Basta ya de glamourizar la violencia contra las mujeres

Basta ya de glamourizar la violencia contra las mujeres

Resulta paradójico, por no decir retorcido y cruel.

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Observen esta imagen durante unos segundos y digan lo primero que les viene a la cabeza. Niña. Menor. Debilidad. Desvaído. Sumisión. Sexualización. Hombre. Encima. Pisar. Abusar. Placer. Dolor. Violación. Calle. Camión. Acera. Cabeza. Atropellar. Degollar. Matar... Podríamos estar hablando de pornografía infantil o de una película gore, pero esto es mucho más espeluznante: estamos describiendo la portada de una revista de moda y tendencias de tirada internacional. Este mes, VOGUE Portugal dice a las mujeres adultas que lo ideal es ser una niña sumisa, tirarse en una esquina y dejarse pisar o atropellar.

Resulta paradójico (por no decir retorcido y cruel) que el equipo directivo de este medio de comunicación haya elegido a un icono actual de fortaleza femenina, la actriz Sadie Sink que interpreta a Max Mayfield en la serie Stranger Things, y la haya retratado con una pose de sumisión y debilidad rozando incluso la humillación. En la ficción Mayfield es una niña de 13 años, segura de sí misma, que demuestra comportamientos más asociados con los chicos que con las chicas: le gustan los videojuegos, monta en skate, es directa, firme, independiente y sabe lo que quiere. Pero al fotógrafo Branislav Simoncik y a la directora de la revista Sofía Lucas estas actitudes no les han debido parecer suficientemente femeninas e inspiradoras por eso han decidido colocar a esta menor de edad (en la actualidad tiene 17 años) tirada en el asfalto, con la mirada perdida y bajo los pies de varias personas caminando sobre ella.  

Hagamos un análisis detallado. Según el recorrido que hace la mirada sobre cualquier imagen, la lectura comienza arriba a la izquierda (figura masculina) sigue hacia la derecha (culos de mujeres) continúa hacia abajo a la izquierda (rostro de la niña) y sale abajo a la izquierda (mano desfallecida de la niña). La figura masculina está erguida, está andando, (luego es activa) y lleva una bolsa con la palabra “Supreme”. Está por encima de la figura femenina justo sobre su pubis y su pie justo encima del vientre. No se le ve el rostro, qué casualidad, como en el porno. La figura femenina es menor de edad, está tumbada en una pose pasiva, con el brazo y la mano desplomados y sin ningún tipo de expresión en la cara. Está al borde de una acera con parte de la cabeza casi en la carretera. Su mano lánguida indica debilidad o mortandad. Y para rematar una palabra en mayúsculas subraya la escena: CONNECTED. No se me ocurre una figura femenina más desconectada de todo, del contexto, de las personas de alrededor, hasta de ella misma… No tiene vida ni expresión, si me apuras parece que le acaban de desconectar de la máquina que la mantenía con vida.

Resulta paradójico (por no decir retorcido y cruel) retratar un icono actual de fortaleza femenina con una pose de sumisión y debilidad rozando incluso la humillación.

¿Qué nos quiere decir VOGUE? ¿Nos invita a disfrutar mirando mientras la pisotean o la atropellan? ¿Es un cuerpo femenino débil y sumiso algo deseable? ¿Las mujeres no hemos de mostrar ni rastro de expresión o de vida? Esta imagen es dañina desde cualquier perspectiva. Refuerza el estereotipo de que las mujeres tenemos que ser eternamente adolescentes y manejables. Normaliza la violencia hacia ellas (cuantas más imágenes vemos de este tipo más normales nos parecen y si no escuchen a los niños). Asocia el éxito femenino con valores negativos. Y es un referente nefasto para millones de adolescentes que están definiendo su identidad y siguen a esta actriz en redes. Echen un vistazo rápido a los millones de likes y de comentarios de la foto en su Instagram: “¡Me encanta!”, “¡Eres una diosa!”, “Quisiera ser esa gente que camina a tu alrededor”, “Ojalá yo me viera como tú yaciendo en una calle pública”.

No seamos espectadores pasivos que miran sentados cómo se denigra cada vez más la imagen de las mujeres. No todo vale en nombre de la publicidad o del arte. No hay ningún glamour en la violencia y la muerte de las mujeres. No es creativo sino ofensivo. Esta imagen ha pasado por muchos ojos antes de ser publicada… No nos cuenten que no han reparado en todos estos detalles: son ustedes malas personas o son unos pésimos profesionales.

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