Londres: el carnaval de Notting Hill y su cruz de navajas

Londres: el carnaval de Notting Hill y su cruz de navajas

En torno a las siete, la tarde comienza a caer sobre Londres y las vías principales por donde acababa de pasar el desfile empiezan a quedar desiertas. Los disfraces desaparecen, el alboroto se disipa y la policía comienza a ocupar sus puestos.

Como si no pasara el tiempo, ahí llega el carnaval de Noting Hill londinense, del que se dice es el carnaval más grande de Europa. Miles de personas llegarán a finales del mes de Agosto a la capital británica para disfrutar de bailes imposibles, pollo jamaicano, barbacoas y mucha, mucha diversión. Es, claro está, una cita histórica de esas que se apuntan en el calendario anual, tal y como se hace con el Chelsea Flower Market o Royal Ascot, entre otras citas ineludibles. Pero, ¿es el Carnaval de Notting Hill tan genial como se dice? ¿Es seguro una vez se va la luz? ¡Ay! When the sun goes down [cuando el sol se pone]...

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El carnaval de Notting Hill en su esplendor. Foto: robertsharp/ Flickr.

Mi primera experiencia en este Carnaval me hizo salir de trabajar a las cuatro de la tarde y, aún con el traje puesto, coger el metro en las inmediaciones de Charing Cross, muy cerca de la conocida Trafalgar Square. Eran tantas las ganas e ilusión que no me lo pensé dos veces, además varios amigos me esperaban. Una vez allí, las paradas de metro estaban colapsadas y la primera imagen que vi fue a dos policías de la Metropolitan Police deteniendo a un joven que saltaba una valla para entrar en la parade o desfile. Las paradas de metro más cercanas, como la de Notting Hill, tenían el acceso cerrado y sólo permitían la salida de gente.

Esto me recordó a los partidos de fútbol del Arsenal o el Chelsea, convertidos en macroeventos de la ciudad inglesa, en los que bloquean la entrada al metro una vez finalizado el partido, obligando así a los usuarios a desplazarse a las bocas de metro más cercanas. La cobertura móvil brillaba por su ausencia y nos costó sudor y sangre encontrarnos. Finalmente, lo hicimos. Recuerdo aquel olor a jerk chicken impregnando mi traje -vestimenta que debía volver a usar al día siguiente-, un pollo hecho a la barbacoa marinado con suculentas especias y de color amarillo.

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Escaparates tapiados en el carnaval en 2012. Foto: robertsharp/Flickr.

En torno a las siete, la tarde comienza a caer sobre Londres y las vías principales por donde acababa de pasar el desfile empiezan a quedar desiertas, cubiertas eso sí por kilos y kilos de basura y suciedad. Algo normal en un evento de estas características. Es entonces cuando un hilo de inseguridad se apodera de las calles. Los disfraces desaparecen, el alboroto se disipa y la policía comienza a ocupar sus puestos. Eso, junto a los escaparates de los comercios tapiados a cal y canto con maderos, dejaban una estampa que en nada se parece a la alegría y alboroto del carnaval de Notting Hill del mediodía. Latente queda el recuerdo de aquellos riots o manifestaciones y saqueos que tuvieron lugar en ese mismo verano de 2011. De aquella semana, recuerdo llegar a mi barrio y encontrarme mi contenedor en llamas y mi supermercado Tesco totalmente looted o saqueado. Happy days!

Nos despedimos, dejando atrás ese aroma a inseguridad que se manifiesta una vez el sol desaparece durante el carvanal de Notting Hill. A la mañana siguiente, las portadas de los principales periódicos amanecían con este titular sobre un apuñalamiento. Y al año siguiente, se repite la historia pero multiplicada por tres. También se hizo eco la BBC. Y yo me pregunto, ¿por qué nos volvemos locos durante el carnaval?

El Notting Hill Carnival es una gozada, un festival para los ojos y los oídos, un conglomerado de calles que se transforman y te trasladan a otro país, a otro planeta, un lugar donde se come jerk chicken, se baila y se bebe la jamaicana cerveza Red Stripe. Sólo un consejo, before the sun goes down... go home! [vete a casa antes de que llegue la noche].