Cuando los Goya se convirtieron en una plataforma de reivindicación

Cuando los Goya se convirtieron en una plataforma de reivindicación

Del 'No a la guerra' al feminismo.

Los Goya son una celebración del cine español, pero también un evento con matices políticos. Año tras año, los premios sirven como plataforma para reivindicar todo tipo de causas sociales y protestar contra decisiones políticas.

  Penélope Cruz y Alejandro Amenábar con las pegatinas de 'No a la guerra'

Desde la condena conjunta del ‘No a la guerra’ y los discursos ácidos contra la clase política, hasta momentos emotivos cargados de sororidad. Los galardones se han convertido en espejo de los conflictos de la sociedad española y problemas como los recortes en Sanidad o la situación precaria de la cultura no han pasado desapercibidos. Probablemente este año volverán a ser un altavoz, pero por ahora repasamos las ocasiones en las que los Goya sirvieron de plataforma reivindicativa.

La noche del ‘No a la guerra’ (2003)

A pocas semanas de empezar la Guerra de Irak, la alfombra roja de los Goya se llenaba de pegatinas de ‘No a la guerra’ que protestaban contra la invasión del país. Durante la gala, las críticas y las alusiones fueron incesantes, incluidas las de los presentadores Willy Toledo y Alberto San Juan y las de la presidenta de la Academia en aquel momento, Marisa Paredes. “No hay que tener miedo a la cultura, hay que tener miedo a la ignorancia y al fanatismo, hay que tener miedo a la guerra”, proclamó en su discurso con el aplauso de todo el patio de butacas.

Los actores y el resto de humoristas que participaron en la gala tampoco se quedaron atrás. Desde El Gran Wyoming o Rosa María Sardá hasta el siempre crítico Javier Bardem, que recordó que “ganar las elecciones no es dar un cheque en blanco” a un gobierno. Luis Tosar, que recogió su Goya por Los lunes al sol, se acordó de otra tragedia: el desastre medioambiental del Prestige. El actor gallego subió al escenario con una pegatina de ‘Nunca Máis’ y dejó un frase lapidaria: “Si quiere petróleo no hace falta irse a Irak, lo único que tiene que hacer es subir a Galicia y recogerlo. No hay que matar a nadie”.

La gala terminó siendo una de las más recordadas de la historia de los Goya y se estuvo hablando de ella durante semanas, con duras críticas por parte del Partido Popular, que manifestó todavía más su rechazo al cine español.

Protestas contra la Ley Sinde al otro lado de la alfombra roja (2011)

El Teatro Real parecía el escenario perfecto para celebrar el 25 aniversario de los premios con altas dosis de glamour. La realidad fue que la alfombra roja quedó eclipsada por una protesta de Anonymous contra la recién aprobada Ley Sinde contra las descargas en internet.

  La ministra González-Sinde y Álex de la Iglesia. GTRESONLINE

Abucheos, algunos huevos y peticiones de dimisión a la ministra Ángeles González-Sinde, que posó con Álex de la Iglesia, por entonces al frente de la Academia. El director dimitió un día después de la gala precisamente por su desacuerdo con esta ley y fue contundente en su último discurso: “Internet es la salvación de nuestro cine”.

Contra la crisis y los recortes (2013)

La gala presentada por Eva Hache pilló al país sumido en una profunda crisis y con los recortes del gobierno de Mariano Rajoy de total actualidad. La humorista no se cortó un pelo y tuvo críticas para todos, incluido el ministro de educación, que ese año sí acudió a los Goya. “Yo piloto inglés porque iba a un colegio público en el que había clases”, espetó la presentadora que también ironizó con las ganancias del cine español: “Ha recaudado 106 millones de euros. La mejor recaudación de la historia. Si lo comparas con los recortes en Sanidad y Educación, es una mierda”. 

Los actores, como Antonio de la Torre, ya habían avisado en la alfombra roja que no se iban a callar y defendían la ceremonia como una plataforma para protestar por la delicada situación que atravesaba España. Las más claras fueron Candela Peña y Maribel Verdú, ambas triunfadoras de la noche.

“He visto morir a mi padre en un hospital público en el que no había mantas ni agua”, denunció la primera. Verdú por su parte dedicó el galardón a la “gente en este país que ha perdido sus casas, sus ilusiones, sus esperanzas, su futuro incluso sus vidas, por culpa de un sistema quebrado, obsoleto, que permite robar a los pobres para dárselo a los ricos”.

El repaso a José Ignacio Wert (2014, 2015)

″¿De verdad que no ha venido, Ministro?”, espetó el presentador Manuel Fuentes nada más empezar la gala. No, José Ignacio Wert, ministro de Educación, Cultura y Deportes de Rajoy no se presentó en los Goya en 2014 según él por problemas de agenda, pero más bien para ahorrarse las críticas del 2013. No lo consiguió, todo lo contrario.

El guionista Alejandro Fernández pidió su dimisión, el actor Roberto Álamo lo acusó de “deshonrarlo” con su ausencia y Javier Bardem lo calificó como ministro de Anticultura.

Después de desertar ese año, Wert sí acudió en 2015 a la gala, en la que volvió a ser el blanco de las críticas de muchos, a pesar de que Dani Rovira intentó rebajar la tensión con sus bromas. El presidente González Macho le reclamó la bajada del IVA y Pedro Almodóvar le dijo que no estaba incluido en su lista de “amigos del cine y de la cultura”. La relación entre la industria y el ministro era insostenible.

El canto contra los desahucios (2017)

El momento de la noche. La cantante Silvia Pérez Cruz recogía su Goya a la Mejor canción original y dedicaba el premio a las personas que habían sido desahuciadas de sus casas. Lo hizo de la manera más emotiva, cantando un fragmento de No hay tanto pa, canción que se convirtió en un emblema. “Es indecente gente sin casas, casas sin gente”.

La gala del feminismo (2018)

  Los abanicos rojos de 'Más Mujeres' en el patio de butacas de los Goya.

“Os está quedando un campo de nabos feminista precioso”. Leticia Dolera empezaba fuerte en una gala en la que actrices, guionistas o directoras llenaron la alfombra roja y el auditorio de abanicos rojos con el lema ‘Más Mujeres’. Varias premiadas, como Nathalie Poza, subieron a recoger su cabezón abanico en mano, mientras que otras aprovecharon para poner encima de la mesa sus reivindicaciones.

Julita Salmerón se lo dedicó a todas las madres, Carla Simón pidió que no se pasara por alto a las cineastas españolas e Isabel Coixet, que se llevó el premio a la Mejor dirección, habló de la abultada brecha salarial entre hombres y mujeres. Los cientos de abanicos agitándose a la vez en el patio de butacas dejaron una de las estampas más emotivas de la historia de los Goya.