Basilio Sánchez: “La gente reniega de la ternura, el silencio y la soledad, pero las desean en secreto”

Basilio Sánchez: “La gente reniega de la ternura, el silencio y la soledad, pero las desean en secreto”

Sus poemas contradicen estos tiempos del ruido, las prisas y la ansiedad.

El poeta español Basilio Sánchez.Lisbeth Salas

Por Winston Manrique Sabogal

De los días contrariados de un joven objetor de conciencia haciendo la mili, mientras estudiaba para ser Médico Interno Residente y se desaburría descubriendo la literatura, nació un poeta, Basilio Sánchez (Cáceres, España, 1958). De aquellos días de comienzos de los años ochenta salió su primer poemario: A este lado del alba. Título y poemas ya daban cuenta de su naturaleza contemplativa y de la manera sigilosa como su pasado de dificultades con el lenguaje le mostraron la trascendencia del detalle, la importancia de la belleza de lo pequeño.

Los versos leídos y escritos entre pacientes y emergencias convertidos en libros acompañaron la vida de Basilio Sánchez que treinta y cinco años después ha ganado uno de los premios de poesía más prestigiosos, el XXI Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe con He heredado un nogal sobre la tumba de los reyes (Visor). Un libro que “parte de una mirada contemplativa que se detiene en la humildad de lo pequeño, en sus fulgores y revelaciones, pero que también exalta el misterio del origen , de lo íntimo, y la labor del poeta que no es un iluminado sino un artesano de la palabra. Reafirma la forma como acto de fe, un camino de vuelta a lo esencial, a lo que aun callando se revela”, dijo Piedad Bonnett, poeta colombiana y miembro del jurado.

Sus poemas contradicen estos tiempos del ruido, las prisas y la ansiedad. Versos que transmiten serenidad e invitan a una reconciliación con el vivir, consigo mismo y con la belleza que hay alrededor. Tiempo y espacio, ruido y muchedumbre que envuelven a la gente y a quienes Sánchez invita a redescubrirse con el silencio y la soledad, la contemplación y la ternura. A no verlas como enemigos, porque “si públicamente se tiende a renegar de ellas, la verdad es que todos las desean en secreto”.

El origen de He heredado un nogal sobre la tumba de los reyes lo cuenta el poeta en el siguiente vídeo en el que, además, lee un poema que resume parte del espíritu del libro:

El poeta Basilio Sánchez cuenta el origen de su poemario ‘He heredado un nogal sobre la tumba de los reyes’. 

Lo dice un medio día luminoso de Madrid cuando la ciudad pasa rápida por la ventana que tiene delante. Aunque él vive en Cáceres donde trabaja en la sección de Cuidados intensivos de un hospital. La mitad de su vida, o más, la pasa en el lugar donde palpita el dolor y las emociones van por el borde del desbarrancadero.

Winston Manrique Sabogal. ¿Qué es para usted el silencio?

Basilio Sánchez. El silencio, como digo en uno de los versos de un poema, es la elegancia absoluta. El silencio te deja ser quien eres realmente. El silencio, como digo en ese mismo poema, “es un océano en calma / que permite que aflore / como islas / o como promontorios / los pequeños sonidos de las cosas, sus músicas secretas”. Solamente en el silencio es posible escuchar el murmullo de las cosas, el sonido del mundo y tu propio sonido.

Es verdad que el silencio tiene que ser buscado, no impuesto. Es la vía que han utilizado al lado de la historia, las religiones, los místicos, todo el mundo que ha querido avanzar en el conocimiento personal y en el descubrimiento, en el acercamiento a lo que le rodea… que ha querido disfrutar del mundo en el que vive…

W. Manrique Sabogal. Le preguntaba por el silencio porque el libro invita a cuestiones afines y va a contracorriente de la realidad del mundo lleno de estridencia y fuera de tendencias literarios. ¿De dónde procede el espíritu de este poemario?

B. Sánchez. Es la continuación de una línea de escritura que empecé hace más de 35 años y que ella sola ha ido decantándose en unas formas y en unos silencios, como dices. Digamos que He heredado un nogal sobre la tumba de los reyes recoge mi forma de pensar y de vivir en este tiempo.Y, como decías, es un libro que subvierte de alguna forma los modos actuales de nuestra sociedad. Pero la poesía siempre ha venido a ser un toque de atención. La poesía supone de algún momento pararte en medio del barullo de lo que existe…

W. Manrique Sabogal. Hay otra presencia importante, el tiempo y su aproximación a él. En un poema dice: “Yo creo que no es el tiempo / lo que, al final, la muerte consigue arrebatarnos / es el espacio, /la visión de lo abierto, la grandeza / sencilla de las cosas / con las que compartimos nuestra vida, / nuestra ausencia de límites. / Yo creo que no es el tiempo. / La muerte es una hipótesis / que te acaba robando la posibilidad del horizonte”.

B. Sánchez. Ese poema viene también a subvertir una idea: el hombre parece que solo tiene tiempo, vive, se le acaba y se acabó. Pero no nos damos cuenta de que no solo se acaba el tiempo. Para mí lo más importante es que se acaba la visión de lo abierto. Es valorar lo que tenemos, este buen lugar que llamo yo a esta tierra en la que vivimos y que a pesar de que la tenemos abandonada, descuidada, etcétera, es el mejor de los lugares posibles. Entonces la muerte, que a todos nos llega, nos trae una pérdida, pero no es solo la del tiempo de no poder seguir viviendo, sino la posibilidad que nos quita de poder seguir viviendo con esta visión que tenemos de lo abierto, la contemplación de lo grande que es el universo y lo grande que somos nosotros. Y esa apertura, esa amplitud, es lo que pierde la persona que se va…

W. Manrique Sabogal. Hay una conexión más allá de tiempo y espacio, y es la palabra que ha empleado: Contemplación. No solo una presencia de estar por estar, ni ser sujetos pasivos frente a la propia belleza que nos rodea.

B. Sánchez. Efectivamente. Este podría ser un libro de meditación, pero también el cuaderno de campo de un naturalista, el breviario de un contemplativo o, incluso, el diario secreto de un paseante solitario. El aspecto contemplativo, que no es exclusivo de las religiones ni de la mística, es la esencia de la poesía. El conocimiento a través de la pura contemplación. Una aprehensión de la realidad no utilitaria que no busca ninguna compensación, salvo la de disfrutar de la simple presencia de las cosas. Eso es lo que hace mi poesía. La contemplación es lo que te abre los ojos al poema.

W. Manrique Sabogal. Mientras tanto el mundo y la sociedad parecen querer llenar de ocupaciones todo su tiempo y no se deja espacio para vivir y contemplar la vida.

B. Sánchez. La gente no sabe utilizar el silencio ni sabe utilizar la soledad, las tiene como enemigas y eso es un error.Probablemente porque la propia vida les ha llevado a eso. Porque los ratos de silencio solo le sirven para acordarse de las preocupaciones, y los ratos de soledad les lleva a comprobar lo mal que están. Se trata de dar un vuelco a eso, y la literatura ayuda. El silencio y la soledad buscadas son enriquecedoras, ayudan a crecer.

No propongo un mundo idílico de retirada del mundo. Pero asumiendo que trabajamos y vivimos en el mundo que es, yo mismo soy un médico de cuidados intensivos, que es la unidad técnicamente más cualificada de un hospital, y me muevo entre sirenas, pitidos, alarmas, pero eso no quita que tenga mi tiempo para retirarme al silencio y la soledad.

W. Manrique Sabogal. El libro también habla del poeta y del poema, uno de sus grandes valores. En uno de ellos que resume parte de lo mencionado y el acto de creación dice: “Uno empieza un poema / por aquello lo que sabe / y lo acaba por lo que desconoce. // Escribir un poema es andar sobre las aguas, / confiarnos a lo bueno del mundo. // La primera conquista es la de la ternura. // Luego viene la de la soledad, / esa conquista / que nos abre las puertas del silencio”.

B. Sánchez. No había pensado en ese poema, pero es verdad que a través de la poesía se consigue esa ternura. Una ternura que no hay que interpretar como un reblandecimiento mental. Es reconocer que el mundo requiere de nuestra ternura, requiere que las relaciones humanas necesitan de ternura; las relaciones con los animales, las relaciones con la naturaleza. La destrucción a la que estamos asistiendo del medio ambiente no existiría si tuviéramos ternura por el medio ambiente, si fuéramos capaces de considerarlo en ese sentido casi franciscano de hermandad.

W. Manrique Sabogal. Pero la ternura, el silencio y la soledad no parecen gozar de buena fama, al menos su expresión pública.

B. Sánchez. ¡Claro! Y sobre todo en estos últimos años en los que prevalece la dureza, la intransigencia. Parece que ser muy hombre o mucha mujer necesita tener una dureza de espíritu, una rigidez mental. Creo que la ternura nos ayuda a vivir. Se anhela recibir ternura pero no darla. El problema es que es una sociedad muy egoísta que pretende lo mejor para uno y al servicio de uno… La gente reniega de la ternura, el silencio y la soledad pero la desean en secreto, esa es la contradicción.

W. Manrique Sabogal. ¿De dónde procede este mundo de Basilio Sánchez?

B. Sánchez. La experiencia de la poesía en mi caso es una experiencia de vida fundamental, tan importante como la experiencia amorosa, experiencia vital, contemplativa, la experiencia de la naturaleza. Yo procedo de un mundo diferente, de un mundo de la ciencia. Yo llego tarde a la literatura, empiezo cuando los demás acaban. Llego con mucho respeto a romper algo, a que te digan algo, a no saber estar a la altura; llego a un mundo literario que es completamente ajeno a mí. He entrado por la puerta de atrás, desde la ciencia, de una forma muy discreta, casi obligado cuando con mi primer poemario gané un accésit del Premio Adonáis por A este lado del alba.

Hay otro elemento más: vengo de una adolescencia con dificultades de lenguaje. Tuve una especie de dislexia asociada a una tartamudez o a una taquilalia, eso de hablar muy deprisa sin que se entienda. Me cerró muchas puertas, entre ellas la de la lengua y la literatura. Por eso hice medicina, huyendo en el instituto de mis problemas con el lenguaje. Así que la literatura y la poesía cuando las descubrí tarde me salvaron. La literatura es la que me ha ordenado el pensamiento y me ha ordenado el lenguaje. Por eso es una experiencia fundamental en mi vida. Yo escribo de lo que vivo y por eso la poesía aparece.

W. Manrique Sabogal. ¿Cuándo fue su primer acercamiento a la literatura?

B. Sánchez. Después de terminar la carrera de medicina con 23 años, hacia el año 80 u 81, hice la mili. Allí en los ratos libres me dediqué a dos cosas: prepararme para la MIR y como estaba tan mal, en el sentido de que yo que era objetor de consciencia estaba haciendo la mili era un contrasentido, ocurrió que en medio de aquello empecé a leer libros. Cogí, por ejemplo, La arboleda perdida, de Rafael Alberti. Me llamó enormemente la atención la Generación del 27. Me enamoró todo lo que cuenta Alberti. Luego empecé a leer a Vicente Aleixandre, Claudio Rodríguez, Walt Whitman… Durante aquellos quince meses de la mili escribí mi primer libro de poesía… Y en el año 84 me dan el accésit. Y ahí arranca todo.

Entonces ya estaba el misterio en Basilio Sánchez, porque como Albert Eisntein, cree que “el misterio es el mayor regalo que nos puede regalar la vida”. “Y la poesía está plagada de misterio. Lo que hace realmente hermosa a la poesía es el misterio y, partir del segundo libro, me planteé una escritura relacionada con el misterio y con la vida”.

  • Las bases de la convocatoria del XXXII Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe y Premio a la Creación Joven las puedes ver en este enlace. Se premia una obra inédita y el plazo de admisión de ejemplares se cerrará el 26 de junio incluido. El jurado estará compuesto por Víctor García de la Concha (presidente), Gioconda Belli, Antonio Colinas, Aurora Egido, Margo Glantz, Juan Antonio González Iglesias, Soledad Puértolas, Jaime Siles, Luis Antonio de Villena y Basilio Sánchez (ganador de la anterior convocatoria). Serán jurado de honor Francisco Brines y José Manuel Caballero Bonald.

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