Comer carne no solo es un crimen, también es un suicidio

Comer carne no solo es un crimen, también es un suicidio

La industria de la carne mata a 70.000 millones de animales al año, provoca pandemias y destruye el planeta. ¿Hasta cuándo vas a seguir financiando esta muerte y destrucción por un bocata de beicon?

La opinión expresada en este post es la del autor y no se corresponde necesariamente con la del HuffPost.

Imagina un mundo en el que los humanos nunca hubieran probado la carne. De repente, una empresa alimentaria anuncia su nueva gama de productos: tejidos de cadáveres de animales.

En el anuncio también dicen que van a matar a 70.000 millones de animales terrestres cada año, el 90% de ellos criados en granjas intensivas. Advierten de que esto causará una enorme contaminación y acelerará el cambio climático, pero a cambio, las comidas serán más sabrosas.

Advierten también de que, de vez en cuando, ocasionará intoxicaciones alimentarias y probablemente alguna epidemia, pero que habrá alimentos deliciosos como el beicon, que son filetes finos de cadáver de cerdo.

¿Merecería la pena? ¿Comprarías esos productos para darle impulso a la industria?

Piénsalo, porque es lo que haces cuando comes carne o lácteos.

La agricultura animal produce más gases de efecto invernadero que la combinación de todos los medios de transporte

La industria de la carne y los lácteos encierra y asesina a más de 70.000 millones de animales cada año para llenar sus bolsillos codiciosos, que ya están destrozando el medio ambiente y provocando epidemias.

Un informe de Naciones Unidas asegura que el número de epidemias zoonóticas (las que pasan de animales a personas) ha aumentado: el ébola, el SARS, el virus del Nilo Occidental, la fiebre del valle de Rift y el nuevo coronavirus, por ejemplo. Los autores de dicho informe aseguran que aunque los gobiernos están tratando los síntomas sanitarios y económicos de la pandemia actual, también están ignorando las causas principales: la destrucción de la naturaleza y el consumo de carne.

Un Libro Blanco desveló que prácticamente la totalidad de las epidemias sufridas en los últimos 120 años están asociadas a la explotación animal, incluido el consumo de carne. Y el coste humano es enorme. Antes del coronavirus, se morían dos millones de personas cada año por enfermedades zoonóticas.

La relación entre los animales y las personas cada vez está más clara. Este mismo mes ha surgido una nueva cepa de gripe en China con potencial para convertirse en una nueva pandemia. Los investigadores piensan que las infecciones comenzaron en un matadero de cerdos. El profesor James Wood, director del departamento de Medicina veterinaria de la Universidad de Cambridge, señaló que esto se trataba de “un conveniente recordatorio” de que el contacto humano con animales de granja a menudo es el origen de virus con potencial pandémico.

Los mercados húmedos de China no son el único enlace entre la explotación animal y el coronavirus. Están surgiendo brotes en mataderos de todo el mundo: Inglaterra, Gales, Estados Unidos, Canadá, Irlanda y Alemania.

Las generaciones del futuro mirarán los mataderos de nuestra época y se sorprenderán por lo poco civilizados e ignorantes que somos

Es escalofriante. Más de 800.000 personas han muerto por coronavirus (oficialmente) en todo el mundo y ha causado estragos en la economía. Y, desde que surgió el peligro, aún no he visto a ningún presidente hablando del punto más importante que debemos tener en cuenta para que esto no vuelva a suceder.

Algunas personas piensan que este tema incómodo desaparecerá por sí solo si no se habla de ello. Sin embargo, los expertos estiman que el ritmo de surgimiento de pandemias va a acelerarse si no se aborda el problema de la adicción a la carne.

Teniendo en cuenta la clara relación entre estos virus mortales y la industria de la carne, creo que es hora de actualizar un lema vegano: comer carne no solo es un crimen, también es un suicidio.

Las cinco mayores industrias de carnes y lácteos del mundo producen más emisiones que las petroleras ExxonMobil, Shell o BP. La agricultura animal produce más gases de efecto invernadero que la combinación de todos los medios de transporte. También produce grandes cantidades de óxido nitroso, un gas 310 veces más poderoso que el dióxido de carbono a la hora de aumentar la temperatura de la atmósfera.

La industria de la carne mata a 70.000 millones de animales al año, provoca pandemias y destruye el planeta. ¿Vale la pena ese sacrificio para que puedas seguir comiendo beicon? Cada vez hay más sucedáneos veganos. A todo el mundo le gusta la comida sabrosa. Si ahora es posible hacerlo sin matar animales, fomentar pandemias y destruir el planeta, ¿por qué no lo haces?

Las únicas personas que se benefician, (a corto plazo, al menos) de que sigas comiendo carne son los grandes empresarios que generan fortunas a base de muerte y destrucción. Siguen confiando en que no te des cuenta de la relación entre el último suspiro de los animales en los mataderos y el último suspiro de tantas personas en los hospitales, y se seguirán riendo de nosotros mientras cuentan billetes hasta que todos conozcamos el daño ambiental que causan.

A medida que más gente despierta, el consumo de carne y lácteos disminuye y crece el veganismo. Algún día llegará un punto de inflexión. Las generaciones del futuro mirarán los mataderos y las ganaderías intensivas de nuestra época y se sorprenderán por lo poco civilizados e ignorantes que somos. Les resultará horrible que haya sucedido esto y tanta gente haya guardado silencio y la gente se preguntará por sus ancestros. ¿Hasta cuándo vas a seguir financiando esta muerte y destrucción por un bocata de beicon? ¿En qué lado de la historia quieres estar?

Este post fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Reino Unido y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.