Cinco cosas que hemos aprendido de las elecciones del Reino Unido

Cinco cosas que hemos aprendido de las elecciones del Reino Unido

El líder del Partido Laborista británico, Jeremy Corbyn.Getty Images

Menuda noche. Parece que Theresa May, quien se convirtió en la ministra del Interior del Reino Unido más duradera de este siglo, va a ser también la primera ministra más efímera de los últimos 300 años. Tras el fracaso en su tentativa de lograr la mayoría absoluta en las elecciones que, según apuntaba todo, debería haber ganado, su cargo parece insostenible como líder de los conservadores. Por ejemplo, la diputada conservadora Anna Soubry ya ha instado en la televisión nacional a que Theresa May evalúe su situación, un eufemismo educado para pedir su dimisión. Hay muchas posibilidades de que puedan aliarse con la extrema derecha homófoba de Irlanda del Norte, representada por el Partido Unionista Democrático (DUP), para lograr un gobierno conservador en minoría, pero, aun así, parece improbable que Theresa May siga al frente.

Estas son ya las terceras elecciones generales británicas que he cubierto como periodista y han sido, sin duda alguna, las más impactantes de mi vida. Pocos, entre los que me incluyo, podían imaginarse lo sucedido. Pero aquí estamos, y aunque aún es demasiado pronto para sacar conclusiones, hay cinco cosas que podemos aprender de la votación del pasado jueves:

1. Ha sido un pésimo resultado para el Brexit

Empecemos con la parte obvia: está claro que las negociaciones del Brexit deben suspenderse o se debe derogar temporalmente el artículo 50 del Tratado de Lisboa (una vez iniciado el proceso de desvinculación de la UE, el país tiene dos años de plazo para terminar de negociar las condiciones), o ambas cosas. Estaba programado que las negociaciones se iniciaran el 19 de junio, pero ahora mismo, eso es imposible. Theresa May probablemente tendrá que dimitir, lo cual quiere decir que asistiremos a una lucha entre los tories por el liderazgo del partido, una lucha que se prolongará durante semanas, como poco. Y da igual quién ocupe el puesto, es fácil suponer que no estará ya listo para ir a Bruselas. Incluso el periódico británico The Sun, de línea conservadora, ha informado (de forma poco crítica, por cierto) de que los funcionarios de la UE ya están planteando echar el freno en las negociaciones. No hay fecha para la reanudación.

Además, la derrota de Theresa May es un fuerte golpe contra el Brexit duro defendido por el Partido Conservador. La primera ministra afrontaba estas elecciones como una forma de poner "más mano dura" en las negociaciones del Brexit. El Daily Mail, de línea conservadora, fue noticia por una portada en la que pedían a Theresa May que "aplastara a los saboteadores", pero, al final, han resultado ser los saboteadores quienes la han aplastado a ella. Los británicos han dejado claro que un Brexit duro no es lo que votaron. El Reino Unido probablemente seguirá en el mercado único y todos los planes del Brexit que tenían preparados los tories tendrán que ser descartados y reescritos. El plan de Brexit de los laboristas fue bien acogido, de modo que es posible que los conservadores partidarios del Brexit blando se sientan envalentonados para pasar por encima de sus colegas más euroescépticos.

2. Ha sido un gran resultado para Jeremy Corbyn

Nadie pudo prever lo que ocurrió, ni siquiera, según estoy informado, el propio líder del Partido Laborista. Aun así, Jeremy Corbyn ha logrado dar el mayor revés político que se recuerda en la historia moderna del Reino Unido, y eso que técnicamente ha perdido las elecciones. Todo el mundo, incluso los propios miembros de su partido, habían asumido que todas las cartas apuntaban a una derrota contundente. Esta mañana, sin embargo, los diputados laboristas, que se suponía que iban a perder sus escaños, han visto ampliado su número. Es el mejor resultado del Partido Laborista desde 2010. No sé cómo hacer suficiente hincapié en lo increíble que resulta lo sucedido. Cuando todos, incluido yo mismo, habíamos descartado de nuestras papeletas para el triunfo a Jeremy Corbyn, este ha demostrado que no es tan perdedor como pensábamos.

Normalmente, a un líder laborista en su posición se le exigiría la dimisión, pero hay que tener en cuenta unos cuantos factores a su favor. Para los que no hayan seguido muy atentamente estas elecciones: las expectativas laboristas eran tan bajas que esta derrota sabe a victoria. Además, le han respaldado los nuevos votantes que atrajo al partido y, principalmente, los más jóvenes. Ha ilusionado a los millennials y a la generación Z de un modo que nadie a ningún lado del Atlántico ha conseguido. Los laboristas no quieren perder esta dinámica con vistas a futuras elecciones. Además, Jeremy Corbyn apenas tuvo tiempo para preparar estas elecciones anticipadas (unas seis semanas más o menos) y se ha enfrentado a unos medios de comunicación increíblemente hostiles con él.

El resultado obtenido demuestra que el Partido Laborista camina en la dirección correcta y que su mensaje caló entre los votantes más de lo que nunca consiguieron sus predecesores laboristas, como el ex primer ministro Gordon Brown y Edward Miliband. Puede que gruñan en privado, pero esperan que los laboristas moderados entren en vereda en los próximos meses.

3. Lynton Crosby ha perdido su toque mágico

El director de campañas que hizo que David Cameron ganara dos veces las elecciones no debería haber asumido la campaña de Theresa May. Los informes no solo indican que no sabía cómo enfocar esta campaña, sino que también perdió una campaña el año pasado que los tories esperaban ganar: la campaña por la alcaldía de Londres. Esa campaña tenía que haber sido suficiente prueba para demostrar que su genuina estrategia de sembrar el terror y crear titulares ya no funciona. Los conservadores cometieron el garrafal error de pensar que Londres era una cosa y el país, otra muy distinta. Se ha hecho evidente que la reticencia de Lynton Crosby a enviar a Theresa May al campo de batalla y sus continuas acusaciones a Jeremy Corbyn de apoyar el terrorismo nunca calaron entre los británicos. Quizás por los dos atentados que se perpetraron durante la campaña en el mandato de Theresa May, pero es más probable que se deba a que los británicos ya han fichado a Lynton Crosby y sus artimañas.

4. La avalancha de nacionalismos de derechas parece estar remitiendo

Tras el Brexit y Donald Trump, muchos de nosotros empezamos a atrincherarnos ante el resurgimiento de unos nacionalismos de derechas que no se veían en Occidente desde la década de los 30 del siglo pasado. Sin embargo, con la derrota de Le Pen y el rechazo británico al Brexit duro, parece que las tornas están cambiando. Mediante la votación masiva a partidos internacionalistas y partidos de izquierdas, el Reino Unido ha rechazado aislarse en sus propias fronteras, se ha opuesto a una visión xenófoba del mundo y ha demostrado que aún tiene los brazos abiertos para tomar partido en un escenario mundial. Ahora, es difícil que un partido populista reaccionario gane y siga adelante, lo cual será un gran alivio para mucha gente imparcial del Reino Unido y más allá de sus fronteras. (Por supuesto, también para los Demócratas con vistas a una campaña en los Estados Unidos a mediados de 2018).

5. El futuro nunca ha sido tan incierto

Mientras escribo estas palabras, los tories están manteniendo tensas discusiones (en privado, por supuesto) sobre si es viable que Theresa May permanezca en el cargo. Mientras tanto, el diputado británico John McDonnell está solicitando al Partido Nacionalista Escocés (SNP), a los Liberal Demócratas, al Partido Verde y a otras fuerzas políticas que apoyen a los laboristas para formar un gobierno en minoría. Lo más probable es que el Partido Conservador logre una coalición con el Partido Unionista Democrático (o al menos su apoyo), pero cualquiera que diga que sabe lo que va a ocurrir, miente. Dando por hecho que alguno de los dos partidos logre formar una coalición o un gobierno en minoría, tampoco se sabe cuánto tiempo durará. Algunos ya hablan de otras elecciones para otoño. Otros dicen que los tories (si consiguen sacar adelante un gobierno) seguirán hasta 2022, plazo fijado inicialmente por el Parlamento para las próximas elecciones. La verdad es que no sabemos qué ocurrirá. Esta incertidumbre no es solo mala para el Brexit, sino también para los mercados. Estoy escribiendo esto temprano desde Londres y es medianoche en Nueva York, y los mercados de todo Asia ya se han volatilizado.

No sé qué ocurrirá más adelante. Nadie lo sabe, pero, pase lo que pase, podemos estar seguros de que hemos presenciado uno de los mayores reveses políticos de la historia del Reino Unido. El país nunca volverá a ser el mismo.

Este post fue publicado originalmente en The Curious American, apareció posteriormente en la edición británica del 'HuffPost' y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.

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