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Así sobreviví en el festival de reguetón más grande del mundo

El Flow Fest congrega a 75.000 personas en Ciudad de México para ver a estrellas como J Balvin, Ozuna, Anuel o C. Tangana.

No tenía claro si era buena idea acudir al Coca-Cola Flow Fest, el festival de reguetón más grande del mundo. Bailar no es mi fuerte y nunca he sentido especial devoción por este estilo musical que prácticamente desconozco, así que la perspectiva de verme rodeado durante horas por una multitud danzante y adicta al perreo me causaba cierto desasosiego... pero, finalmente, ganó la curiosidad por acercarme a esta música tan menospreciada por muchos y tan amada por tantos.

Este festival de música urbana, celebrado en el Autódromo de la Ciudad de México el sábado 23 de noviembre, ha congregado a 75.000 personas, la mayoría muy jóvenes, que ansiaban ver actuar a algunas de las principales estrellas de este género, como J Balvin, Ozuna, Anuel... Las entradas, al menos durante la última semana, han costado más de 1.000 pesos mexicanos (50 euros), una suma elevada en un país en el que el salario medio es de unos 450 euros al mes. Cada año el número de seguidores que asiste a este evento crece, dando fe de que el reguetón mueve masas y tiene mucho tirón.

El cartel estaba conformado por una treintena de artistas que actuaban en cuatro grandes escenarios; imposible verlos a todos, hay que elegir, así que empezamos por...

  Guaynaa en el Flow Fest. Medios y Media via Getty Images

Este cantante puertorriqueño sabe conectar desde el primer minuto con la legión de fans que sigue su actuación. Transmite una energía frenética con sus incesantes movimientos y constantes guiños al público (especialmente a “las muchachotas”), al que anima a que le acompañe con las palmas o saltando. Pide “bullas” (que la gente grite) constantemente: ”¡Una bulla para los hombres que mandan en casa!” (...) ”¡Una bulla para las mujeres solteras!”. En un momento se arranca a cantar la ranchera El rey, de José Alfredo Jiménez, y prácticamente toda la audiencia le sigue en un multitudinario coro. Para cerrar elige repetir tema y canta Rebota, con el que la gente rompe a saltar. El suelo tiembla y se incendia la noche que acaba de caer sobre el Flow Fest.

  Anuel en el Flow Fest. Ocesa

Anuel, uno de los cabezas de cartel, agrada al público, que sigue sus ritmos y corea cada vez que grita “u-a, real hasta la muerte baby”, su lema. Sin embargo, algunos detalles del audio hacen que la potencia de la actuación suene irregular. Además, Anuel apunta con el micrófono al público una y otra vez para que se escuchen las miles de voces de sus fans... El problema es que repetir mucho este gesto hace que alguna de sus canciones en directo a ratos suene deslavazada. Las coreografías de sus bailarinas y el espectáculo de fuegos, humo y luces, sin embargo, es de los más intensos e impactantes del festival, y los seguidores de Anuel la gozan, especialmente con su hit más conocido, Ella quiere beber, que reserva para un final climático.

  J Balvin, visiblemente emocionado durante su concierto en el Flow Fest. Ocesa

J Balvin es el peso pesado de esta edición del festival. Un océano de personas se arremolina para ver su concierto. Cuando sale a escena, ataviado con coloridos ropajes, la gente enloquece. Él, visiblemente emocionado, se toma unos segundos en silencio en los que llega a arrodillarse ante su audiencia y saborea el momento. Su música es más apta para todos los públicos, ya que tanto sus letras como su puesta en escena, a diferencia de otras estrellas de este género, evita las constantes alusiones de tintes sexistas hacia las mujeres.

En un momento de la noche decide confesar ante las decenas de fans que él, a pesar de su riqueza y su fama, conoce lo que es sufrir la depresión. “Soy igual que ustedes, tengo días que no me quiero levantar”, dice antes de revelar a la enfervorecida masa que va al psicólogo. J Balvin también tiene palabras para Colombia, su país, que ha vivido reicientemente unas inéditas y convulsas protestas: “No soy ni de derecha ni de izquierda y siempre voy caminando hacia delante, y espero que esto se haga viral, yo no soy político, yo soy un hombre de bien que lleva un mensaje de dignidad, de tolerancia y de amor. ¡Que sigan sus sueños, mi gente!”.

A J Balvin se le nota que está a gusto esta noche y la gente está encantada con él. Sin embargo, antes de que el colombiano termine, son muchos los que dan media vuelta y se dirigen a toda prisa a otro escenario a unos cientos de metros, donde ya se escucha a...

  Ozuna durante su actuación en el Flow Fest. Ocesa

El inicio de la actuación de Ozuna, una de las más esperadas, se solapa inexplicablemente con el final de J Balvin, lo que provoca que mucha gente salga corriendo de un escenario a otro para tratar de tomar una buena posición en el arranque de Ozuna. La actuación de este puertorriqueño provoca un sismo entre la masa que lo idolatra. Su música gana mucha potencia en directo. Cada vez que calla para hacer una pausa, el micrófono capta los gritos desbocados de muchas chicas que le declaran su amor desde primera fila. Ya es entrada la madrugada y la bajada de temperaturas comienza a hacerse notar, pero la música de Ozuna contribuye a calentar los miles de cuerpos, que no paran de bailar y cantar.

  Imagen de archivo de C. Tangana. EFE

Faltan apenas 20 minutos para que acabe el festival y C. Tangana aún no ha empezado. Hay que decir en su defensa que Ozuna, que ha tocado previamente en el mismo escenario, se ha alargado unos minutos y le ha quitado algo de tiempo. Aún así, los preparativos del espectáculo se demoran demasiado y comienzan los silbidos y las quejas. Cuando el cantante español por fin aparece derrapando sobre el escenario, la gente se enardece. Pero el subidón dura poco: lleva dos canciones cuando alguien de la organización se acerca para decirle que solo tiene tiempo para dos temas más. A pesar de la premura, Tangana cede el micrófono a un cantante mexicano amigo suyo, un gesto que la audiencia aprueba. Después, trata de apurar el tercer tema, pero la organización desenchufa en directo el sonido antes de que lo remate... Desconozco si ha ofrecido un concierto más corto que este en toda su carrera. Lo que sí sé es que mucha gente se quedó indignada y con las ganas de más Tangana.

Tras una noche de bautismo de reguetón en el Coca-Cola Flow Fest, me queda claro que el esta música tiene mucha vida por delante. Y, a pesar del cansancio, el frío y del largo trayecto de vuelta para dormir (a la salida hay miles de personas esperando un taxi, el único medio de transporte a estas horas), creo que fue buena idea haber venido, baby.