Cataluña, el escollo de los escollos entre PSOE y Podemos

Cataluña, el escollo de los escollos entre PSOE y Podemos

La principal razón que se esconde detrás de la insistencia de los socialistas en formar un Gobierno en solitario.

AFP

Independencia, procés, referéndum, Diada, 9-N, 1-O, presos políticos o políticos presos... El debate político español lleva embarrado y enfrascado en Cataluña desde hace muchos años. Es evidente que la solución al conflicto territorial no es sencilla, ya que tanto el independentismo como el unionismo mantienen sus fuerzas en la región y el diálogo entre ambos se ha roto. El eco de sus batallas resuena en todo el país y contribuye al bloqueo político. Precisamente, Cataluña se ha convertido en el principal escollo en la relación entre los dos grandes partidos políticos de izquierdas, PSOE y Unidas Podemos, para la formación de un Gobierno en España, una vez que Pablo Iglesias ha dado un paso atrás y ha renunciado a ser ministro.

Las posiciones de Unidas Podemos sobre esta comunidad no gustan nada en Ferraz. A pesar de que Iglesias se comprometió a que la coalición asumiría la postura del PSOE sobre Cataluña en caso de acuerdo, las discrepancias entre ambas formaciones han aparecido en el Congreso desde el primer momento, y eso que todavía la Cámara no está a pleno rendimiento. Si finalmente la legislatura echa a andar, no parece que vaya a ser un camino de rosas.

Uno de los últimos episodios de la confrontación se ha vivido esta misma semana cuando los representantes de Unidas Podemos en la Diputación Permanente del Congreso han votado junto a los independentistas a favor de la comparecencia del ministro de Asuntos Exteriores en funciones, Josep Borrell, para explicar un informe elaborado por España Global —la secretaría de Estado que dirige Irene Lozano, que antes se conocía como Marca España— en el que se detalla un plan para combatir el discurso del independentismo en el exterior.

La petición de comparecencia de Borrell no salió adelante gracias a que el PP, Ciudadanos y Vox se pusieron al lado del Gobierno, pero las declaraciones de la diputada Aina Vidal (En Comú Podem) han preocupado mucho a los socialistas. Vidal calificó de “cutre, ultra, hooligan y sesgado” al informe y de “ultras” a los responsables de Exteriores. “Son sus propios Quim Torra”, afirmó sobre ellos.

No era la primera vez que se producía una diferencia de voto y de criterio en un asunto relacionado con Cataluña. La imagen de los diputados de Podemos alineados con el independentismo y enfrentados a los del PSOE ya se produjo al principio de la legislatura cuando la Mesa del Congreso tuvo que decidir sobre la suspensión como diputados de los cuatro políticos que están en prisión provisional: Oriol Junqueras, Jordi Turull, Josep Rull y Jordi Sànchez. Los miembros de la formación morada en este órgano votaron en contra de que fueran suspendidos de sus funciones, mientras que los del PSOE lo hicieron a favor, junto al PP y Ciudadanos.

Unas discrepancias que los socialistas temen que continúen a lo largo de la legislatura, como se ha podido ver este jueves durante la comparecencia de la vicepresidenta Carmen Calvo para informar sobre la crisis del Open Arms. “No se puede ser gobierno y contragobierno a la vez”, reprochó Rafael Simancas a Unidas Podemos tras las intervenciones de sus portavoces. ”¿Saben qué lección hemos aprendido? Que no son ustedes de fiar, que no podemos confiar en ustedes”, remató en una frase que sonaba a inicio de campaña electoral.

Los desencuentros entre ambos partidos sobre la situación en Cataluña vienen de lejos. La vieja apuesta de los morados por un referéndum pactado como el que se celebró en Escocia en 2014 —una postura que también defendía el PSC en 2012— o las referencias a Oriol Junqueras y al resto de líderes independentistas encarcelados como “presos políticos” pesan demasiado en las negociaciones —ahora inexistentes— para la investidura de Sánchez.

Además, los planes son discrepantes: los socialistas quieren un Gobierno en solitario con apoyo externo, mientras que Podemos quiere tener presencia en el Consejo de Ministros. Las posturas parecen irreconciliables en este momento y la repetición electoral acecha“La desconfianza con Pablo Iglesias es recíproca”, afirmó Sánchez el 7 de agosto en su reunión con el rey. “Inviable”, sentenciaron desde el PSOE el 20 de agosto apenas unas horas después de recibir una nueva oferta de Podemos.

Hay diferencias sustanciales en la política de Estado entre el Partido Socialista y Unidas Podemos"
Pedro Sánchez, presidente del Gobierno en funciones y candidato del PSOE a la reelección

El propio Sánchez se refirió a esa gran distancia entre ambos partidos en una entrevista en el programa Al Rojo Vivo (La Sexta). “Hay diferencias sustanciales en la política de Estado entre el Partido Socialista y Unidas Podemos. Ellos defienden el derecho a la autodeterminación. Ellos sostienen que hay presos políticos. Ellos recurrieron la aplicación del artículo 155, con esa crisis que vivimos en el año 2017. Hay cuestiones en las que somos muy divergentes”, aseguró.

Se avecina un otoño difícil

La situación tanto política como judicial respecto a Cataluña se ha complicado mucho en los últimos años. Uno de los hitos que marcará este curso político que empieza ahora será la sentencia del juicio en el Tribunal Supremo a los principales líderes independentistas que organizaron el referéndum del 1 de octubre de 2017 y llevaron a cabo la declaración unilateral de independencia. Junqueras y sus compañeros se enfrentan a peticiones de cárcel de hasta 25 años por haber cometido supuestamente los delitos de rebelión, sedición, malversación de fondos públicos y desobediencia.

La sentencia del Supremo está previsto que se conozca durante la primera quincena de octubre y su resultado puede afectar a la gobernabilidad tanto de España como de Cataluña. “Septiembre nos complica la vida a todos”, repitió Gabriel Rufián, portavoz de ERC en el Congreso, hasta la saciedad durante los días previos a la fallida sesión de investidura de Pedro Sánchez. Un posible fallo muy duro contra Junqueras —que todavía mantiene desde la prisión el cargo de presidente de ERC— complicaría la necesaria abstención de los diputados independentistas de esta formación en el Congreso para reelegir al candidato del PSOE como presidente del Gobierno. Los parlamentarios de ERC y EH Bildu se abstuvieron en el anterior intento, el pasado 25 de julio, mientras que los de Junts per Catalunya votaron en contra.

El miedo de los socialistas reside en que, llegado el momento de la sentencia, un vicepresidente o un ministro de Podemos muestre sus discrepancias con el Supremo en un asunto tan delicado o utilice una expresión como presos políticos. “Cuando habla de presos políticos, ¿qué está diciendo? ¿Que en España se está persiguiendo a personas que tienen ideas distintas y que están en la cárcel precisamente por esas ideas?”, planteaba Sánchez.

Los socialistas además defienden que el Gobierno debe actuar unido ante un impredecible Quim Torra. “Ho tornarem a fer, és clar que sí” (“Lo volveremos a hacer, claro que sí”), aseguró el president de la Generalitat en junio ante el Parlament. Desde el PSOE se duda sobre si los miembros de la formación morada apoyarían una nueva aplicación del artículo 155 de la Constitución española si fuera necesaria la intervención de la autonomía. ”¿Qué me dice a mi, que se va a comprometer a que Ada Colau y los comunes van a apoyar cualquier decisión que podamos tener o tomar desde el Gobierno si hay una crisis en Cataluña como la vivida en 2017?”, se preguntaba Sánchez en la entrevista en La Sexta.

Además, hay que tener en cuenta que Iglesias solo controla a unos 30 diputados de los 42 diputados que tiene el grupo parlamentario Unidas Podemos, ya que existen parlamentarios de En Comú Podem, IU, Galicia En Comú o Equo que no tienen por qué seguir las directrices o las líneas marcadas por el secretario general de Podemos.

Si al final se forma Gobierno entre PSOE y Unidas Podemos, Cataluña permanecerá como un fantasma durante toda la legislatura capaz de hacer estallar en cualquier momento el pacto.

El final de la tercera vía

El conflicto catalán se ha convertido en una verdadera trituradora de personalidades y ha dejado el armario lleno de cadáveres políticos como Artur Mas y Josep Antoni Duran i Lleida, varios jarrones chinos como Carles Puigdemont —huido de la justicia en Waterloo (Bélgica)— o Alicia Sánchez Camacho —rescatada como diputada madrileña— y un sinfín de siglas políticas desahuciadas, como Convergència, Unió, Iniciativa per Catalunya Verds, Plataforma per CatalunyaSolidaritat Catalana per la Independència...

Tanto el PSC como Podemos o los Comunes no han sido ajenos a este terremoto político: ambos partidos han seguido un recorrido parecido. Los socialistas han sufrido varias escisiones de sectores soberanistas e independentistas como las protagonizadas por los exconsellers Marina Geli, Montserrat Tura y Ernest Maragall, mientras que los comunes han visto partir a Albano Dante, exlíder de Podem, en dirección a la CUP y a Elisenda Alamany y Joan Josep Nuet (EUiA) para fichar por ERC.

Los comunes también han visto caer a muchos de sus líderes como Joan Coscubiela y Xavi Doménech que intentaron una tercera vía, un entendimiento entre independentistas y unionistas, una posición que también defendían personalidades como Marta Pascal y Santi Vila en el espacio postconvergente. Una postura que ahora parece desaparecida.