Cinco series para el barbecho seriéfilo

Cinco series para el barbecho seriéfilo

Se acerca el verano y de la misma manera que la gente preocupada por su físico empieza las dietas y se machaca en el gimnasio, los seriéfilos preparamos nuestros discos duros y demás dispositivos con series que se cancelaron antes de tiempo, pequeñas joyas incomprendidas por la audiencia.

Se acerca el verano y de la misma manera que la gente preocupada por su físico empieza las dietas y se machaca en el gimnasio, los seriéfilos preparamos nuestros discos duros y demás dispositivos para los meses de barbecho, entre el final de la midseason del 2013 al inicio de la temporada 2013/2014, con series que se cancelaron antes de tiempo, pequeñas joyas incomprendidas por la audiencia que no pasaron de una temporada y que son fácilmente consumibles entre bestseller y bestseller playero o después de una jornada de piscina, mientras la piel absorbe el aftersun tan propio y tan necesario en esos meses.

Rubicon. Para los fans de Homeland y para todos aquellos que desean una perspectiva original de los servicios secretos estadounidenses. Protagonizada por Will Travers (James Badge Dale), la serie está ambientada en un pequeño equipo de inteligencia con sede en Nueva York, donde nada es lo que parece. Los nerds de los servicios secretos por fin tienen el protagonismo que merecen.

Cancelada por: dinero. Rubicon fue la tercera serie que produjo la cadena norteamericana de cable AMC después de Mad men y Breaking bad. La llegada al canal ese mismo año de su gran éxito de audiencia, The walking dead, hizo a los ejecutivos de dicha cadena replantearse su parrilla. The walking dead renovaba y necesitaba un alto presupuesto, lo cual llevó a la AMC a reducir los del resto de series y cancelar una de ellas, en este caso, Rubicon. Esta mártir de la AMC debe sentirse orgullosa de haber sido cancelada para salvar obras maestras como la serie de Vince Gilligan o la de Mathew Weiner.

The Chicago code. Para los fans del género policiaco, del productor Shawn Ryan, de Jennifer Beals y de las mujeres en uniforme. Como su propio nombre indica, esta serie está ambientada en Chicago, en un departamento de policía en el que Jeniffer Beals lleva los pantalones. Una serie con vocación de larga duración, pero con un final digno a pesar de lo abrupto de su cancelación. Shawn Ryan, productor de The Shield, joya policiaca que debería estar a la altura de The Wire en la filmografía de cualquier seriéfilo, no acertó con dos de sus proyectos posteriores, Terriers y The Chicago code.

Cancelada por: audiencia. Shawn Ryan está hecho para el cable. Sus series funcionan mejor cuanto más se acercan a extremos que raramente tolera la televisión generalista norteamericana. The Shield tiene personajes, tramas, situaciones... que necesitan que el espectador tenga ojos y estómago hechos a cualquier perrería televisiva. Si bien The Chicago code era una serie más blanca en ese sentido, la audiencia no entroncó con su calidad. Es de suponer que los seguidores de The Shield esperaban algo más duro mientras que aquellos que por primera vez se acercaban a Shawn Ryan, (o que sólo habían seguido Miénteme) no encontraron lo que buscaban, tal vez un procedimental al uso.

Swingtown. Para los fans de los años 70, de la música de la Motown y de los intercambios de parejas. Todavía aún hoy no logro explicarme cómo la CBS, cadena generalista y conservadora por excelencia, pudo dar luz verde a esta serie, emitida en verano de 2008, en la que tres matrimonios, uno conservador, otro liberal y una tercera pareja que se mueve entre ambas fronteras, experimentan con sus límites en el sexo y las drogas y definen sus relaciones. Con actores como Jack Davenport, Miriam Shor o Lana Parrilla, esta serie pasó sin pena ni gloria en su momento, tal vez porque la CBS tampoco es muy dada a estrenos veraniegos de gran envergadura, pero hoy día se ha convertido en una serie de culto para cualquier seriéfilo que se precie de serlo.

Cancelada por: descubierta. Me gusta imaginar que en la CBS nadie, salvo el ejecutivo encargado de su producción delegada y el encargado de continuidad de la cadena, sabían de su existencia y que cuando se estrenó fue cuando realmente todos tuvieron constancia de que estaban emitiendo un producto totalmente alejado de su imagen como cadena y del público al que se dirige. Lo raro no fue que CBS cancelara Swingtown. Lo raro fue que llegara siquiera a emitirla.

Studio 60, on the Sunset Strip. Para los fans de Aaron Sorkin, para los amantes de la televisión en todas sus formas y para los seguidores de Matthew Perry, Bradley Whitford y Amanda Peet. El mismo año que comenzó a emitirse Rockefeller Plaza (30 Rock, en inglés), la NBC se decantó por otra serie ambientada en el mundo de la televisión -en un programa de sketches también-, pero esta vez desde el drama, y se la encargó a Aaron Sorkin, que después del apabullante éxito de El ala oeste de la Casa Blanca parecía un valor seguro. Studio 60 fue una de las series de mayor calidad estrenada ese año en USA. Sus interpretaciones, sus diálogos, su dirección, tan marcada por el walk and talk (anda y habla, en español) con el que se obsesionó Sorkin y por algún que otro plano secuencia magistral, llevaron a este producto directamente al olimpo de las series. Lástima que la audiencia no respondiera.

Cancelada por: audiencia. La NBC hizo lo que pudo para mantener esta serie en su parrilla, pero no fue suficiente. Se ve que al público generalista norteamericano le interesaba más lo que Sorkin tuviera que decir en el ámbito político a lo que pudiera contar de un entorno que seguramente conocía más a fondo como es el de la televisión. Casos como el de Studio 60 son los que a veces me llevan a pensar, erróneamente, que no está hecha la miel para la boca del asno, cuando es la ficción la que se hace para el espectador y no al revés.

Desaparecida. Para los fans de los casos de temporada y para aquellos que creen que en España se puede hacer ficción de calidad. Estrenada en 2007, producida por Ganga y con gran parte de lo que hoy es el equipo de Bambú producciones a la cabeza, Desaparecida es un claro ejemplo de que en España se puede hacer ficción de calidad y que además mantenga a la audiencia en vilo. Con unas interpretaciones soberbias, de las que cabe mencionar a Carlos Hipólito, Luisa Martín y una jovencísima Marina Salas, cuyo talento ya destacaba. Una serie que demuestra que podemos hacer buen costumbrismo si lo acercamos al naturalismo en lugar de al esperpento. Una serie en la que los giros de la trama principal son en todo momento creíbles y no por ello menos sorprendentes. Ya quisiera, por poner un ejemplo, The Killing haber resuelto tan bien su "¿Quién mató a...?"

Cancelada por: fin. Desaparecida parece claramente una serie con vocación de una temporada. Una vez resuelto el caso de Patricia Marcos poco desarrollo posterior pudo tener. TVE emitió un spinoff protagonizado por Miguel Ángel Solá llamado UCO, que no tuvo el mismo éxito que la serie de la que procedía, tal vez porque se trataba de formatos completamente diferentes.