¿Cuál es el país más machista de Europa?

¿Cuál es el país más machista de Europa?

Los países de Europa del Este y los centroeuropeos superan el tópico del sur en su visión patriarcal y dominante, según el Eurobarómetro de la Comisión Europea.

Protesta de Femen, el 11 de junio de 2021, en Madrid, tras el asesinato de las pequeñas Anna y Olivia en Tenerife, a manos de su padre. Europa Press News via Getty Images

La violencia que sufren las mujeres tiene muchas capas. Sus peores manifestaciones, como las agresiones físicas y el femicidio, son apenas la punta de un iceberg enorme y profundo, que incluye la violencia económica y patrimonial que se desprende de la discriminación laboral y salarial, los viejos prejuicios de género, las agresiones simbólicas y la desigual distribución de tareas domésticas y de cuidado. El machismo, en suma. 

Vivimos en un continente, el europeo, que es vanguardia en la elaboración de leyes que mitiguen sus efectos y donde la población, gracias a la sensibilización y la educación, está empezando a virar. Y, aún así, quedan lagunas imposibles de comprender, como que no haya estadísticas de asesinatos ni bases de datos conectadas, que no haya unidad a la hora de definir un delito y una pena, que aún en un club que lleva en sus estatutos de nacimiento la igualdad haya quien piense que la mujer es una ciudadana de segunda.

No hay datos muy recientes para saber cómo impera el machismo en la Unión Europea, pero a falta de ellos, hay que remitirse al Eurobarómetro Especial 465, publicado en 2017, que da cuenta de las desigualdades país a país. El mito del sur se derrumba al ver la estadística, porque son los países del este y del centro de la Unión los que registran peores datos. Bulgaria, Hungría, República Checa, Polonia y Letonia están en cabeza, son los que más militan en la diferencia, mientras que en el otro extremo se sitúan los nórdicos, Suecia y Finlandia, seguidos de Dinamarca, Países Bajos y Malta, donde la paridad es más real.

El sondeo de la Comisión Europea es amplísimo, pero para hablar estrictamente de actitudes machistas nos centraremos en una serie de actitudes que delatan, de respuestas que parecen de otro siglo. La más llamativa es la cuestión del rol que deben jugar las mujeres en el hogar. “El papel más importante que las mujeres deben cumplir es cuidar de la casa y de la familia”, afirman los entrevistadores y el 44% de los europeos afirma que sí, que está de acuerdo, frente a un 54% que no lo está -es la suma de respuestas intermedias-. El porcentaje de los primeros sube en Bulgaria (81%), Hungría (78), Polonia y República Checa (77) y Letonia (74). Frente a ellos, el 11% de los suecos, el 14% de los daneses y el 15% de los neerlandeses. España no sale mal en este retrato: la afirmación la apoya el 29% frente al 69% que la rechaza.

Los datos y repartos geográficos se van repitiendo pregunta a pregunta. Que el rol más importante del hombre es ganar dinero es una verdad inmutable para búlgaros (81%), húngaros (79), eslovacos (75) o checos (72), frente al 10% de los suecos, el 17% de los daneses o el 18% de los neerlandeses. La media comunitaria está en un 43/55%, favorable a quienes entienden que lo monetario es lo fundamental en las tareas de los varones. España está en un 27/71, por el contrario.

Sorprende a estas alturas que, aún, haya un 69% de europeos que sostengan que las decisiones que toman las mujeres están más cargadas de emociones que las de los hombres; está de acuerdo con eso un 69% de los encuestados, frente a un 27% que lo rechaza. Vuelven a llevarse la palma los países del este y el centro de la Unión: lo ven así un 87% de los húngaros, un 83% de los búlgaros, eslovacos y letones y un 80% de los polacos. Los que menos comparten esa visión son los daneses (31%), los finlandeses (37%) y los suecos (49%). Es la pregunta en la que menos diferencias hay entre la cabeza y la cola de la lista. En el caso de España, un 53% apoya esta sentencia y un 41% la rechaza.

A la cuestión concreta de si es aceptable que lloren los hombres, las cosas cambian un poco. Hay más tolerancia, por así decirlo. El 88% de los europeos cree que lo es y un 10 -aún, un 10-, que no. Bulgaria (32% de síes), Lituania (34) y Rumanía (33) son los que más rechazo muestran y en sus antípodas, Suecia (99), Países Bajos y Finlandia (98) o Portugal (96). España está muy cerca, con un 94/4.

El Eurobarómetro -un estudio en el que pasarse horas para cruzar y cruzar datos- se pregunta también por los permisos laborales para cuidar a los hijos. Un 84% de los europeos son partidarios de que los hombres los tomen, frente a un 5%. La cifra, en cambio, ya no es residual si vamos al grupo de países ya citados, como República Checa (25% de oposición) o Bulgaria y Eslovenia (14). España está entre los que tienen más claro que debe ser así, la carga compartida, con un 90% de apoyos y un 4% de oposición. Los mejores de la lista son Suecia (96), Finlandia y Malta (ambos con 95).

¿Y quién debe quedarse con las tareas de la casa? Ha de haber un reparto, dicen de forma aplastante el 84% de los europeos, frente a un 4% que no lo ve. En nuestro país, la proporción es de 93 a 3, la tercera mejor de los Veintisiete. Malta, con un 95%, lidera la lista, seguida de Suecia (94), Luxemburgo y Países Bajos (ambas 92). Los letones no pasan del 16% y los checos, del 15%.

Hay una pregunta muy fina en el cuestionario, sobre un comportamiento que entraña un significado profundo: ¿hay que reprocharle a los amigos sus chistes sexistas o es mejor dejarlos pasar? Hay muchas dudas aquí, medias tintas y “no saben”. Aprueban los toques de atención la mitad de los europeos, pero no un 17%. Los suecos son los que menos dejarían pasar esos comentarios (88%), frente a los checos (14%). Los españoles tampoco sacan aquí una nota tan alta como en cuestiones previas: 65% frente a 12%. Hay comportamientos demasiado clavados.

Los entrevistadores van más allá, hasta tocar ese tema que tanto irrita a algunos: los hombres que se declaran feministas. ¿Lo aprueban o lo desaprueban? De nuevo, las cifras de reconocimiento sorprenden por bajas, como si el tabú siguiera existiendo, como si la etiqueta siguiera sin entenderse con claridad. Sólo lo ve bien un 41% de los europeos, frente a un alto 22% contrario. Los letones no pasan del 11% y los checos, del 13. Los malteses suben al 71% y lideran la tabla, por delante de los finlandeses (65) y los suecos (62). En España, estamos en un 55/16. Poco más de la mitad de la población.

Para reflexionar

El Índice Global de Brecha de Género que elabora del Foro Económico Mundial constata en su última edición (2021-2022), que Europa te tiene el segundo nivel más alto de paridad, situándose actualmente en el 76,6%, sólo superada por Estados Unidos (76,9). En su caso, se analiza todo el continente, no sólo los que pertenecen a la Unión Europea y, en conjunto, sus especialistas señalan que serían necesarios 60 años para cerrar esa brecha entre hombres y mujeres en cuanto a derechos o salarios. Islandia, Finlandia y Noruega ostentan el

posiciones más altas en el mundo y en la región. Rumanía, Chipre y Grecia están a la cola.

Los avances en materia económica, constatan sus analistas, son lentos, pero son, como evidencia el hecho de que 22 países hayan mejorado sus puntuaciones en cuando a igualdad salarial respecto al informe previo. Otra cosa es lo educativo. Ahí los datos están estancados, es donde más lagunas se detectan, lo que explicaría las respuestas del Eurobarómetro en las zonas del este y el centro, junto a los Balcanes, las que menos reformas educativas han efectuado y menos dinero destinan a campañas y formación. Hay igualdad en las plazas y los accesos, pero no en lo que se estudia y en cómo llega.

Las gafas moradas aún no han llegado a todos lados, ni siquiera en el llamado primer mundo.