El gran sacadudas de la calefacción para este invierno

El gran sacadudas de la calefacción para este invierno

8 preguntas y respuestas para ahorrar energía y dinero.

SBenitez via Getty Images

La escalada de los precios de la luz y del gas, obliga estos meses a pensárselo muy mucho antes de encender la calefacción de casa. Aunque el inicio del otoño ha sido más o menos suave, ya nos acercamos a las fechas en las que toca ponerla y durante más tiempo —de hecho, la llegada del invierno más duro está a la vuelta de la esquina—.

De media, y según cálculos de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), cada hogar español se gasta unos 750 euros al año en calefacción. En un contexto inflacionista, resulta casi indispensable conocer cómo recortar el gasto todo lo posible.

Para ayudar en la tarea y minimizar los sustos en la factura, resolvemos dudas habituales sobre el uso más adecuado de la calefacción:

1. ¿Qué es mejor para el bolsillo, ir encendiendo y apagando la calefacción o dejarla encendida?

Hay muchos factores que hacen que la respuesta tenga que ser un ‘depende’. Sin ir más lejos, no es lo mismo que la casa esté ocupada las 24 horas del día o solo por la tarde noche.

El consejo del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) es ajustar el encendido de la calefacción al horario real de ocupación de las viviendas y apagarla por la noche, porque con 15-17ºC es suficiente para dormir confortablemente. “Podría dejarla encendida por la noche con el termostato a 15-17ºC si su casa esta muy mal aislada y pierde mucho calor por la noche. Como norma, apagar por la noche y encender unos minutos al levantarse, es mucho mas eficiente que dejarla encendida toda la noche”, afirman en su web.

“En general, lo ideal es mantener temperaturas estables”, explica a El HuffPost Sergio Soleto del Barco, responsable de I+D en Remica, empresa dedicada al ahorro y eficiencia energética. Esto “favorece la eficiencia de los generadores modernos (calderas de condensación y equipos de aerotermia) al permitir trabajar a menores temperaturas” y además, “mantiene los espacios con inercia térmica, lo que evita que los elementos de nuestro hogar estén fríos (paredes, suelos, muebles...)”.

“Puede resultar más confortable mantener constante la vivienda a 19-20ºC que alcanzar 23ºC en el aire por la tarde y apagar el sistema, dejando así que se enfríe hasta los 17ºC o menos por la noche. Esto último hace que el generador tenga que realizar cambios bruscos de potencia a alta temperatura para alcanzar lo más rápido posible los 23ºC desde los 17ºC y trabajar a mucha mayor temperatura, empeorando sensiblemente su rendimiento”, puntualiza el experto.

“Es decir, es mejor tener temperaturas de 20 grados de día y 19 de noche, que alcanzar 23 grados por la tarde y apagar el sistema el resto de la noche y la mañana. Por supuesto siempre dependiendo del uso que se haga de la vivienda y del tipo de sistema que se tenga”, agrega.

2. ¿Es recomendable el uso de un termostato? ¿Se ahorra con él?

Este dispositivo sirve para regular la cantidad de energía que se aporta a la vivienda o estancia para mantener una temperatura determinada. “Si no existe un elemento que controle este flujo de calor que se introduce, éste será descontrolado, siendo insuficiente o exagerado”, apunta Soleto.

Sin este elemento de control, “los sistemas se suelen hacer funcionar por exceso, obteniendo temperaturas más altas de las razonables y gastos exagerados e innecesarios de energía”, por lo que da un rotundo sí a utilizar ya sea termostato o “elementos similares como válvulas termostáticas de radiadores”.

3. ¿Cuál es la temperatura ideal de la calefacción para no pasar frío y no gastar demasiado?

La sensación de frío es una cuestión subjetiva que puede depender de lo que se esté haciendo en ese momento —“a 19ºC puede sentirse calor haciendo labores domésticas y frio si se está quieto leyendo un libro”, pone como ejemplo el experto de Remica— o de cómo de abrigado se esté.

“Se debería ir generando un cambio de mentalidad y ajustar la temperatura ambiente en el entorno de entre los 19-20ºC, adecuando nuestra vestimenta, y nunca superar los 21ºC”, opina.

Como recuerda, “cada grado de diferencia de la temperatura ambiente, implica una diferencia de entre el 7 y el 10% en el consumo de energía primaria (según la tipología del edificio, el aislamiento, el tipo de generador, etc...). Es decir, reducir la temperatura ambiente de 24-25ºC a 19-20ºC implica ahorros de entre 35-50% en invierno”.

4. ¿Qué tipo de calefacción es la más eficiente?

Esta respuesta también dependerá de muchos factores, y más teniendo en cuenta “la tremenda volatilidad actual del mercado energético”, destaca Soleto.

“Pensando en soluciones duraderas, la mejor opción sería apostar por sistemas que reduzcan todo lo posible la dependencia energética de combustibles fósiles, apostando por las energías renovables con un mayor autoconsumo”, argumenta.

“Los sistemas que más maduros y accesibles podemos encontrar son las bombas de calor de aerotermia acompañados de toda la energía solar fotovoltaica que nuestro edifico nos permita integrar. Además, de esta solución general, existen variantes muy interesantes como paneles solares híbridos que producen electricidad mediante células fotovoltaicas, y calor para producir agua caliente sanitaria; sistemas de mini-eólica, si las condiciones del edificio lo permiten”, agrega.

En cuanto al precio, las opciones más baratas hoy por hoy, según analizó la OCU, son el sistema de bomba de calor (455 euros al año) o estufas de pellets (545 euros al año). Los sistemas más caros son los radiadores eléctricos (1.255 euros al año), seguidos de los acumuladores eléctricos (1.046 euros al año).

Para esta organización, el gas natural “es una opción interesante, sobre todo si el sistema empleado es una caldera de condensación (683 euros al año)”. Su recomendación es contratar la tarifa regulada, la TUR: “Con ella la factura resulta la mitad de barata que con la mejor de las tarifas libres”.

5. ¿Sirve de algo poner papel de aluminio tras los radiadores?

Muchas personas se han animado a hacerlo tras ver ese truco en TikTok, supuestamente para que la casa se caliente más. Puede reflejar algo del calor, pero según los expertos consultados por la edición británica del HuffPost, es algo que no tendrá mucho efecto en las facturas.

Los radiadores tienen que estar encendidos durante un largo periodo de tiempo y alcanzar una temperatura alta para calentar la casa para que la lámina llegue a tener el efecto deseado, por lo que su impacto en el ahorro será ligero.

6. ¿Y pintar los radiadores de negro?

Que hacerlo permita ahorrar tiene más de mito que de realidad, basándose en la idea de que el negro absorbe el calor más rápido, por lo que transferirá el calor a mayor velocidad que los radiadores blancos o de otro color.

“El color de un radiador no tiene ningún efecto sobre su eficacia, porque la mayoría del calor emitido es convectivo y no puede verse afectado por diferentes tonos”, señala un especialista al HuffPost UK. Más que preocuparse por el color del radiador, lo recomendable es que las paredes estén bien aisladas para evitar que el calor se escape.

7. Si tenemos una habitación que apenas usemos, ¿es recomendable cerrar el radiador y la puerta?

“Debemos acostumbrarnos a hacer un uso de la energía de la forma más consciente posible y no consumir aquello que no se usa”, señalan desde Remica. “Sin duda, si un espacio no se usa, es una buena opción no climatizarlo”, añaden.

8. ¿Qué más se puede hacer para ahorrar?

Purgar los radiadores y hacer un buen mantenimiento de la caldera son algunas de las claves que da la OCU, así como poner burletes en puertas y ventanas, ventilar temprano y mantener las persianas subidas para que entre el sol.

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