Cómo la buena fama de Ellen DeGeneres se ha vuelto en su contra

Cómo la buena fama de Ellen DeGeneres se ha vuelto en su contra

La reina del 'show' de Estados Unidos está siendo más cuestionada que nunca.

Ellen DeGeneres en uno de sus 'shows'.YouTube

¿Es Ellen DeGeneres la Terelu Campos de Estados Unidos? Si a la hija de María Teresa Campos se le ha acusado por activa y por pasiva de ser una déspota con sus empleados, ahora la cómica de 62 años se enfrenta a lo mismo en su país. Además, el confinamiento ha agudizado las críticas que indican que tras su cara amable en televisión se esconde una actitud muy diferente.

DeGeneres tenía conquistado a todo su público en Estados Unidos por su particular sentido del humor —de hecho fue proclamada la mujer más divertida de América—, y a los espectadores de otros países desde que presentó una de las mejores galas de los Oscar, la de 2014. Una imagen trabajada durante años que se ha malogrado en apenas unos días de confinamiento.

Han sido sus propios compañeros quienes han iniciado una campaña en redes sociales para desenmascar a la que sería la verdadera DeGeneres. Se han encargado en la red social de aclarar que la cómica es “una de las personas vivas más malvadas”.

Lo que ella entendió en un principio como un bombardeo de comentarios de sus haters se ha convertido en algo mucho más gordo. En marzo, justo cuando comenzó el confinamiento en Estados Unidos, el cómico Kevin T. Porter inició un hilo en Twitter en el que invitaba a sus seguidores a contar “las historias más locas” sobre las malas formas de la presentadora con sus empleados. La estrategia de prometer por cada una de las historias una donación al banco de alimentos funcionó. Fueron muchos los que respondieron relatando sus episodios.

“Cara sonriente, ojos sonrientes y con corazón. También es de manera destacable una de las personas más malas del mundo”, escribía Porter en Twitter.

Entre las respuestas se describe a DeGeneres como una persona fría, con manías de diva y maleducada: cualquiera que se dirigiera a ella debía tomar chicle para que nunca le llegará ningún mal aliento.

A la campaña de Twitter hay que sumar las malas condiciones en las que trabajaban los empleados de El show de Ellen Degeneres, según publicaba Variety. Los responsables se quejaron de que el programa les dejó en la estacada con el confinamiento, en un “limbo laboral”. La respuesta de la productora Warner Bros fue rotunda: todos mantienen sus salarios adaptados a una reducción de jornada.

Sus compañeros y los cómicos parecen no ser los únicos que no tragan a DeGeneres. Tom Majerck, que fue su guardaespaldas en la gala de los Oscar en 2014, concedió una entrevista a FOX en la que aseguraba que le trató de manera humillante. Hay que apuntar también que el canal de televisión es conservador, mientras que DeGeneres siempre se ha confesado demócrata.

Y después de todo esto, ha sido la propia protagonista de la historia la que ha echado más leña al fuego. DeGeneres se ha quejado de lo mal que está pasando el confinamiento en su mansión de Santa Barbara (Los Ángeles): “Me siento como en una cárcel”, explicó en un vídeo en el que se aprecia perfectamente la lujosa casa en la que vive. La gente le echó en cara en las redes que “miles de presos están encerrados de verdad sin la protección básica”.

Lo cierto es que la presentadora no se puede quejar de problemas económicos, ya que su fortuna está valorada en 330 millones de dólares, en euros 305 millones.

DeGeneres se había convertido también en un icono para la comunidad LGTBi: salió del armario en uno de sus programas hace 23 años, a pesar de que Ellen se emitía en la ABC y la cadena no estaba de acuerdo con que revelara que es lesbiana.

La cómica asegura, según los medios estadounidenses, que se siente “contra las cuerdas” después de la bola que se ha creado en torno a su personaje.

La historia no se ha quedado en Estados Unidos, sino que ha aparecido también en las principales cabeceras británicas. Así es como Ellen DeGeneres ha pasado de ser cómica a hacer poca gracia.