Cómo ser inversor... con solo 100 euros

Cómo ser inversor... con solo 100 euros

Pero recuerda que esta es una carrera de fondo.

Inversor, inversor, inversor...  No estamos familiarizados con esta palabra que asociamos a hombre-mujer de mediana edad, rico y sentado en un despacho teléfono en mano. Así lo hemos visto en las películas y así se ha instalado en nuestro imaginario.

Ahora llegan algunos expertos en esto y nos dicen que no, que no hace falta tener mucho dinero para empezar a invertir y ver crecer nuestros ahorros... Que nos va a costar casi menos que comer todos los fines de semana fuera de casa... Y nuestra cabeza ya está dando vueltas ante la posibilidad de hacernos ricos con 100 euros. Pero, ¿eso qué es lo que es?

Cierto es que hay fondos de inversión que necesitan de cantidades mínimas —3.000 euros, por ejemplo—, pero hay otros en los que puedes invertir por cantidades menores. Como lo oyes, solo necesitas ahorrar 500 euros. Con ello podrás acceder a algunos fondos temáticos, como a la gama Futuro de Imantia. Además, estás invirtiendo en empresas que contribuyen a mejorar nuestra calidad de vida haciendo frente a desafíos como la eficiencia energética, la robótica o la nutrición.

Si pensamos que invertir es una carrera de velocidad, estamos muy equivocados. Invertir es una carrera de fondo y no se van a encontrar resultados en un breve periodo de tiempo.

Primer apunte: el tiempo es el principal aliado de un inversor

¿Por qué? Piénsalo... Si mantenemos el dinero en ese fondo de inversión, generarás intereses por una cantidad mayor. Es decir, más dinero para ti.

El ejemplo es sencillo...

Si inviertes 200 euros al mes durante 10 años, y a un tipo de interés del 5% —a media de la Bolsa española en el último siglo—, habrás aportado 24.000 euros. Eso sí, acabarás con un capital de 31.696 euros. Los otros 7.796 euros provienen de la acumulación de intereses.

Si mantienes la inversión durante 10 años más, la acumulación de intereses generará 59.326 euros.

Dicho esto, la gran cualidad del inversor es la perseverancia

Como los buenos resultados dependerán del tiempo, el buen inversor se caracteriza por perseverar en su esfuerzo de seguir ahorrando para aumentar el dinero destinado al fondo de inversión.

Poco a poco, se crea un capital que, a medida que genera intereses, va creciendo con el tiempo. Por eso, algunos fondos te abren sus puertas con aportaciones muy pequeñas. Si entras en un fondo y haces aportaciones periódicas, creas un hábito, aprendes por el camino y crecen tus opciones de aumentar la rentabilidad.

No ocurre lo mismo con la compra de una casa, por ejemplo. Solo para empezar tienes que poner el 20% del valor de la tasación, según exige la ley. A eso hay que sumarle los gastos e impuestos, que será otro 10% aproximadamente. Y no acaba aquí: tienes que hacer frente a la hipoteca mes a mes, sin poder saltarte uno. Mientras que en un fondo puedes dejar de aportar ahorros cuando quieras. O recuperarlos.

Además de ser una alternativa de inversión a la vivienda por poder hacer  inversiones pequeñas, tiene otras ventajas. Moverte de un fondo a otro no tiene penalizaciones fiscales, y de hecho están exentos de tributación hasta que haces el reembolso de las participaciones.

¿Te animas a acabar con esa imagen de inversor anticuada y casposa? ¿Dispuesto a empezar a estudiar tus planes de ahorro y planear tus inversiones? Ya sabes, es cuestión de paciencia y perseverancia el empezar a ganar dinero.

La concepción tradicional de los fondos de inversión ha cambiado. Puedes ganar más invirtiendo con poco dinero y además hacerlo en empresas con las que te sientas identificado.