'Cádiz', llega el humor a la cartelera

'Cádiz', llega el humor a la cartelera

Podría convertirse en el lugar al que acudir para aquellas personas que no tengan previsto salir de la ciudad estas vacaciones.

.Lucía Romero

Por fin, llega el humor al teatro. Lo trae, como no podía ser de otra manera, el Teatro Lara, especializado en el género, que reabre sus puertas. Teatro que recupera Cádiz de Fran Nortes dirigido por Gabriel Olivares. Comedia ligera protagonizada por tres cuarentones a los que la vida los ha llevado por distintos caminos.

Aunque ellos siguen siendo amigos, fieles a lo que sucedió en un viaje a Cádiz que hicieron de adolescentes. Es decir, siguen quedando, viéndose, cenando y contándose, hasta donde creen que se puede, lo que les pasa. Haciéndose confidencias, diciéndose medias verdades que producen el equívoco, el vodevil para regocijo de un público que los entiende. Que ven en ellos algo o todo de sí mismos. Gente normal y corriente.

¿Y qué sucedió en Cádiz para cimentar esta amistad? Nada extraordinario. Simplemente que descubrieron que se lo pasaban bien juntos con unas cervezas, unos petas, algo de música, en la que Perales se erige como santo y seña, y una playa. ¿Hace falta algo más para construir una amistad a prueba de bomba? Parece ser que no, aquel viaje a Cádiz es y será el pegamento necesario para que los avatares de la vida adulta que tiende a alejarlos, no los separe.

Y entre medias de la adolescencia y los cuarenta han pasado muchas cosas para haberse alejado. Matrimonios, divorcios, trabajos precarios, negocios, la lotería, parejas, hijos a los que cuidar, hasta una pandemia que les obliga a enmascararse y a saludarse tocándose los codos. Situaciones que han vivido juntos a pesar de sus diferentes estilos de vida y de ingresos. Cosas con las que han ido construyendo una amistad que resiste el embate del tiempo y sus traiciones. Un lugar en el que quedarse por muchas ganas (o necesidad) que tengan de huir, de ampliar horizontes. La vieja amistad como refugio.

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Todo lo anterior se cuenta con un texto ligero, nada pretencioso. Más focalizado en favorecer la situación cómica, la risa auténtica del público en la butaca, que en darle la chapa. Consciente de que una buena comedia necesita crear situaciones y momentos en los que una palabra, una frase, un diálogo o una actitud consiga la risa espontánea y con ganas de la audiencia. Antes que exigirle al espectador las risas y la complacencia apabullándole a chistes o gracietas.

Algo que ha entendido muy bien el director de la obra, que mantiene la ligereza del texto y evita forzar situaciones. Claro que recurre a la reiteración y a la insistencia de lo que son y hacen los personajes, sus contradicciones. Sin embargo, escapa, en la medida de lo posible, del arquetipo o el estereotipo. Un riesgo en el que sería muy fácil haber caído. Dando a los personajes la oportunidad de disentir de sí mismos.

Planteamiento que no podría haberse materializado sin sus tres actores protagonistas. Tres auténticos payasos. Es decir, tres cómicos que reeditan en escena el trío clásico de clowns de circo. El que forman el listo, de cara blanca, un pierrot, y los dos tontos que acaban riéndose y poniendo de los nervios al primero con sus respuestas lógicamente absurdas.

Actores que saben graduar(se), reservarse, para dar lo que necesitan tanto sus personajes como los de sus compañeros y la obra en su conjunto. Capacidades y habilidades que facilitan la réplica, el juego, la interacción viva en escena en esa escenografía abstracta y de línea clara que permite cambiar de lugar con tan solo darle la vuelta a los cuadros, añadir una puerta (que no puede faltar en todo vodevil), una simple esterilla o quemando una varilla de incienso (que las mascarillas no dejan oler).

Por todo ello Cádiz, el que se propone en el Teatro Lara, podría convertirse en el lugar al que acudir para aquellas personas que no tengan previsto salir de la ciudad estas vacaciones. Y, también, para aquellas que pasen por la misma. Un lugar en el que encontrar un rato de fresca y franca diversión riéndose de uno mismo, de lo que somos. Pasarlo bien entre amigos.

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Como el dramaturgo Anton Chejov, me dedico al teatro y a la medicina. Al teatro porque hago crítica teatral para El HuffPost, la Revista Actores&Actrices, The Theater Times, de ópera, danza y música escénica para Sulponticello, Frontera D y en mi página de FB: El teatro, la crítica y el espectador. Además, hago entrevistas a mujeres del teatro para la revista Woman's Soul y participo en los ranking teatrales de la revista Godot y de Tragycom. Como médico me dedico a la Medicina del Trabajo y a la Prevención de Riesgos Laborales. Aunque como curioso, todo me interesa.