Avistan en Madrid una de las nubes más raras del mundo

Avistan en Madrid una de las nubes más raras del mundo

Se trata de una clase de nube que apenas dura 20 minutos.

Imagen de archivo de un cielo nublado sobre Madrid.Emmanuele Contini/NurPhoto via Getty Images

No todos los días tienes la oportunidad de simplemente relajarte y disfrutar de las distintas formas que dibujan las nubes en el cielo. Pero es mucho menos habitual toparse con una de las nubes más extrañas del mundo. Esto es lo que le ha ocurrido a un ciudadano al captar un atardecer desde la Comunidad de Madrid, logrando llevarse una instantánea de la que se conoce como nube de herradura.

¿En qué consiste esta clase de nube? Pues como su propio nombre indica, su forma traza la silueta de la herradura de un caballo o del clásico arco árabe que puede verse en numerosas obras artísticas como la Alhambra o la Catedral-mezquita de Córdoba.

No obstante, lo que hace verdaderamente singular a esta nube es la poca frecuencia en la que se forma, constituyendo un auténtico ‘trofeo’ para los cazadores de instantáneas meteorológicas con más fortuna. Y ese premio es el que se ha llevado el tuitero Saúl Peña (@complutensis), que ha compartido una de esta nubes en su cuenta en la red social del pajarito azul.

¿Por qué es tan difícil ver una nube de herradura?

Según apuntan desde el portal especializado Tiempo.com, “estas nubes no suelen durar mucho, generalmente menos de 20 minutos”. El motivo es que “casi siempre se forma por la tarde cuando el sol ha calentado la tierra y forma las térmicas”.

Precisamente, la imagen compartida tiene lugar durante un atardecer en el municipio madrileño de Villalbilla. Puede apreciarse perfectamente la silueta de la herradura con los vívidos colores anaranjados del ocaso.

Las nubes de herradura también se conocen por sus términos en inglés, horseshoe vorticeen o mountainadoes. Pueden conformar columnas nubosas de 5 a 10 metros de diámetro que tienen un movimiento rotatorio. Además, están acompañadas de cúmulos alimentadas por corrientes ascendentes. Dichos cúmulos activan las capas de aire dando lugar a ese vórtice con dos extremos que dibuja la herradura.