La confesión de Carlos Sobera: "Yo sonreía en el entierro de mi padre"

La confesión de Carlos Sobera: "Yo sonreía en el entierro de mi padre"

El presentador ha hablado con Mara Torres en el programa 'El Faro' de Cadena Ser.

Carlos Sobera en la obra 'Asesinos' en el Teatro Reina Victoria el 4 de febrero de 2021.Europa Press Entertainment via Getty Images

El presentador Carlos Sobera visitó el programa El Faro, conducido por Mara Torres en Cadena Ser. Allí hizo un íntimo repaso de su vida, desde su infancia en Barakaldo (Bizkaia) a su éxito como presentador de First Dates (Cuatro).

El vasco quiso también recordar a su padre, al que calificó como un “currela”. “Trabajaba 16 horas al día, primero en la fábrica de relevos y luego como electricista. No se quejaba de nada, tenía una vitalidad y una felicidad increíble”, recordó.

El actor, que recuperará próximamente el programa El precio justo en Telecinco, comparó a su progenitor con Clint Eastwood en su juventud. “Era guapísimo, entiendo que mi madre se enamorara de él”, bromeó. “Tengo que subir alguna vez a redes sociales fotos de él de joven, de cuando estaba en la mili”, enfatizó. “Medía 1,76 era muy delgado, pero de cara muy parecido a Clint Eastwood, guapísimo”, añadió.

Sin embargo, tras la ajetreada vida de su padre, para Sobera no fue nada fácil enfrentarse a que sufriera una enfermedad como el Alzheimer que tampoco le permitió disfrutar del triunfo de su hijo al frente de ¿Quién quiere ser millonario?. “En el 2000 o 2001 ya estaba mal y tenía unos síntomas graves. Yo me fui despidiendo de mi padre poco a poco”, señaló.

“Recuerdo cuando fue el funeral de mi padre, toda mi familia estaba llorando y yo estaba sonriendo, estaba feliz porque cada vez que me iba a casa me despedía de él. Le abrazaba, hablábamos, a veces me entendía, a veces no, pero yo sabía que se me iba a ir”, añadió visiblemente emocionado.

“Sé que cuando murió fue un descanso para él y me alegré porque sus últimos años fueron de sufrimiento. Yo que le había visto en su plenitud, yendo y viniendo, trabajando 16 horas diarias, de repente lo vi paralizado ahí en un sillón sentado...  Supe que era una liberación para él”, detalló. “Fui feliz el día de su funeral”, enfatizó.