Agosto no existe y septiembre tampoco

Agosto no existe y septiembre tampoco

Ni Pedro Sánchez cederá al Gobierno de coalición ni Pablo Iglesias prestará sus votos gratis.

Spain's caretaker Prime Minister Pedro Sánchez, right, sits on his parliamentary seat as Unidos Podemos (United We Can) party leader Pablo Iglesias leaves the tribune at the Spanish parliament in Madrid, Spain, Thursday, July 25, 2019. Spain's ...ASSOCIATED PRESS

Vuelven. Igual que se fueron. Entre los escombros de la nueva política no se atisba ni la más remota posibilidad de que este mes haya Gobierno. Hace tiempo que cuesta encontrar un argumento que perdure. Lo que ayer era blanco, hoy es negro; lo que mañana conviene, pasado es imposible…

Da igual que hablen del Open Arms, la listeriosis o la investidura fallida. Así transcurren los días, las semanas y los meses. Borren agosto, que ya saben que Rivera está desaparecido porque, lo que ocurre en el mes de vacaciones por excelencia, no existe en política. Salvo para endosarse el sueldo, claro. El líder de Ciudadanos ha dejado de guardia a Marcos de Quinto que, además de para perdonar la vida a los contrarios en cada tuit que perpetra, promete grandes tardes de gloria en su tránsito de la empresa a la política en la mejor demostración de que cualquiera vale ya para ocupar un escaño y legislar sobre nuestras vidas.

Repasen la hemeroteca y comprobarán que el festival de boutades y contradicciones desde abril daría a cualquier guionista para varias entregas. Menos mal que nos queda Rajoy, que ha vuelto para recordarnos —ahora en su versión pregonera— que ¡viva el vino! y que todo es cuestión de “paciencia”,  justo la que está a punto de perder un electorado harto de tanta milonga y tanto trasiego entre urna y urna.

Ni Sánchez cederá al Gobierno de coalición ni Iglesias prestará sus votos gratis

Menos Rivera, que se ha convertido en el Wally de la política, Sánchez e Iglesias han ido y han vuelto para decir lo mismo: que no quieren elecciones y que trabajan para evitar el bloqueo. No crean. El secretario general de Podemos está convencido de que una segunda vuelta es un riesgo del que la izquierda puede salir mal parada y que, aún en el caso de que el PSOE recuperase lo que pudiera perder su formación, el escenario sería endiablado y, las dificultades para el entendimiento, mayores que las actuales. Pero en ningún caso está por la labor de regalar a Sánchez ni un Gobierno en solitario ni uno de colaboración/cooperación/coalición si no le arranca tres ministerios y una vicepresidencia.

Si hay que ir a elecciones, irá, y construirá un relato que endose a Sánchez el fracaso histórico e incluya la versión de un secretario general del PSOE dispuesto a entenderse con la derecha. Podemos ya trabaja para una nueva exhibición de robustez ideológica y superioridad dialéctica ante la falta de noticias de La Moncloa.

Casado estudia pasar por una investidura fallida como arranque de campaña

Sánchez, por su parte, afronta el regreso de las vacaciones sin prisa alguna por retomar la negociación con quien hasta ahora fue su socio prioritario. La agenda de la semana la llenará de nuevo con los colectivos sociales en una inteligente estrategia para sumar apoyos ante la posibilidad de unas nuevas elecciones. 

Su tesis es la misma que la que precedió a la investidura fallida: que los morados están divididos y desesperados por que no haya elecciones, lo que podría llevarles “in extremis” a prestar sus votos para que el PSOE gobernara en solitario. Se equivoca. Iglesias no cederá. Ya se apartó cuando Sánchez le dijo que el problema no era Podemos, sino su secretario general. Y ahora no aceptará menos de lo que los socialistas pusieron sobre la mesa en aquella esperpéntica negociación de 48 horas, esto es, tres ministerios y una vicepresidencia.

Todo lo demás caerá en saco roto. Tanto el programa surgido de sus contactos con las entidades sociales con el que el Gobierno ha llenado la agenda agosteña como la posibilidad de que Iglesias preste sus votos gratis en un alarde de responsabilidad de hombre de Estado. Y, aunque así fuera, la alternativa de que existiera un Gobierno estable sería mínima. Con 123 escaños y Podemos haciendo oposición dura desde el primer día, España estaría condenada a elecciones en menos de un año

PSOE y Podemos trabajan ya con la hipótesis de la repetición electoral

Agosto no existe, ya saben, pero septiembre tampoco. En La Moncloa trabajan con la hipótesis de la repetición electoral desde el 26 de mayo. Sánchez no quería un Gobierno con Iglesias y tampoco con Podemos, pero la retirada “in extremis” del secretario general de los morados le arrastró a una negociación que nunca estuvo en sus planes. Septiembre no era una opción. Lo dijo en sus escasas apariciones públicas desde el 28-A y lo reitera ahora con su más que evidente falta de interés por reconstruir los puentes rotos. Confía ciegamente en los sondeos que le auguran un notable aumento en número de diputados, aun siendo insuficientes para un Gobierno estable. Estamos, pues, donde estábamos, pero casi seguros ya por las señales que se emiten de que septiembre tampoco existe a efectos de una posible investidura de Sánchez.

En el aire está que Pablo Casado en la obligada nueva ronda de consultas que Felipe VI tendrá que abrir en no más de tres semanas, se plante ante el rey y defienda que cuenta con 24 votos más (66+57+24) que los que tiene Sánchez (123) para presentarse a una investidura en una finta con la que arrancar su próxima campaña electoral.