados por ir a parasitar Galicia, Asturias y Cantabria

Pero que no cunda el pánico con los transportes en común. “Allá donde vaya, iré en tren o en autobús, soy un poco cochófobo”, asegura un epidemiólogo residente en Madrid. Lo que probablemente no hará este año es ir a Alicante, donde tiene familia, y optará por el norte de España. “Iré con mi pareja a disfrutar de unos días de desconexión, espero que no haya tanto turista extranjero”, confiesa. “No voy a hacer grandes viajes; si organizo algo más, será como máximo con un grupo de cuatro personas”. 

En cualquier caso, está convencido de que este verano no saldrá de España. “En primer lugar, porque no se sabe qué podrá pasar con las fronteras. Y luego, porque empatizo con el resto, y si una de las principales preocupaciones de este país son los contagios que vengan de fuera, no quiero ir a contagiar a otro país. Me da cosa. Voy a intentar evitar sitios con muchos turistas”, recalca el epidemiólogo.

  Tres turistas en Barcelona, el pasado 30 de junio.Paco Freire/SOPA Images/LightRocket via Getty Images

Su consejo sobre alojamientos: escoger uno donde se pueda cocinar, “para no tener que salir a comer fuera todos los días”. Al igual que el resto de entrevistados, no se muestra preocupado por las medidas de prevención e higiene que ofrezcan los alojamientos. “Con que sea un sitio con una limpieza básica normal, no debería preocuparnos. Quizás hay que extremar un poco la higiene de manos, pero no es necesario buscar sellos ni certificados especiales de desinfección”, apunta.

“En el ámbito turístico, los problemas de contagio no están en que la sábana se lavó a 40º y no a 60º, o en que la mesa se desinfectó hace una hora y no hace 5 minutos; probablemente vengan más del déficit de mascarillas y de distancia”, alerta el médico de familia. “Los alojamientos turísticos se juegan mucho. Un hotel no se puede permitir que haya un brote de contagios ligado a la falta de limpieza en el comedor, por ejemplo. Por otro lado, no hay que tener ningún reparo en decir si algo no se ve bien o en pedir que repasen una mesa, por ejemplo, con toda la educación del mundo y sabiendo que en muchas ocasiones quien está realmente expuesto son ellos”, comenta.   

Voy a intentar evitar sitios con muchos turistas

En cuanto a fechas, el epidemiólogo opina lo mismo que sus colegas: “Si tuviera que elegir fechas, sería lo antes posible. Según van avanzando las semanas, la incertidumbre es más grande, así que no retrasaría las vacaciones a septiembre u octubre. Ya no se puede planificar nada a largo plazo”.

“Ahora es el mejor momento para irse, antes de que la cosa rebrote, si es que rebrota”, coincide el inmunólogo contactado. Por desgracia, él no podrá hacerlo: en el laboratorio en el que trabaja con muestras de pacientes, las vacaciones tendrán que esperar. Este año lamentablemente no me cogeré, porque estoy a tope con el tema de COVID y ayer mismo me dieron otro proyecto”, cuenta. Por ello este verano cambiará la playa por la piscina.

“En la comunidad donde vivo tenemos una piscina, así que lo que hago es bajar todos los días con mis peques”, cuenta. La familia baja “sin mascarilla pero manteniendo la distancia con el resto de vecinos”, asegura. “Al menos en mi comunidad, todos respetamos la distancia, y creo que ese va a ser mi verano”, resume.

Si el trabajo le da un respiro, hará alguna escapada de fin de semana a su tierra “para ir a ver a mis padres, que todavía no los he visto”. Una vez allí, las precauciones son las mismas: “Siempre manteniendo la distancia, evitando espacios interiores, sin abrazarse...”. 

La nueva normalidad no es que el virus se haya ido, es que ahora tenemos una cama en UCI para ti por si te pones malo

“Si me fuera de vacaciones, no saldría de España, pero, de hacerlo, tampoco me daría miedo, siempre y cuando se use el sentido común”, comenta. Para él, la palabra clave no debería ser “miedo”, sino “respeto”. “La nueva normalidad no es que el virus se haya ido, es que ahora tenemos una cama en UCI para ti por si te pones malo”, advierte.

Uno de los epidemiólogos entrevistados coincide con él: “Nadie te puede garantizar el ‘riesgo cero’, pero tampoco se puede renunciar a llevar una vida medianamente normal, entre comillas”.  

Para el médico de familia, si hay algo en lo que se debe hacer hincapié estos días es en el uso de mascarillas en reuniones familiares o de amigos. “Ahora hay una especie de presión social por la que nadie quiere ser el histérico o el rarito de llevar puesta la mascarilla con los colegas, pero en las reuniones sociales, cuando estemos charlando y no comiendo o bebiendo, hay que ponerse mascarilla si no hay distancia de seguridad”, insiste.

En su opinión, hay mucha similitud entre el uso de la mascarilla en el ámbito social y el uso del preservativo en el contexto sexual. “Parecía que cuando conocías a tu pareja sexual, no era necesario el preservativo porque ‘te fiabas’. Ahora parece que no hace falta la mascarilla con tus amigos porque te fías de ellos, pero a mi consulta sigue viniendo gente que en reuniones familiares ha tenido contacto con algún caso positivo y ninguno llevaba mascarilla”, advierte.

Por tanto, de cara a estas vacaciones, ya sean sin salir de la provincia o del continente, no olviden la mascarilla (ni la distancia ni el lavado de manos). “Creo que puede haber más contagios en reuniones familiares en las que no se usa mascarilla que en un restaurante aunque el de la mesa de al lado esté contagiado”, concluye el médico de familia.

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