Qué ha hecho Vox en el Parlamento andaluz

Qué ha hecho Vox en el Parlamento andaluz

El Hospital de las Cinco Llagas ha sido el primer hemiciclo en el que ha puesto un pie el partido de ultraderecha. Su balance: mucho pataleo, poca enjundia.

Santiago Abascal, líder de Vox, con el entonces líder en Andalucía, Francisco Serrano y Rodrigo Alonso, diputado por Almería, en enero de 2019, durante la constitución del Parlamento.Europa Press News via Getty Images

La antigua iglesia del Hospital de las Cinco Llagas, salón de plenos del actual Parlamento andaluz, fue el primer recinto oficial donde se escuchó la voz de Vox como miembro de pleno derecho de un hemiciclo, ya avalado por el voto de los ciudadanos. Era su primera institución, 12 escaños de una tacada, 395.978 votos, el 10,97% de los emitidos el 2 de diciembre de 2018. Al mes, se constituyó la Cámara y comenzó la inédita andadura de la ultraderecha, que le dio la vuelta al mapa político de nuestro país. Ahora afronta las elecciones del 19-J con las encuestas de cara: puede pasar de ser quinta fuerza a tercera y, sobre todo, puede ser la llave de gobernabilidad para el popular Juanma Moreno, al que ha sustentado esta legislatura dándole apoyo externo.

Toca ahora hacer repaso de lo impulsado y peleado por los de Santiago Abascal en su primer parlamento. Lo primero que hay que recordar es han pasado por una doble crisis interna que, en parte, ha alterado su trabajo: en el verano del 2020, el grupo se quedó sin líder, porque el exjuez Francisco Serrado se marchó tras una querella de la Fiscalía por supuesto fraude en una subvención a una empresa, mientras que en enero de ese año la diputada almeriense Luz Belinda Rodríguez se había ido a los no adscritos por supuestos “acoso” y “discriminación”.

El grupo del que ahora es portavoz Manuel Gavira ha tenido una actividad importante, pero no ha planteado propuestas de calado ni reformas de enjundia. El registro del Parlamento da cuenta de 4.222 iniciativas, pero en su mayoría son preguntas hechas tanto en comisiones como en plenos, con las que tratar de polemizar. Unas veces, se enfrentaban al Gobierno regional de PP y Ciudadanos, pese a su apoyo para sacar mayorías adelantes. Otras, las más, sus intervenciones han servido para poner en la agenda temáticas de las preferidas por la formación ultra, ideales para mostrar su ideología y para confrontar con las demás formaciones de izquierda.

Hay de todo, desde su primera pregunta con ruego de respuesta oral en pleno inquiriendo sobre la extrema precariedad de los municipios gaditanos hasta la última, de igual naturaleza pero referida a la externalización servicios de producción en Semana Santa. Sin embargo, hay temas que se repiten con insistencia, como el dinero que se dedica a violencia machista (a la que sorprendentemente se refieren como tal o “violencia de género”, términos que trata de desterrar y cambiar por “violencia intrafamiliar”. Ya en la segunda semana de esta XI legislatura preguntaron por el estado financiero, las memorias, pérdidas y ganancias del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM), que quieren eliminar. Son recurrentes las reclamaciones de explicaciones por el dinero que se da a los consistorios para informar a las mujeres o del asesoramiento que la Junta da a empresas en materia de igualdad.

En marzo de 2019, los diputados de Vox chillaban en el pleno que Salvamento Marítimo era un “taxi” para los inmigrantes que trataban de llegar a España, logrando su primera gran polémica, desde un escaparate formidable. La inmigración ha estado igualmente muy presente en estos años, con preguntas sobre tráfico ilegal de personas o ayudas a CIES y a menores.

Igualmente, son abundantes las preguntas sobre natalidad y familia, hostelería, turismo, educación concertada y privada (incluye clases de religión) y defensa de sectores como la ganadería y los toros.

Sucede lo mismo con lo que va más allá de las preguntas, las propuestas. En estos tres años y medio, Vox ha presentado sólo siete proposiciones de ley y dos propuestas de reforma del reglamento del Parlamento, en total nueve iniciativas que lo convierten en el partido con menos empuje (se presentaron 13 por el PP, 11 del PSOE, 12 de Cs, y 12 de Unidas Podemos y Adelante Andalucía). Por orden de presentación, sus propuestas legislativas pedían: modificar la Ley de la RTVE y el Consejo Audiovisual andaluz (con PP, Cs y PSOE); sustituir la Ley de Memoria Democrática por una Ley de Concordia (propia); readmitir como personal contratado a empleados de adjudicatarias de escuelas infantiles (con PP, Cs, PSOE y UP); un periodo transitorio para garantizar el servicio de TDT local (con PP, Cs, PSOE y Adelante); una Ley de Tributos cedidos de las comunidades (con el PP); otra Ley de Concordia entre españoles (propia) y una propuesta de mejora de ordenación de zonas de regadío en varios pueblos de Huelva (con el PP).

Las dos iniciativas sobre la reforma del ordenamiento parlamentario fueron conjuntas con todos los demás grupos y se referían a tecnicismos sobre votos delegados.

  Manuel Gavira, portavoz de Vox en la Cámara andaluza, en un pleno de febrero de 2022. Europa Press News via Getty Images

Si revisamos las proposiciones no de ley (PNL) presentadas por Vox en este tiempo en solitario, se aprecian sus caballos de batalla habituales, de la supuesta inutilidad de Canal Sur a la crítica a la publicidad institucional y otros gastos públicos que rechaza, pasando por los contenidos educativos. También hay alusiones a las plantillas de la sanidad andaluza y a vivienda, la concertación de escuelas y las ayudas a las familias.

También se incluyen multitud de asuntos que no son de competencia autonómica y de los que, por tanto, se puede hablar en ese salón maravilloso de las Cinco Llagas, pero sin más resultado que la toma de partida, la afrenta, el bucle. Van varios botones: los controles de extranjería, el aborto, las fronteras con Gibraltar, la defensa del idioma español, el indulto a los impulsores del procés.

En total, han presentado 65 PNL, que tampoco los ponen en el top de los grupos más activos, porque 119 ha presentado el PP, 115 el PSOE, 131 Cs y 39 Adelante Andalucía, tras la escisión del grupo de Unidas Podemos.

Las polémicas

La entrada de la ultraderecha en el Parlamento andaluz no ha roto el Parlamento andaluz, pero lo ha ensuciado. Los debates se han hecho más embarrados, rompiendo consensos que se creían intocables como los alcanzados sobre violencia contra la mujer o memoria histórica, y avivando fantasmas que no existen como el del binomio inseguridad-inmigración.

Cuestiones que no son competencia de la Junta de Andalucía se han puesto en la agenda, consumiendo tiempo de los plenos y comisiones. También se ha perdido un precioso tiempo negando -sobre todo desde la izquierda más izquierda- cada dato torcido y cada mentira apuntada desde Vox. Es una estrategia de libro al estilo de la ultraderecha europea, que busca ocupar espacios y radicalizar el discurso de otros partidos más templados. Vox, que dice que los parlamentos “no sirven para nada”, los usa mientras. Y sí que le sirven.

Sus planteamientos, en fondo y en forma, han dejado en estos años algunas polémicas importantes, como la estampa de Serrano hablando de la “dictadura ideológica” del feminismo y ese lenguaje inclusivo del que está “hasta el gorro”, la del diputado por Jaén Benito Morillo calificando a los defensores de la memoria histórica como “buscadores de huesos” o la de su compañero por Córdoba Alejandro Hernández, dando un manotazo al micrófono y mandando a Marta Bosquet, la presidenta del hemiciclo, “a topar por culo” porque no le daba un turno de réplica. También dejan para el recuerdo su ausencia en las celebraciones de todos los Días de Andalucía y su alejamiento de pronunciamientos institucionales como los del Día de la Mujer.

Lo que han arrancado al PP

Toda la actividad parlamentaria de Vox tenía por meta presionar para lograr sus objetivos de programa -aquellas 100 medidas para la España Viva, pretendidamente generalistas, emocionales y simbólicas- y también que el PP cumpliera el acuerdo firmado el 9 de enero de 2019 entre Serrano, Moreno y sus padrinos de Madrid, Javier Ortega Smith y Teodoro García Egea. Hacer que las cosas se hicieran a su manera sin gestionar directamente ni un euro de dinero público.

Sus grandes dianas han estado en dos consejerías, la de Políticas Sociales e Igualdad y la de Educación, las dos en manos de Ciudadanos. Aunque han apoyado tres presupuestos y buena parte de las propuestas legislativas de Moreno, los de Abascal no se han ablandado en sus reclamaciones sobre mujeres, inmigrantes y contenidos educativos.

En estas materias tan sensibles, tan mediáticas, han arrancado pequeñas conquistas: la Junta no ha negado la asistencia a los menores no acompañados, ha seguido atendiendo a los que llegaban de otras regiones, no defiende que haya efecto llamada por darles lo que necesitan, pero sí ha ampliado la partida de seguridad en los centros de acogida, cuando el índice de actos criminales cometidos por menores migrantes tutelados por la Junta es del 0,54%, según la propia consejera del ramo, Rocío Ruiz. Tampoco ha desaparecido el teléfono de ayuda a las víctimas de violencia machista, pero sí se ha incorporado uno nuevo de “violencia intrafamiliar”, que trabaja en paralelo con el primero. Ni se ha acabado con el lenguaje inclusivo en la Administración, pero sí se ha recomendado que se eviten redundancias y desdobles.

Donde no ha habido avances es en el pin parental, tan polémico en Murcia, más allá de una alusión de febrero de 2021 de aumentar la implicación de los padres y su poder decisorio en algunos contenidos. Ese es uno de sus principales reproches al PP, que se queja de que 17 de los 37 puntos firmados en el inicio de la legislatura están sin abordar, según publica El Español. Señala que no se han hecho esfuerzos en crear empleo de calidad, en eliminar organismos superfluos o subvenciones, en mejorar la sanidad o en inmigración (pelea contra las mafias, “efecto llamada”, seguridad y prevención del “fundamentalismo islámico”). Se quejan de que no hay Ley de Concordia, prometida también por Moreno, y por eso presentaron su propio texto.

Desde la Junta replican que hay muchas materias que no son de su negociado, como la gestión nacional de ayudas internacionales o la tarjeta sanitaria nacional, única, que Vox sabía que así era pero las añadió en el acuerdo, un refuerzo ideológico. Y que hay cosas que no han salido, entre otras cosas, justo porque ellos se opusieron a aprobar los últimos presupuestos.

“Los cambios que queríamos en estos cuatro años para Andalucía se han frustrado. Ahora el cambio real es Macarena Olona”, proclama en sus mítines Abascal. Ahora está por ver si en la oposición, como aliada o como socia del PP.