Bolsonaro envía al Ejército para combatir los incendios en la Amazonia

Bolsonaro envía al Ejército para combatir los incendios en la Amazonia

Hasta ahora, había insinuado que todo era culpa de las ONG.

maniEFE

El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, autorizó este viernes el envío de militares para combatir los incendios en la Amazonia y advirtió que el problema ambiental no podía servir de “pretexto” a sanciones internacionales, en vísperas del G7 de Biarritz (Francia) donde se debatirá la situación en Brasil.

En medio de protestas en varias ciudades de Brasil y otros países en defensa del “pulmón del planeta”, el presidente estadounidense, Donald Trump, ofreció ayuda a su aliado Bolsonaro para luchar contra el fuego, como ya hicieron varios países sudamericanos y europeos.

Por decreto, el mandatario ultraderechista autorizó durante un mes el envío de tropas “para acciones preventivas y represivas contra delitos ambientales” y para combatir los “focos de incendio” en la Amazonia, incluso en áreas indígenas, a condición de que “sea solicitado por el gobernador” del estado concernido.

Dos estados, Roraima y Rondonia, ya lo hicieron.

Por la noche, Bolsonaro advirtió en cadena nacional que su gobierno tendrá “tolerancia cero” con los delitos ambientales.

En un principio el gobierno brasileño atribuyó el aumento de los incendios -un 85% más en lo que va del año respecto al mismo periodo de 2018- a la temporada seca, y Bolsonaro insinuó que las ONG eran responsables de propagarlos, lo que desató una oleada de críticas a nivel mundial en su contra.

Brasil se encuentra en temporada seca, cuando los incendios son frecuentes, aunque especialistas coinciden en que no se trata de un año de sequía intensa y que el fuerte incremento de los focos se debe a la deforestación.

Porto Velho, capital del estado de Rondonia (limítrofe con Bolivia), amaneció cubierta por una fina capa de humo rojiza. Espesas columnas de humo se alzaban sobre los densos bosques de este estado occidental, donde las llamas de varios incendios eran visibles a lo largo de kilómetros.

En su discuso, Bolsonaro advirtió que los incendios “no pueden servir de pretexto para posibles sanciones internacionales”, después de que Francia e Irlanda amenazaran con no ratificar el acuerdo de la Unión Europea con el Mercosur y de que Finlandia dijera que propondrá la prohibición de las importaciones de carne de res brasileña al bloque.

El presidente francés, Emmanuel Macron, ha sido el mandatario más crítico con Bolsonaro. El jueves llamó a sus pares del G7 a discutir “de emergencia” el tema y este viernes lo acusó de haberle mentido sobre sus compromisos climáticos.

En respuesta, Bolsonaro le echó en cara haber divulgado el jueves en Twitter “fotos del siglo pasado [para ilustrar los incendios] para potenciar el odio contra Brasil por mera vanidad”.

Y dijo que “otros países” que le ofrecieron ayuda para combatir los incendios “se pusieron a disposición para llevar la posición brasileña ante el G7″, sin especificar cuales, con lo que es de esperar una cumbre dividida.

Uno de los que ofreció ayuda fue el estadounidense Trump, quien dijo que las relaciones entre los dos países “están mejor que nunca” y afirmó que “ambos tienen un deseo mutuo de lanzar una gran negociación comercial en breve”.

Con carteles de “Act for Amazon”, “Salven nuestro planeta” y “La Amazonia no está en venta”, miles de personas protestaron en distintas ciudades de Brasil y frente a embajadas y consulados de otras capitales latinamericanas y europeas contra Bolsonaro, un escéptico del cambio climático, al que acusan de propiciar la deforestación y los incendios con sus políticas de abrir las zonas protegidas al agronegocio.

“Brasil tiene cómo crecer sin deforestar. Es una cuestión de voluntad política”, dijo a la AFP Fabiola Zervini, una activista ambiental de 42 años que desfilaba por la Avenida Paulista, la principal arteria de Sao Paulo.

Una gran pancarta negra avanzaba con el lema: “Quemen a los fascistas, no las selvas”.

En una entrevista telefónica con AFP desde Alemania, el líder indígena Raoni, un aliado clave de la defensa de la Amazonia recibido en mayo por el papa Francisco en el Vaticano, dijo que hay que sacar a Bolsonaro del poder “lo más rápido posible”.

“Pienso que el presidente de Francia y otras fuerzas internacionales pueden presionar para que el pueblo y el Congreso hagan partir a Bolsonaro”, dijo Raoni.

Celebridades como Madonna, Ricky Martin, Novak Djokovic, Gisele Bundchen y Leonardo DiCaprio llamaron igualmente a actuar en defensa de la biodiversidad del planeta.

La preocupación del agronegocio brasileño, que teme pagar las consecuencias, y la clase empresarial también se hizo sentir y la ministra de Agricultura, Tereza Cristina, pidió “bajar la temperatura” de la discusión.

“Las empresas, especialmente las más globales, se preocupan claramente por la manera en que las políticas ambientales pueden impactar en el comercio”, dijo una portavoz del Consejo Empresarial Brasileño para el Desarrollo Sustentable (Cebds), que reúne a muchos de los principales grupos empresariales del país.

Robert Muggah, investigador del Instituto Igarapé, un centro de análisis de Río de Janeiro, dijo a la AFP que “el gobierno brasileño subestimó severamente la escala de preocupación global en torno a la Amazonia” y calculó “de forma errada hasta qué punto acelerar la deforestación podría amenazar las relaciones bilaterales y multilaterales”.