'Cae la noche tropical' o Pablo Messiez hace una comedia

'Cae la noche tropical' o Pablo Messiez hace una comedia

Comedias sencillas y directas, basadas en el diálogo.

'Cae la noche tropical' o Pablo Messiez hace una comedia.Complejo Teatral de Buenos Aires.

Hace tres años el Complejo Teatral de Buenos Aires le encargó a Pablo Messiez montar la novela Cae la noche tropical de Manuel Puig en versión de Santiago Loza y del mismo Messiez. Obra que la semana pasada tuvo la última representación de la reposición que se ha hecho en la sala Casacuberta del Teatro San Martín (Buenos Aires). En plena Avenida Corrientes, la Gran Vía o el Broadway porteño.

Los motivos de la reposición, muchos. El primero, que se trata de una comedia que protagonizan dos ancianas. Eso siempre tiene tirón. Dos hermanas argentinas que viven en Río de Janeiro. Una porque allá emigró. La otra porque ante una desgracia personal, la muerte de una hija, decide pasar unos días con su hermana. Días que se van alargando como las conversaciones. Como en Las mil y una noches.

Pues, ¿en qué se entretienen estas ancianas sus días y sus noches? En hablar. ¿Hablar de qué? De la vida amorosa de una compatriota, psicóloga. Comentar cómo le va en eso de los afectos. Cómo debería comportarse. En cómo deberían darle soporte. Ese soporte que la psicóloga sabe dar a otros y tan mal se da a sí misma.

En eso y en cuidar de las plantas. El pequeño gran jardín tropical que tiene la hermana que vive en Río en su casa. Jardín que alterna con la cocina como lugares de tertulias. En donde, se ríen, sí, de la desgracia ajena. Y hacen reír al espectador. Sí, Pablo Messiez sabe hacer comedias. Y esta es la prueba.

Comedias sencillas y directas. Basadas en el diálogo. Pues no mucho más hacen estas mujeres que hablar y hablar. Y comentar con picardía y con unas gotitas de mala leche la vida de la vecina. Como esos ancianos que salían antes en las películas, que se ganaban el beneplácito del público por sus comentarios como el que no quería la cosa de lo que les pasaba a ellos y a otros personajes de la película.

Y es que la obra tiene mucho de cinematográfico. A lo que ayuda su gran escenografía. Una escenografía en la que se representan las estancias de distintas escenas de la obra que ocupa todo el fondo el escenario. Y a la que en el proscenio se añade el patio lleno de plantas y la cocina. Un patio de plantas oscuras entre las que brillan sus dos ancianas protagonistas.

Lugares en los que hablando de la vida, de una forma sencilla, van creando entre dichas ancianas y su vecina unas relaciones de hermandad. De apoyo mutuo. En el que se crean redes de seguridad para que las unas a las otras se recojan en las caídas y tropiezos dolorosos, a veces mucho, que hay en la vida.

Todo en un color de comedia de los cincuenta. Un estilo de cierto aire almodovariano, de colores menos brillantes, verdes más desleídos y lugares menos decorados. Con este sesgo almodovariano, a un español no le resulta difícil decidir quiénes podían hacer los papeles en España. Una sería, si estuviese viva, Chus Lampreave, sin duda. La otra, Julieta Serrano. Pues algo de lo que ellas han dado en sus personajes con Almodóvar hay en las actrices que se ven en el escenario.

Y esa corriente que el público español tiene con ellas, es la corriente que tiene el público bonaerense con las que protagonizan esta obra: Leonor Manso (que se ha encargado de la reposición) e Ingrid Pelicori. Actrices que están más que simpáticas, que saben meter el chiste, contagiar las risas, las alegrías y, por supuesto, las tristezas o melancolías que nunca le faltan a una gran comedia.

Una corriente que conecta y vincula el escenario con las butacas y viceversa. Algo difícil de conseguir y solo reservado a las estrellas. Frente a las que Eugenia Guerty, la tercera actriz en discordia, la que interpreta a la psicóloga que no sabe aconsejarse a sí misma, lo tiene difícil, entre otras cosas porque su papel es menos amable y más corto.

Es posible que por todo lo anterior, el público que ocupa las butacas resulta menos uniforme, mucho más diverso, que el que se suele ver en los espectáculos de Pablo Messiez en España. Adultos de todas las edades y apariencias. Aunque, quizás, predominen las mujeres que van en grupos o en parejas.

  'Cae la noche tropical'.Complejo Teatral de Buenos Aires

Lo que muestra que Pablo Messiez puede ser un director popular también fuera del nicho de mercado del teatro contemporáneo en el que se le ha encasillado en España. Y que lo puede conseguir sin dejar de ser Pablo Messiez, como se ve en esta obra.

Obra que, a pesar de un final lleno de melancolía, hace que el público emocionado se levante para aplaudir nada más que se hace el oscuro. Un público que se ha visto concernido por lo que allí ha pasado, lo que ha mostrado con sus silencios y sus risas a tiempo.

Un público que seguramente sabe que aquello es ficción, una ficción que tiene que ver con la vida. Con el paso del tiempo. Con el amor. Con los afectos. Con un lenguaje teatral que le habla no a la razón, sino a los sentimientos. A la necesidad de cariño. De mimo. Del cuidado que nos podemos dar unos a otros.

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Como el dramaturgo Anton Chejov, me dedico al teatro y a la medicina. Al teatro porque hago crítica teatral para El HuffPost, la Revista Actores&Actrices, The Theater Times, de ópera, danza y música escénica para Sulponticello, Frontera D y en mi página de FB: El teatro, la crítica y el espectador. Además, hago entrevistas a mujeres del teatro para la revista Woman's Soul y participo en los ranking teatrales de la revista Godot y de Tragycom. Como médico me dedico a la Medicina del Trabajo y a la Prevención de Riesgos Laborales. Aunque como curioso, todo me interesa.