¡Al agua perros! (vacaciones muy perras)

¡Al agua perros! (vacaciones muy perras)

Visita al Campamentos de Mascotas.

Frente a los que optan por el abandono de sus animales de compañía -seres que indudablemente y hace tiempo también abandonaron su parte más humana- estamos los que adoramos a nuestros bichos (sean perros, cobayas, gatos, hurones o tortugas) y tal como lo deseamos para el resto de nuestra familia, queremos lo mejor para ellos. En esta época tan rara, virulenta y acotada, llevarles unos días a, por ejemplo el Campamento de Mascotas, no solo serán unas beneficiosas vacaciones para ellos -en pleno campo, con piscina, distintas zonas amplias de paseos y habitaciones climatizadas- sino para nosotros también: nos olvidaremos de las correas por unos días. Visitamos este centro especializado en la provincia de Toledo.

Todos necesitamos unas vacaciones, hacer un punto y aparte de lo que es nuestra rutina: irnos a algún sitio con nuestra pareja mientras nuestros niños, a la distancia, se lo pasan bomba en casa de amigos, familia o en un campamento, y si podemos ofrecer ese solaz también a nuestras mascotas, mejor que mejor. El reencuentro de todos, tras esa pausa, será pura felicidad, un refuerzo para nuestros afectos y ser conscientes de lo afortunados que somos de tener lo que tenemos.

Pero hace un calor de perros o perritos calientes (que sería más adecuado para el tema que nos traemos entre manos o patas) y salir a dar un simple paseo por la ciudad, puede suponer que nos derritamos en cada paso y que terminemos evaporándonos. Además, por la dichosa covid-19 la vida está rara, muy rara, y lo de divertirse como solíamos hacerlo, por ejemplo el verano pasado, ahora mismo es casi un lujo y el auténtico anhelo de que podamos volver a disfrutarlo el año que viene. De vacaciones, fuera o en casa, nuestra existencia con mascarillas es más “saludable”, civilizada, preventiva pero también más pegajosa e irrespirable. Seamos honestos, respirar según dónde, puede ser una amenaza letal. Además, por aquello de ser responsables, guardamos las distancia entre los unos y los otros. Sin duda se está mucho mejor en nuestro sofá o en un terraza con una caña fresquita al alcance de nuestras manos.

Así que, ¿quién tiene ganas de dar una vuelta con su perrito? ¡Qué vida de perros o qué perra vida! Pero es la que nos ha tocado a los humanos. Mientras nosotros -que alguna responsabilidad tenemos en este tema- soportamos este virulento temporal con la lengua fuera, nuestros animales de compañía podrían hacerlo disfrutando de unas vacaciones animalísticas de ensueño, liberándonos y liberándose.

En la Comunidad de Madrid hay más de 60 hoteles para perros, que son los lugares a los que los propietarios responsables de mascotas suelen recurrir cuando necesitan dejarles a buen recaudo por el motivo que sea. Claro que con los termómetros tan a la alza ¿Quién se atreve a visitarlos todos? Yo no, pero en el caso de tener que dejar por necesidad a mi Ramona y a mi Nemo, no habría desierto abrasador que me impidiera visitar todas las residencias que hicieran falta para asegurarme de que los dejo en buenas manos. En este caso y para este post, siguiendo las recomendaciones de mis colegas perreros, he ido directo al Campamentos de Mascotas un lugar del que me hablan bien y tienen razón, el sitio está genial. Allí me recibieron Javi Martínez y Andrea Sancho unos anfitriones de excepción, incluso con las personas.

  Javi y Andrea, amigos, pareja, amantes de los animales, educadores caninos de excepción y anfitriones de esta residencia en mitad del campo.

Lo mejor que le ha podido pasar a Javi en la vida (con permiso de Andrea su compañera de viaje y pasiones) fue descubrir que en el mundo existían los perritos: lo suyo es fascinación por los canes. Pero, recíprocamente, lo mejor que les ha podido pasar a muchísimos perros de España y alrededores, es que este perrero empedernido se propusiera hacerles felices. Así fue como hace algunos años creó Solo es UN PERRO, una web para el aprendizaje del entrenamiento canino (con cursos online y presenciales) a través de la que intenta “mejorar la calidad de vida de los perros de familia, esos que llenan de risas nuestro día a día y a veces también de preocupaciones”, según explica en su página. El truco básico para lograrlo es “cambiar tus preocupaciones por simples «ocupaciones»”, subraya. La página es un exitazo, así que no es de extrañar que sus seguidores y clientes pidieran y quisieran algo más. Martínez, a su vez, también necesitaba, pedía y quería mayor espacio físico para satisfacerles y desarrollar y enseñar sus habilidades.

Pide y se te concederá, fue entonces cuando apareció el anuncio “Se traspasa Campamento de Mascotas”, un reclamo que Javi y Andrea, tras reflexionar algo más de un par de minutos, “adoptaron” de inmediato e inauguraron, oportunamente el, 1 de marzo de este año, coincidiendo -sin que lo pudieran prever, tal como nos ocurrió al resto de la humanidad- con la ebullición del alarmante estado de alarma. Pero incluso en un momento tan aterrador su iniciativa les dio buenos frutos. “Inauguramos el servicio de guardería de día, nos cuenta Javi. ”Íbamos a Madrid, recogíamos un grupo de 15 perros, los traíamos al Campamento para que estuvieran en libertad y luego por la noche los devolvíamos a sus casas En Madrid, no los podías soltar y la mayoría de los parques estaban cerrados y precintados. Fueron dos meses en los que los perros, también confinados, lo pasaban fatal. Los dueños estaban muy agradecidos de corazón”.

(Ya que mencionamos la covid-19, no está de más recordar a la gente que no está demostrado que los perros se contagien ni que se conviertan en vectores de contagio del virus.)

En la Comunidad de Madrid hay muchísimas residencias, algunas se parecen más a un hotel o un campamento. Hay algunos sitios donde tratan a los perros como si se tratara de un parking. En el Campamento pasan muy poco tiempo encerrados. En un día normal, los perros están todo el tiempo rotando por los parques, las zonas comunes, la viña y la piscina.

Y la pregunta es: ¿los perros es un campamento son como niños? Y la respuesta es sí, lo son. Como los críos cuando los dejas con otras persona, los animales cuando llegan a este parque de atracciones se portan de maravillas y cambian de comportamiento. “Hay perros que en los espacios urbanos están bloqueados y llegan aquí y sacan su personalidad”, dice Andrea. “De repente son perros divertidos, sin preocupaciones, que no les importa meterse en el agua y recibir mimos de la gente. Sin embargo, en la ciudad, en su entorno, tienen miedo de la gente, de los coches, de otros perros, de los ruidos... Y aquí, sin nada de contaminación sonora, campan a sus anchas y se lo pasan bomba”.

  A ver tropa: formen fila y a perrear. Quien vea un conejo que se ponga a ladrar. Así que ¿quién tiene ganas de dar una vuelta con su perrito? ©Lau de la Rosa

Pero en el Campamento también hay normas: se cumplen horarios para salir y entrar en las habitaciones, se hacen actividades en grupos, todos sociabilizan a excepción de los perros que tengan dificultades en relacionarse con otros congéneres, a los que se les trata individualmente. No obstante, al ser espacios grandes y abiertos cada perro tiene la posibilidad de relacionarse solo con los coleguis que le gusten, algo muy distinto a lo que les ocurre en lo cotidiano por la falta de correa, de espacio, límites y libertad. “Aquí el perro tiene menos conflictos, al ser zonas muy grandes, tiene la opción de irse si hay otro que no le cae bien”, apunta Martínez.

“Precisamente hace unos días les llegó un cruce de podenco y el dueño decía que era muy miedoso”, recuerda Sancho. “Lo cierto es que las primeras 48 horas del perro fueron terribles, pero de pronto una mañana salió de su habitación, vio que un montón de perros estaban corriendo y se puso a correr como el que más. Desde ese momento cambió todo: se metía a la piscina, rastreaba sin parar todo el campo, se metía y salía de su habitación felicísimo. ¡Pegó un cambio brutal! Cuando regresaron sus amos no podían cogerlo, se quería quedar aquí donde había descubierto que no tenía miedo. ¿El secreto? Aquí no hay ruido, ni sirenas, ni el estrés de la ciudad”.

Hay que decir que las obligaciones de la clientela no son demasiado sufridas: por la mañana paseos en zonas de semilibertad, por la tarde piscina, luego paseo por los parques que se van rotando. La viña tiene dos hectáreas valladas, así que para ellos son como paseos por el campo. Por la noche se le dan juguetes interactivos -juguetes rellenos de comida congelada-, para recuperar la calma después de una intensa jornada de entretenimiento.

Por cierto, en el Campamento también son bienvenidos los gatos, hurones, conejos y el resto de mamíferos conocidos, aunque tienen más restricciones en cuanto a la libertad de movimiento: el campo es demasiado tentador como para lanzarse a la aventura. Sin embargo están súper a gusto en sus habitaciones, ya que tienen sus patios y una zona de paseo solo para ellos.

Según cuentan Javi y Andrea ya tienen clientes fijos, como es el caso de un pastor alemán que desde cachorro solía pasar tiempo en el Campamento -antes de que ellos lo cogieran-  y los dueños, cuya idea inicial era que su perro se relacionara con otros perros, todavía suelen llevarlo un fin de semana cada 15 días, o ahora en verano todos los fines de semana, y están fascinados con las habilidades sociales que ha adquirido su mascota. “Ellos podrían quedarse tranquilamente con su perro en casa, pero entienden que el entorno en el que viven, sin otros canes en los alrededores, no es suficiente para él”, explica Martínez.

Además de hospedaje en el Campamento se ofrecen otros servicios como son servicio de guardería, clases de adiestramiento -con la familia incorporada-, pista de agility y baño para quitarles las malas pulgas. En cuanto a la piscina, la joya mayor del reino, no puede ocuparse por perros que no están alojados en la residencia al menos por una noche, ya que eso les quita ese placer a los “clientes” del lugar, que son los verdaderos reyes del mambo.

En el Campamento de Mascotas hay 40 habitaciones, dependiendo del número de perros que trae cada familia “alguna ha venido con cuatro” -advierte Andrea- así que caben bastantes. Hay una zona de alojamiento para “no perros” y otra muy colorida para perritos pequeños. “Siempre que viene alguien a conocer nuestro sitio -dice Javi- y yo recomiendo a todo el mundo que antes de dejar a sus mascotas en un sitio conozcan físicamente el lugar y en lo posible acompañados del futuro cliente, se marchan haciendo la reserva”. Yo, a esta visita, fui con mi Ramona y mi Nemo, que no se animaron con la piscina, pero lo cierto es que a la hora de marcharnos, no había modo de convencerles, tuve que prometerles que regresaríamos y, por supuesto, lo haremos.

Este artículo se publicó originalmente en el blog de la autora.