Cataluña, la nueva batalla de Ayuso en su guerra con Moncloa

Cataluña, la nueva batalla de Ayuso en su guerra con Moncloa

La presidenta madrileña visita Barcelona para pavonearse por su gestión de la pandemia mientras culmina su periplo al ‘aguirrismo’.

La presidenta de la Comunidad de Madrid el pasado 2 de junio en la Puerta del Sol.Europa Press News via Getty Images

Isabel Díaz Ayuso ve un halo cuando se mira al espejo. La Comunidad de Madrid ha pasado en poco menos de dos meses de ser el epicentro europeo del coronavirus a la envidia de varios colegas autonómicos, pues está logrando controlar la epidemia con bares y restaurantes abiertos, lo opuesto de lo que ocurre en Cataluña, sin ir más lejos, donde la presidenta viaja este jueves para exhibir su gestión en pleno coqueteo del Gobierno con los independentistas por los presupuestos y, ya de paso, para echar un capote a Pablo Casado caldeando el ambiente electoral catalán plantando batalla por la subida de impuestos.

Fuentes oficiales de la Comunidad de Madrid aclaran que Ayuso “va a mantener diversas reuniones y encuentros de trabajo con representantes de ámbitos como la educación, el empresariado, la hostelería y la sociedad catalana”. Ayuso llega a Barcelona después del ‘no’ de Arrimadas a la coalición electoral con el PP.

El líder de los populares sabe que la jefa del Gobierno madrileño es experta en relaciones tensas con Ciudadanos, socio de los populares en la región, y que la presidenta autonómica está más cerca de Vox que de los naranjas. Puede que un paseo de Ayuso por La Rambla barcelonesa ayude a cortar la fuga de votos del PP hacia los de Santiago Abascal que barruntan algunas encuestas preelectorales en Cataluña, donde la ultraderecha puede adelantar en votos y escaños a los de Casado. Todo un fiasco para el que Casado se ha parapetado con un nuevo volantazo discursivo más duro.

Puede que un paseo de Ayuso por La Rambla barcelonesa corte la fuga de votos del PP a Vox que barruntan algunas encuestas

Hubo un tiempo en que la expresidenta madrileña Esperanza Aguirre toreaba a la prensa con desparpajo en las puertas de los bares. La exlideresa popular en Madrid es la madrina política de Ayuso. Ella la fichó y la enseñó a manejarse con soltura en el circo mediático. Por eso, no es extraño que la ahora jefa del Gobierno autonómico calcara la estampa este martes frente al restaurante Botín, donde ‘viajó’ solo para colgar un sello covid free y tomar nota a los periodistas que le pidieron con sorna un zumo de naranja Cs.

Nuevos tiempos, viejas formas. ¿Se parecen Aguirre y Ayuso, la presidenta ‘crack’ como se refirió a ella la exlideresa? Fuentes del Gobierno regional no lo las ven parecidas: “La veo con su propia personalidad, pero en que es una presidenta que da la batalla de las ideas sí que puede tener los mismos rasgos de Aguirre”, cuentan.

De momento, la Puerta del Sol ha desactivado la orden de bombardeo continuo sobre Moncloa. Atrás quedan las escaramuzas de octubre que llevaron al Ejecutivo a declarar el estado de alarma en varios municipios de la región por el conato de rebeldía de la Comunidad de Madrid, que amenazó con no cumplir las normas contra la covid que acordó el Consejo Interterritorial de Salud.

Las pistolas de ambos Gobiernos están humeantes y con balas en la recámara. Solo así se entiende que Ayuso vuelva a ser la voz discrepante sobre el consenso que Pedro Sánchez intenta alcanzar con las autonomías sobre cómo afrontar la Navidad del coronavirus. “Ahora parece que hay un alto al fuego porque como en Madrid las cosas están yendo bien y no se han cerrado los bares como en Cataluña y en Castilla y León, parece que no hay guerra”, cuenta un cargo popular del Ejecutivo en Sol que pide anonimato.

Nadie se alarmó cuando vinieron los independentistas e hicieron un acto en Madrid
Un cargo popular del Ejecutivo en Sol que pide anonimato.

Quizá por ello, la oposición al Gobierno madrileño no percibe un cambio de estrategia de su máxima responsable: “No tenemos la percepción de que haya reducido ni un ápice su estrategia de cavar trincheras y buscar conflicto. No han pasado ni 4 días desde que la presidenta envió una carta a la Comisión Europea quejándose y hoy ya está sugiriendo que va a hacer por su cuenta su propio plan de vacunación. A la señora Ayuso le va en el ADN la crispación. Si no confrontara no sería Ayuso y perdería su razón de ser”, cuenta Pablo Gómez Perpinyà, portavoz de Más Madrid en la Asamblea.

¿Crispará el viaje de Díaz Ayuso a Cataluña? En el Ejecutivo regional entienden que haya quien lo venda como una afronta a la Generalitat, a pesar de que durante la pandemia ha calcado algunas de sus estrategias: “Entiendo que haya una parte interesada que lo venda como un ataque y una provocación, pero es símplemente una acción de un presidente más que quiere aportar para que todo mejore, porque al contrario que en Madrid, en Cataluña se han cerrado los bares”, recuerda la fuente del Ejecutivo autonómico, quien se acuerda del viaje del expresidente Quim Torra y su séquito independentista a Madrid. “Vinieron cuando estaba Carmena y nadie dijo que venían a pavonearse, ni a absolutamente nada. Nadie se alarmó cuando vinieron los independentistas e hicieron un acto en Madrid”.

“Percibimos cierto nivel de triunfalismo que es muy peligroso”

Lo cierto es que el rostro visible del Gobierno madrileño lucirá las buenas cifras de la región, aunque se olvidará de que es la Comunidad con más muertos por covid desde que empezó la pandemia. Y la oposición ya teme los efectos del pin que se ha colgado Díaz Ayuso: “Percibimos cierto nivel de triunfalismo que es muy peligroso. Tememos que las noticias de la vacuna, sumado a un exceso de confianza de Ayuso, nos haga bajar la guardia. La luz al final del túnel puede cegarnos y hacernos tropezar de nuevo. Necesitamos menos inauguraciones de hospitales y más refuerzo de la Atención Primaria para los meses venideros”.

Ese será el penúltimo viaje de Díaz Ayuso antes del puente de la Constitución: la inauguración del hospital de pandemias Isabel Zendal el próximo 1 de diciembre. El Ejecutivo no precisa cuántos médicos, enfermeros y demás personal recorrerá sus pasillos. Pero solo la mole, enclavada entre los restos de la Ciudad de la Justicia y la ciudad deportiva del Real Madrid, en Valdebebas, ya merece una fiesta a la que se ha invitado al ministro de Sanidad, Salvador Illa, pero no a los partidos de la oposición. El vaticinio del PP, expresado por el secretario general, Teodoro García Egea, es que el centro, dentro de medio siglo, mantendrá el nombre pero cambiará los apellidos por los de la presidenta.