El color del bañador de tus hijos importa más de lo que crees

El color del bañador de tus hijos importa más de lo que crees

"La visibilidad es importante para detectar los ahogamientos a tiempo”.

kali9 via Getty Images

La llegada del verano implica que las familias pasan más tiempo en el agua y cerca de ella: en la piscina, en la playa, en barca...

Por eso es fundamental para todo el mundo, pero sobre todo para los padres de niños pequeños, extremar las precauciones en el agua. Según los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC), los ahogamientos son la segunda causa de muerte entre los niños de 1 a 4 años.

Para informarte sobre la prevención de ahogamientos, hay un factor poco conocido que debes tener en cuenta cuando vayas con niños a nadar este verano: el color de sus bañadores.

Alive Solutions, una organización especializada en seguridad en el agua, realizó un estudio informal en 2020 para comprobar cómo de visibles son los bañadores de distintos colores en piscinas de fondo claro, piscinas de fondo oscuro y lagos. En el caso de las piscinas, probaron cómo se veían los bañadores bajo el agua (fila superior) y luego de nuevo con algo de agitación en la superficie (fila inferior) desde la perspectiva de una persona de pie cerca de la piscina.

  Resultados de las pruebas de color de los bañadores en piscinas de fondo claro.ALIVE SOLUTIONS
  Resultados de las pruebas de color en piscinas de fondo oscuro.ALIVE SOLUTIONS

En el caso del lago, la organización probó los distintos colores de los bañadores en la superficie del agua (fila superior), en una perspectiva desde la orilla (fila central) y desde una vista elevada (fila inferior) para simular lo que se vería si un adulto estuviera de pie en un barco o en un muelle cercano. El agua del lago solo cubría dos metros y medio.

“Realizamos investigaciones sobre ahogamientos y sabemos que la visibilidad es importante para detectar los ahogamientos a tiempo”, explica Natalie Livingston, cofundadora de Alive Solutions. “Como socorristas y profesionales de actividades acuáticas, sabemos que hay ciertos factores que hacen que alguien sea más fácil o más difícil de ver bajo el agua”.

“Con esta información como contexto, empezamos a mirar bañadores para nuestros hijos y nos dimos cuenta de que muchos padres les compran a sus hijos unos bañadores muy bonitos y modernos, pero que harían que sus hijos desaparecieran enseguida bajo el agua”, explica.

  Así desaparecen los distintos bañadores en las aguas de un lago.ALIVE SOLUTIONS

Los colores de neón son los que mejor contraste ofrecieron tanto en piscinas como en lagos. En las piscinas de fondo claro, el rosa y el naranja neón fueron los que más destacaron, mientras que los bañadores de color blanco y azul claro fueron los que menos resaltaron. Los colores oscuros como el púrpura y el negro se veían bien, pero no son recomendables, ya que pueden confundirse con suciedad, hojas o una sombra.

En lagos y piscinas de fondo oscuro, el naranja neón, el verde neón y el amarillo neón fueron los más visibles. En cambio, el rosa neón no dio buenos resultados en el lago. El blanco era visible, pero se confundía fácilmente con el reflejo de la luz en la superficie del agua, por lo que tampoco se recomienda.

“El objetivo del experimento es enseñar a la gente a ser más visibles y también demostrarles lo difícil que puede ser ver a través del agua. No es como mirar a través del aire”, asegura Livingston. “En general, los colores neones quedaron mejor posicionados en todas las categorías”.

Los colores de neón son los que mejor contraste ofrecieron tanto en piscinas como en lagos

También cabe destacar que en el lago, a solo 60 centímetros de profundidad, la visibilidad se redujo a cero en todos los colores probados, un buen recordatorio de la importancia de llevar chalecos salvavidas en aguas abiertas para mantener a los nadadores en la superficie. (Los chalecos salvavidas son dispositivos de seguridad. Las aletas, los tubos, los flotadores para bebés y otros inflables, no).

Los niños de 5 años o menos también deben llevar chalecos salvavidas en las piscinas si el adulto que les vigila no está “al alcance del niño en todo momento”, explica la National Drowning Prevention Alliance.

Pero el color del bañador de tu hijo no tiene mucha importancia si no tomas otras medidas de seguridad.

Mario Vittone, antiguo guardacostas experto en ahogamientos, asegura que tener en cuenta la visibilidad de los colores del bañador “no es una mala idea” y que evitar los blancos y azules es una decisión sensata, pero tampoco se atreve a decir que los trajes de color neón sean “más seguros”.

“Si el color del traje llega a ser importante, probablemente el ahogamiento ya se haya producido. Ser capaz de detectar fácilmente a un niño que está en el fondo es bueno, pero evidentemente es mejor no dejar que llegue al fondo”, aclara Vittone.

“Un niño con un bañador azul claro que ha recibido clases de natación y está nadando en una piscina bien vigilada está más seguro que un niño con un bañador amarillo neón que no ha recibido clases de natación en una piscina vigilada por un socorrista que nunca hace descansos”.

Más consejos para evitar ahogamientos

De hecho, dar clases de natación a tus hijos desde una edad temprana reduce el riesgo de ahogamiento. Asegúrate de conocer bien las habilidades de natación de tus hijos y de conocer los mitos falsos sobre los ahogamientos.

Pero, como señala la Academia Estadounidense de Pediatría, “ni siquiera unas habilidades avanzadas de natación evitarán siempre los ahogamientos” y “las clases de natación deben tenerse en cuenta solo en el contexto de una protección a varios niveles”.

Una supervisión constante, atenta y sin distracciones por parte de un adulto es esencial cuando los niños están en el agua o cerca de ella. Los ahogamientos se producen muy rápidamente (a veces en cuestión de segundos), por lo que incluso apartar la vista para mirar rápidamente el móvil o tomar un tentempié puede ser peligroso.

“Vigila a los niños sin perderlos de vista todo el tiempo que estén en el agua”, indica Vittone, que recomienda que los adultos también vigilen a los socorristas para ver cómo de atentos están.

Una buena idea es que haya siempre un adulto encargado específicamente de vigilar a los niños en el agua. A poder ser, que su turno dure solamente 15 minutos, aproximadamente, para que su atención no decaiga por cansancio, aburrimiento o distracciones.

“Cuando todo el mundo vigila, nadie vigila”, sostiene la doctora Sarah Denny, pediatra y exsocorrista. “Esto sucede continuamente: un grupo de adultos está alrededor a lo suyo y un niño se ahoga. No es culpa de nadie en concreto; todo el mundo daba por hecho que alguien, de entre todos, estaría vigilando”.

Mucha gente no sabe cómo se ve realmente un ahogamiento. Muy a menudo, el ahogamiento se produce en silencio.

“Las personas que se están ahogando rara vez gritan o agitan los brazos para pedir ayuda, porque están dedicando su energía a tratar de mantenerse a flote”, afirma Chris Brewster, antiguo jefe de socorristas en San Diego (Estados Unidos).

Denny explica que algunas señales sutiles de ahogamiento también pueden ser una mirada de pánico y un vaivén hacia arriba y hacia abajo en el agua.

Más señales pueden ser una mirada desenfocada, ojos cerrados, hiperventilación, boca a ras del agua, el pelo sobre los ojos, una persona en posición vertical que que parece estar subiendo una escalera invisible, etc. 

“Los niños hacen ruido cuando están jugando. Si notas que se quedan en silencio, acércate enseguida para ver por qué”.

Para evitar que los niños se metan en la piscina sin la supervisión de un adulto, los expertos en seguridad recomiendan una valla que rodee todo el perímetro de la piscina con una puerta cerrada.

Además, que un niño nade bien en una piscina no significa que vaya a nadar igual de bien en un lago o en el mar.

Como precaución añadida, si eres la única persona adulta que hay, saber hacer una reanimación cardiopulmonar (RCP) puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte del niño.

Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.