Ciudadanos huye del fantasma de UPyD

Ciudadanos huye del fantasma de UPyD

Los naranjas coquetean con el PP tras su fracaso para no caer en la irrelevancia, la misma en la que cayó el partido de Rosa Díez.

Rosa Díez y el diputado de Ciudadanos en las Cortes de Valencia Toni Cantó.GTRES

Hubo un tiempo en el que Rosa Díez se esforzaba ante los medios de diferenciar a su criatura política, UPyD, de Ciudadanos. Ahora son los naranjas quienes sudan para no terminar como el partido que fundó la exsocialista en 2007. Pero los pasos de Inés Arrimadas guardan muchas semejanzas con los que dio UPyD antes de su casi extinción. No están solos: Unión de Centro Democrático y Centro Democrático y Social son sólo dos ejemplos de los partidos políticos que han desaparecido a lo largo de la democracia.

El 10-N fue un terremoto para Ciudadanos. Dejó al partido escuálido con 10 diputados y llevó a su exlíder Albert Rivera a abandonar el barco tras tirar por la borda 47 escaños desde los comicios de abril por, entre otros motivos, su negativa a pactar con Pedro Sánchez. “Rivera ahí no lo pudo hacer peor. Esa decisión fue una locura”, cuenta a El HuffPost David Ortega, exalto cargo de UPyD, quien llegó a ser concejal en el Ayuntamiento de Madrid entre 2011 y 2015.

El expolítico, vicerrector de Extensión Universitaria en la Universidad Rey Juan Carlos y catedrático de Derecho Constitucional, cree que, aunque puede haber similitudes entre la situación de los naranjas y los magentas, es necesario poner las cosas en su contexto. “UPyD llegó a tener cinco escaños de milagro y Cs ha llegado a tener 10 veces más. Su peor resultado son 10. Nosotros habríamos dado palmas. Ellos tienen más músculo”, razona. Por eso espera que “el centro vaya a más” y que Ciudadanos no marque el final de ese espacio político.

UPyD llegó a tener cinco escaños de milagro y Cs ha llegado a tener 10 veces más. Nosotros habríamos dado palmas
David Ortega, exconcejal de UPyD en el Ayuntamiento de Madrid

La lideresa in pectore de Ciudadanos batalla por erigirse en jefa del partido en el próximo congreso de primavera para evitar que la formación desaparezca. Aunque tiene un escollo que salvar: la pretensión de su compañero Francisco Igea, procedente de las filas de UPyD, de tomar también las riendas del partido.

“Hay batalla”, cuenta a este diario una fuente que conoce bien la evolución y la vida interna del partido de Inés Arrimadas. El vicepresidente de Castilla y León apuntó la semana pasada en Twitter que existe una estrategia redactada para esta próxima asamblea y que “si alguien pretende cambiarla, lo lógico es que presente una enmienda”.

Mismos movimientos

De momento, Arrimadas se abrió este viernes a concurrir con el PP bajo la misma marca electoral en Cataluña, Galicia y País Vasco, las comunidades que este año celebran elecciones. Igual que UPyD se dio a los brazos de los naranjas.

Incluso la portavoz de Ciudadanos ya ha pensado un nombre: “Mejor Unidos”. Arrimadas quiere replicar la coalición Navarra Suma, en la que sus compañeros ya comparten paraguas junto a populares y Unión del Pueblo Navarro, un partido regionalista alineado con el PP.

La portavoz de Cs ha sucumbido a los cantos de sirena del líder del PP, Pablo Casado, quien ha insistido hasta la extenuación en compartir siglas. La relación de los populares en el Congreso con los naranjas es tan buena que se podrían integrar perfectamente en el Grupo Popular, relatan fuentes del PP.

  Albert Rivera e Inés Arrimadas durante la sesión de investidura de finales de julio de 2019.

Esa coalición es el último movimiento que los naranjas calcan de UPyD. En 2014, Albert Rivera y Rosa Díez, que ahora pide el voto para el PP, rompieron tras flirtear para sellar una coalición. Ambos se acusaron de no quererla. Entonces UPyD tenía cinco asientos en el Congreso y Ciudadanos era Ciutadans, un partido de ámbito catalán con presencia solo en el Parlament. Precisamente, la mayor preocupación de la exsocialista entonces era saber si los Rivera tenía un proyecto nacional.

En 2015 llegó el batacazo magenta y la eclosión naranja. Y los de Rosa Díez salieron del Congreso al que entró con fuerza Albert Rivera. Por eso, en noviembre del año pasado UPyD terminó aceptando la integración que Díez rechazó. Cuestión de debilidad. Así, tanto el líder magenta, Cristiano Brown, como el filósofo Fernando Savater, se incorporaron a las listas de Cs por Madrid.

El partido que lideró Rosa Díez ya se había unido a Ciudadanos en las pasadas europeas. Y antes, en abril, pidieron el voto para Rivera. Ahora, como si se vieran en un espejo, es Ciudadanos quien, tras decir no al PP el 10-N, termina aceptando la integración. Algo que eso es, para David Ortega, un “error”.

  El exlíder Cs Albert Rivera y Rosa Díez, en 2015.EFE

“La moderación se debe recuperar. Ver a PP y PSOE tratando de absorber a Ciudadanos es una mala noticia”, explica el catedrático, porque, “aunque los grandes partidos miran por su egoísmo con la lógica de cuantos más votos mejor, si desaparece el centro, ¿en quién se apoyarán? Quedan Vox y Podemos. Los extremos. Y los extremos son muy malos. España ha funcionado muy bien durante 40 años sin caer ni apoyarse en ellos”.

“Hay límites a la comparación”

En Ciudadanos no comparten el paralelismo con UPyD e incluso con el CDS del expresidente Adolfo Suárez. “Hay límites”, precisa una exdiputada naranja que vio absurdo que no hubiera entendimiento para la unión de Cs y UPyD, pero que no concibe igual el matrimonio con el PP.

“Cs nace con vocación de centro, aunque por estrategia se haya escorado a la derecha y el PP es un partido conservador. Otra cosa es que, en un momento de debilidad, Arrimadas piense que para unir al constitucionalismo se pueda aunar fuerzas”, explica esta fuente.

“Una cosa es que los partidos crezcan o desaparezcan y otra cosa es que lo hagan los espacios. El del CDS desapareció porque su espacio lo ocuparon el PSOE y Alianza Popular. Y Ciudadanos explotó tanto porque ahora el espacio de centro existe. No creo que el PSOE de Sánchez lo haya ocupado”, razona la exrepresentante naranja, que perdió su escaño el 10-N.

Cs nace con vocación de centro, aunque por estrategia se haya escorado a la derecha, pero el PP es un partido conservador

Los naranjas no dudan de que el PP tampoco es un partido llamado a ocupar el centro porque tiene un claro competidor por la derecha: Vox. La extrema derecha ha contribuido enormemente a polarizar la opinión pública. “No se ha vuelto al bipartidismo. El centro está abierto e Inés Arrimadas ya ha dicho que hay recuperarlo. Otra cosa es que más allá de las declaraciones, uno tenga oportunidad de crecer alineándose con otras fuerzas”, precisa esta fuente.

El frío invierno pronto dará sus últimos coletazos y la primavera florecerá. “En marzo, cuando pase el congreso del partido, se empezarán a vislumbrar los cambios y se conocerá la línea estratégica de la nueva dirección”, cuentan en el partido naranja. Será la mejor estación para huir del fantasma de UPyD.