El siciliano que no se afeitará hasta dar con los asesinos de su hijo

El siciliano que no se afeitará hasta dar con los asesinos de su hijo

Vicenzo Agostino hizo este juramento hace 32 años, cuando el vástago fue tiroteado junto a su esposa embarazada.

Vincenzo Agostino, padre del policía Antonino Agostino, en un acto por el aniversario del asesinato de Paolo Borsellino.Francesco Militello Mirto/NurPhoto via Getty Images

“Hice esa promesa sobre el féretro de mi hijo. Entonces algunos no me tomaban en serio, pero aún hoy la mantengo”. El que habla es Vicenzo Agostino y el juramento al que se refiere puede verse en su rostro. Se trata de la larga barba que lo recubre y que el siciliano prometió que no cortaría hace 32 años. Lo hizo cuando su vástago y la esposa de este, Antonino Agostino e Ida Castellucio, fueron tiroteados.

Detrás del crimen y del gatillo se halla la mafia italiana, o al menos eso se desprende de la primera sentencia judicial sobre el caso. El Tribunal de Palermo acaba de condenar a cadena perpetua al mafioso Nino Madonia, quién ya está en prisión. El capo Gaettano Scotto, el otro acusado de ser el autor material del asesinato, será procesado por homicidio a partir del 26 de mayo. No será el único, pues Paolo Rizzuto también lo será por encubrimiento.

Yo creo que mi hijo fue traicionado por hombres corruptos del Estado, marionetas sin dignidad
Vicenzo Agostino

Con todo, para Vicenzo Agostino no será suficiente, pues está convencido de que su hijo “fue traicionado por hombres corruptos del Estado, marionetas sin dignidad”. El padre del policía de 28 años que fue tiroteado hace tres décadas asegura que “el arma era de la mafia, pero la mente era de corruptos del Estado”.

  Agostino, en una imagen del 2012.MARCELLO PATERNOSTRO / AFP via Getty Images

La fiesta de cumpleaños a la que no llegaron

El 5 de agosto de 1989, una pareja de recién casados se dirigía a la residencia de la familia Agostino en Villagrazia di Carini para celebrar un cumpleaños. Antonino e Ida apenas llevaban un mes de matrimonio, el mismo tiempo que ella llevaba embaraza. Cuando estaban llegando a la fiesta, alguien les disparó desde una moto. Antonino murió al instante, pero Ida todavía pudo gritar: “Sé quiénes sois”. Después falleció con una bala en el corazón.

Aquel fue el comienzo de una historia sobre la que todavía no se han aclarado todos los detalles. Nino no era el “simple policía” que creía su padre. Formaba parte de un equipo destinado a realizar misiones secretas para localizar a mafiosos, una información descubierta por los investigadores del caso y que Vincenzo supo tras el juicio. 

  Antonino Agostino, junto a su ya fallecida esposa, caminando hacia el Palacio de Justicia de Palermo.MARCELLO PATERNOSTRO / AFP via Getty Images

Antonino estaba bajo las órdenes del juez Giovanni Falcone y se hacía pasar por campesino para dar con rumores que le permitiesen llegar hasta los capos de la Cosa Nostra. Entre ellos, huidos de la Justicia como Toto Riina o Bernardo Provenzano. Pero Antonino también fue un héroe, pues logró dar al traste con un atentado que iba a acabar con la vida del famoso magistrado. Tres años más tarde era asesinado igualmente.

Según la Fiscalía, el policía habría acabado en “una estructura de inteligencia” que “en realidad gestionaba complejas relaciones entre algunos traidores a las Instituciones y la mafia”. Al querer abandonar ese grupo, Antonino habría estando firmando su propia sentencia de muerte.

La primera justicia llegó, pero falta más. Deben decir la verdad, ¿quién movía los hilos? ¿la política? ¿la mafia?
Vincenzo Agostino

La matriarca de la familia y madre del policía tiroteado, Augusta, moría en febrero de 2019 sin saber qué había ocurrido realmente, ni que un mazo dictaría la condena perpetua de Madonia. A pesar de ello, Vicenzo explica que “la primera justicia llegó, pero falta más. Deben decir la verdad, ¿quién movía los hilos? ¿la política? ¿la mafia?”.

Todavía quedan incógnitas como la hallada en la cartera de Nino, un papel con el que pedía que, en caso de ocurrirle algo, buscaran en un armario de su casa una serie de apuntes. “Llegaron a casa, hallaron los documentos y se fueron ¿Qué era? ¿Por qué no pudimos verlos?”, se pregunta el angustiado padre del policía, dejando claro que no cesará en su exigencia de justicia. Aunque su barba no deje de crecer.