Begoña Gómez, la mujer de la que nadie dice nada malo

Begoña Gómez, la mujer de la que nadie dice nada malo

La esposa de Pedro Sánchez ha pasado de ser una habitual de los actos del PSOE a estar ausente.

Begoña Gómez en una gala contra el cáncer de mama.GTRES

Begoña Gómez apuntaba maneras para convertirse en la primera dama que robaría todo el protagonismo a su marido Pedro Sánchez. Un fenómeno Michelle Obama. No en vano, así se referían a la pareja en un principio: los Obama españoles.

La imagen del actual presidente en funciones ganaba fuerza cada vez que aparecía en un acto del PSOE acompañado por ella. Sin embargo, Gómez ha ido de más a menos. Antes se colaba hasta en los vídeos de los rivales políticos de Sánchez y la acusaban de tener ansia de protagonismo; ahora ni siquiera se la espera. Begoña Gómez, de 44 años, ha optado por el silencio. Incluso en un principio se decía que era militante del PSOE, y ahora ningún socialista ha querido confirmar que lo siga siendo.

Su primera aparición pública tuvo lugar en julio de 2014, en ¿Quién es ese tal Pedro Sánchez?, un vídeo realizado por el equipo de campaña del presidente socialista. Se enfrentaba en las primarias a Eduardo Madina y a José Antonio Pérez Tapias.

Fue su apoyo incondicional (público) en la campaña electoral de 2015. Salió en pantalla junto a él en especiales de El programa de Ana Rosa, Planeta Calleja o en 2 días y una noche, con Susanna Griso. En cambio, ahora vive aislada de los medios y se deja ver únicamente en eventos solidarios o en viajes al extranjero. La última vez: durante la recepción que los reyes ofrecieron con motivo del Día de las Hispanidad.

Precisamente fue en 2015 cuando los medios de comunicación españoles comenzaron a comparar al matrimonio con los Obama. Especialmente a partir del acto de proclamación de Sánchez como candidato a La Moncloa por el PSOE: ella, con un vestido rojo, subió al escenario para acompañarlo y allí se dieron un beso. Todo muy typical american, con ‘banderón’ de fondo incluido.

  La pareja en el momento en que Pedro Sánchez es elegido candidato del PSOE.GTRES

Cómo llegó a su nuevo cargo o De dónde viene, a dónde va

La ‘segunda’ dama nació en Bilbao en 1975, pero se crió en Valderas, un pequeño pueblo al sur de León. Según cuentan sus habitantes, Begoña estaba muy apegada a su abuelo y a su madre, y allí vivía feliz. Cada vez que entraba en la panadería que estaba junto a su casa, lo hacía con una sonrisa. “Ahora se le ve mucho más seria y menos natural”, explica Víctor, el hombre cada día le vendía el pan a su abuelo o a su madre. Y aunque se fue del pueblo siendo joven, durante años no perdió la oportunidad de regresar en verano.

Gómez siempre tuvo claro a qué se quería dedicar. Estudió Marketing en ESIC en Madrid, la universidad privada de los Padres Reparadores, hizo un máster de Administración de Empresas y orientó su carrera profesional hacia el frundaising. La captación de fondos para ONG’s siempre ha sido su meta profesional. De hecho, ahora se dedica a impulsar nuevos proyectos para África desde el Instituto de Empresa University.

El Instituto de Empresa ha confirmado a esta redacción que la esposa de Pedro Sánchez ocupa la dirección del IE Africa Center —una institución que se creó con su incorporación— desde septiembre de 2018, y que se encarga de impulsar la innovación, el liderazgo ejecutivo, el emprendimiento y el desarrollo de proyectos de acción social en el continente africano, además de desarrollar programas de formación.

Sus actuales compañeros solo tienen buenas palabras para ella. Todo son elogios. “Es una mujer válida, tenaz, con don de gentes, comprometida con sus estudiantes y preocupada por ellos, preparada, cercana, afable, inteligente, con mucha cultura...”. Además, Begoña Gómez ha sido parte del jurado de unos premios de humanidades y el resto de componentes de ese jurado insisten en “su cultura” y en que “está a la última”.

Da igual en cuál de sus círculos cercanos lances la pregunta, la respuesta siempre es la misma: “Nunca tiene un mal gesto” y siempre tiene presente en el trabajo “objetivos éticos” porque “su escala de valores está muy definida” y defiende sus ideales. Eso sí, “es muy exigente” —pero admite críticas— y nunca habla de su familia con sus compañeros. En este aspecto, es muy reservada.

El centro en el que trabaja actualmente Gómez depende de la Fundación IE, que se alimenta de fondos públicos y privados. Sin embargo, ha sido imposible averiguar la retribución a su puesto por “política de confidencialidad y protección de datos”.

Antes de ocupar este cargo, Begoña Gómez trabajó como asesora de Oxfam Intermón, Amnistía Internacional o Anesvad, y fue directora de Consultoría en el Grupo Inmark. En esta última empresa no la ponen por las nubes, sino que se cierran en banda ante cualquier pregunta sobre ella. Desde 2015 también codirigía el Master en Fundraising Público y Privado para Organizaciones sin Ánimo de Lucro en la Universidad Complutense de Madrid, pero pidió una excedencia.

  Pedro Sánchez y Begoña Gómez en un colegio electoral.EFE

Lo que de verdad le preocupa

Quienes la conocen destacan que es una mujer natural y que sabe relativizar,  se preocupa solo de lo verdaderamente importante. Especialmente —y lógicamente por otra parte—, de su familia.

Era lo que realmente le inquietaba en 2014, justo en pleno ‘lío’ de las primarias en el PSOE. En julio de ese año, la pareja durmió en casa de Diego Conesa, el líder de los socialistas en la Región de Murcia.

Al contrario que en su trabajo actual, en el que prefiere no hacer mención de ello, en ese momento todo eran palabras para sus dos hijas, Ainhoa y Carlota, de 14 y 12 años actualmente. Estaba deseando que todo acabara para pasar tiempo con ellas. “Begoña es una mujer familiar, amable y que siempre tiene una sonrisa”, explican varios socialistas, entre ellos el que fue su anfitrión durante aquella breve estancia.

Begoña y Pedro se conocieron a través de un grupo de amigos en una fiesta. Sánchez, que se mudó al piso de Gómez en el barrio de La Latina (Madrid), acostumbraba a escribirle cartas de amor, y le pidió matrimonio en un restaurante cuando su hija Ainhoa tenía casi un año. Se casaron por lo civil en 2006, en el Ayuntamiento de Madrid. La exministra socialista Trinidad Jiménez ofició el matrimonio, que se celebró en los jardines del Hipódromo de la Zarzuela.

A Gómez le encanta el teatro, el cine, viajar y el deporte. Su dedicación al gimnasio nunca ha sido un secreto. Además, se deja ver habitualmente en conciertos y los artistas y grupos que más le gustan son La Habitación Roja, Muse, Bruce Springteen o Björk. Sus preferencias musicales coinciden con las de su marido.

  Pedro Sánchez y Begoña Gómez en el Congreso del PSOE de 2017.GTRES

No cabe duda: el día que Begoña Gómez consiguió llamar la atención de todo el mundo fue aquel 21 de junio de 2015, cuando Pedro Sánchez se proclamó oficialmente candidato a la presidencia del Gobierno. Los expertos en moda decían entonces que alguien que lleva un vestido rojo “ni es tímida ni pretende pasar desapercibida”. Más de cuatro años después, el estilo de Begoña Gómez apunta en la dirección contraria: es sobrio, siempre lleva el pelo suelto, viste líneas puras y no suele llevar mucho accesorio, algo muy atípico en España. Busca la sencillez en cada una de las ocasiones.

Gómez transmite buena energía. Escucharla, incluso, “genera paz”, explica Carla Antonelli. “Es una mujer encantadora, extremadamente amable”. La diputada en la Asamblea de Madrid también saca la cara por Begoña Gómez, a la que se criticó en sus primeras apariciones por estar junto a su marido, por seguirlo. Se dijo que era una imagen machista. “Es lo más normal del mundo, ¿nos hemos vuelto locos? Me gusta verlos juntos y su mejor aparición fue en Cuba. Iba expléndida”.

  Pedro Sánchez y Begoña Gómez en Cuba.EFE

Begoña Gómez ha pasado de ser una habitual en los actos de Pedro Sánchez a ser la gran ausente. Algunos socialistas aseguran que se debe a la situación política y a que el Gobierno está en funciones, que se trata del “cauce normal”.  Pero ya no queda ni rastro de la imagen de ‘los Obama españoles’.