"Gibraltar es nuestro clavo ardiendo": así se vive el Brexit a las puertas del Peñón

"Gibraltar es nuestro clavo ardiendo": así se vive el Brexit a las puertas del Peñón

Los ciudadanos de la comarca están preocupados sobre todo por la situación de los 10.000 trabajadores que acuden al Peñón, sin los que la economía se resiente

Vista general de La Línea y el aeropuerto de Gibraltar, desde lo alto del Peñón, con la bandera europea aún ondeando. Jon Nazca / Reuters

“Todo lo que no sea mantener lo que ahora tenemos es un desastre. Gibraltar es nuestra bombona de oxígeno, nuestro clavo ardiendo. ¡El único!”. María José Benítez sabe de lo que habla porque los números pasan cada día, fríos y exactos, ante sus ojos. Trabaja en una sucursal bancaria del entorno de la calle Carboneros, en La Línea de la Concepción (Cádiz), ve quién paga las nóminas a sus clientes, quién da de comer al pueblo. “Los llanitos”, resume.

Como todos sus vecinos, teme que el Brexit haga trizas el sistema que ahora mismo da trabajo tras la verja a más de 10.000 españoles, un dinero esencial para que los negocios y la rueda del consumo sigan vivos a este lado. “Si no hay trabajo, no hay gasto ni gente. Queda irse”, constata.

Es la mayor de las preocupaciones, hoy, en el Campo de Gibraltar, la comarca andaluza que engloba ocho municipios (Algeciras, Castellar de la Frontera, Jimena de la Frontera, La Línea, Los Barrios, San Martín del Tesorillo, San Roque y Tarifa), de donde proceden la mayoría de esos empleados en La Roca. El divorcio de Reino Unido con la Unión Europea es inevitable, pese a que los gibraltareños votaron en un 96% por permanecer en la UE, y lo que esperan los ciudadanos es que el reajuste con la colonia sea lo menos traumático posible. “La angustia es mucha”, resume Benítez. El 31 de enero, fecha de entrada en vigor del acuerdo Londres-Bruselas, sólo cosecha aquí incertidumbres.

Lorenzo Pérez-Periáñez, presidente del Grupo Transfronterizo sobre Gibraltar, expone la ficha técnica de esa situación de dependencia: “Tenemos unos pueblos con 270.000 habitantes, que son ocho veces las personas censadas en el Peñón. Nosotros arrastramos poco menos de un 30% de paro [más de cinco puntos por encima de la tasa andaluza, ya de por sí superior a la nacional], cuando ellos no llegan ni al 1%, pleno empleo. Allí necesitan un 60% de mano de obra de fuera, mientras el 70% del PIB de La Línea, por ejemplo, viene del otro lado... Podemos hablar de dependencias, pero también de sinergias. Nos necesitamos. No podemos permitir que el Brexit dé la vuelta al marco de relaciones que hoy tenemos”, sostiene.

El cambio, si lo hay, no será inmediato, y eso calma aún los ánimos pero obliga a trabajar sin dormirse en los laureles, en todos los aspectos, para que la salida sea “segura, garantista y justa”, destacan los empresarios como el propio Periáñez, con tiendas de muebles y motos en la localidad.

El 1 de febrero se abrirá un periodo de transición que inicialmente está fijado hasta el 31 de diciembre de este año y durante el que los dos bloques, Reino Unido y Europa, han de negociar su relación futura. Muy poco tiempo, dice Bruselas, mientras el primer ministro británico, Boris Johnson, robustecido por la mayoría absoluta que sacó en las urnas el pasado diciembre, amenaza con irse a las bravas en este 2020 si no le convence lo que ve. El Brexit duro sigue siendo un fantasma a las puertas.

Lo firmado

Esos mismos 11 meses son los que tendrán España y Reino Unido para dialogar la peculiar salida de Gibraltar y definir un nuevo marco de relación del Peñón con Madrid y, sobre todo, con su entorno vecino. Ambas partes firmaron en noviembre de 2018 cuatro memorandos de entendimiento en torno a aspectos clave en dicha relación: los derechos de los ciudadanos, cooperación policial y aduanera, medio ambiente y tabaco. Estos documentos emanan del Protocolo sobre la salida de Gibraltar de la UE, incluido en el acuerdo global de retirada, y recogen ya muchas de las cuestiones básicas a resolver entre ambas partes.

Contenido basico de los memorandos

- Se establecen unas modalidades específicas de aplicación para los trabajadores transfronterizos en Gibraltar de los derechos y garantías que el Acuerdo de Retirada otorga a los ciudadanos y trabajadores en general.

- Se garantizan los derechos de los trabajadores del Campo de Gibraltar, incluyendo sus beneficios sociales, que disfrutarán en igualdad de condiciones que los locales conforme al principio de no discriminación y las autoridades británicas se han comprometido a reembolsar a la Hacienda española la diferencia en las prestaciones por desempleo adelantadas por España a trabajadores transfronterizos.

- Se revisará el impacto ambiental de los proyectos a ambos lados, los rellenos y la actividad pesquera.

- Respecto al tabaco (diana del trapicheo, por la diferencia de precios a ambos lados de la verja), se establecen obligaciones de control de mercado gibraltareño y de trazabilidad de los productos del tabaco que deberán implantarse antes de 2020, para lo que se prevén las oportunas medidas de coordinación e intercambio de información. Establece medidas sobre el control de las ventas con intercambio de información detallada trimestralmente sobre la tendencia de precios, las ventas mayoristas y minoristas de cada tipo de tabaco, las medidas de control que se estén aplicando en cada momento y la colaboración en la recaudación de impuestos.

- Se incluye entre otros, por primera vez, los delitos financieros.

Esos textos serán la base para el nuevo periodo negociador que se abre ahora. España y Reino Unido empezarán a trabajar a mediados de mes en tres comités (ya previstos en el protocolo y los memorandos). En ellos habrá presencia de los gobiernos de ambos países, pero también de Gibraltar, la Junta de Andalucía o los municipios del Campo de Gibraltar. Habrá un cuarto comité, en este caso presidido por la Comisión Europea, que abordará la cuestión de todos los ciudadanos comunitarios en la zona, los más de 10.000 españoles y los otros 5.000 empleados comunitarios. La primera cita para organizar todos estos comités se ha fijado para el 26 de febrero, en Algeciras.

Como complemento a esas mesas de trabajo, los parlamentos de Madrid y Londres han de aprobar también un nuevo tratado fiscal (el primero desde el Tratado de Utrech que entregó La Roca a los británicos), y que fija las nuevas normas fiscales que regulan la relación transfronteriza entre Gibraltar y España en esa materia. Busca que las personas que pasen más de la mitad del año en España y las empresas cuya actividad se centre en territorio español tributen a este lado de la Verja.

Todo lo que se negocie entre estas dos partes va de la mano de lo que Londres hable con Bruselas, un proceso en el que el Ministerio de Exteriores de España tiene “plena confianza” porque, recuerda, nuestro país tendrá siempre “la última palabra” en todo lo referente a la colonia, con derecho a veto si no le gusta lo pactado.

2020 debe ser, además, el año de la implementación de las 112 medidas aprobadas por el Gobierno andaluz para reducir la dependencia de Gibraltar y dinamizar la zona. Incluye fondos directos y avales a empresas y pymes, planes de formación, más empleo público y reforma de infraestructuras como puertos y carreteras.

Hoy, Reino Unido es el primer inversor directo en Andalucía, el tercer destino en exportaciones andaluzas y el el primer emisor de turistas a la comunidad autónoma. El Gobierno de Juanma Moreno (PP) ha calculado que las pérdidas para la región por este desacople pueden oscilar entre los 500 y los 1.100 millones de euros.

“Si se cumple...”

Juan José Uceda, presidente de la Asociación de Trabajadores Españoles en Gibraltar, afirma que todo lo anterior está “muy bien... si se cumple”. Y es que no le da mucha confianza Johnson, cree que puede romper la baraja antes de que acabe el periodo de transición y, entonces, “lo firmado no servirá de nada”. “No nos fiamos”, constata.

Cuatro son sus principales exigencias, los cuatro deseos que espera se cumplan en la negociación: “que no se pongan en peligro los contratos actuales, que no se pierdan prestaciones sociales de los trabajadores en El Peñón, como tampoco la cobertura de la tarjeta sanitaria, y que se garantice un paso fluido en la frontera, libre circulación, nada de colas de mil horas”. Lo básico: empleo y condiciones dignas para ejercerlo.

Uceda insiste en que no pelean “por capricho” ni son “pesimistas porque sí” ante el futuro, sino que ya sufren en sus bolsillos el maldito Brexit. “Nosotros cobramos en libras, cada semana y no cada mes, así que estamos muy expuestos a todas las fluctuaciones de divisas. Desde el referéndum de 2016, se han perdido ya 400 euros de media por salario. Luego en casa pagamos en euros... No sale a cuenta”, lamenta. Les paga la tercera renta per cápita del mundo, pero eso no llega a sus salarios, además, porque la mayoría de los españoles empleados en Gibraltar se dedican al sector servicios, al turismo, las pequeñas reformas, los portes...

¿Hay verdadero miedo a que pase como hace 50 años, cuando el dictador Francisco Franco ordenó el cierre de la valla? “Eso no lo queremos ni recordar, fue un desastre para los trabajadores y causó mucho dolor en muchas familias, que se vieron separadas. Si se aplican los memorandos no tenemos que estar en esa. No podemos dar pasos atrás ni en la economía ni en la convivencia”, remarca.

A la espera de lo que ocurra, mientras esos 10.000 empleados van cada día a Gibraltar, la prudencia (“el miedo”, corrige Uceda) cala. “No se nota en comprar la barra de pan ni un litro de leche, pero sí cuando te quieres meter en harina”, dice Miguel Ángel Paniagua, agente inmobiliario. La “harina” es la compra de locales o de viviendas, que se ha frenado en los últimos meses, “porque está todo el mundo a verlas venir”. “No suele haber mucho dinero, pero es que ahora se entiende más. ¿Te arriesgas? Yo lo intento, es mi trabajo, pero entiendo que la gente se lo piense. Todos estamos esperando que lo prometido se cumpla, que lleguen las ayudas de la Junta... ¿pero tú has visto cómo es el Boris este? Como para fiarse”, dice con risa nerviosa.

En su caso, el negocio se mantiene porque tiene una contraparte gibraltareña con la que trabaja al 50%. “Hay días, muchos, en que sólo trabajo para esa parte. Allí siempre hay movimiento, residencial y comercial”, explica. Dice que no está tentado de irse allá, aunque tiene hasta familia en El Peñón, “que se sale y se entra y se crean parejas de todo tipo”, pero sí le da pena lo que viene por sus hijos. ”¿Qué les dejaremos, si no somos capaces de proteger lo que hay ahora, que no es mucho? Los políticos tienen que tener el sentido común de la gente. Aquí vivimos todos y colaboramos todos. Tienen que entenderlo igual y dar soluciones”, recomienda.

En el Campo de Gibraltar no podrán hacer aquello que auguraba el ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardocogerse “una tajá como un piano” si el Brexit no prosperaba. El divorcio es real. El botón de desacople se activa el último día de enero. Toca estar alerta y pelear por cada derecho. Un tiempo duro y recio, otra vez, para una de las zonas menos mimadas de España.