Cuando no le das sitio al amor en tu mente

Cuando no le das sitio al amor en tu mente

El estrés que supone analizar una situación fallida no una, si no cien mil veces, deja huella en el buen funcionamiento de tu cuerpo.

A man walks next to a repaired broken heart made of wool by Croatian designer Ivona, put on a building in downtown Zagreb, Croatia, March 25, 2020, as the country is fighting coronavirus disease (COVID-19) outbreak and the aftermatch of an earth...Antonio Bronic / Reuters

¿Qué es el amor?

Además de todas las definiciones con corazones y violines que vengan a tu mente, el amor también es la persona amada, tal y como dice la RAE en su definición número 6.

Muchas veces, el pensamiento no deja sitio en la mente para la persona amada. Puede haber mucha gente y muchos objetos brillantes allí, y en cambio, la persona más especial e importante a la que deberías amar (incluso no maltratar) no tiene el más mínimo espacio.

Esa persona eres tú.

También puede suceder que haya sitio en la mente para ti, pero ese espacio está dedicado al machaque continuo.

Dijo Nietzsche que siempre hay algo de demencia en el amor, aunque también hay algo de razón en la demencia.

Siguiendo a Nietzsche estaríamos bien encaminados al amarnos demencialmente. Lo malo es que los resultados son nefastos la mayoría de las veces.

Si todo lo que te dices se lo dijeras a una persona a la que verdaderamente amas, la persona amada se enfadaría bastante rápido. Y en un momento de lucidez le entenderías.

La falta de confianza en tus capacidades, el desprecio al mirarte al espejo, el cuestionamiento de tus decisiones… eso no se lo harías constantemente a la persona amada, en cambio, te permites tratarte así día tras día.

El estrés que supone analizar una situación fallida no una, si no cien mil veces, deja huella en el buen funcionamiento de tu cuerpo.

El trato que te das se mantiene porque la mayoría de las cosas que te dices, y te haces, son silenciosas.

En la mente no hay espacio por defecto para la valorización y el agradecimiento.

La mente se programó durante millones de años para la supervivencia, y la supervivencia está asegurada cuando analizamos los peligros e incluso nos adelantamos a ellos.

Podríamos decir que la biología agradece que analices las amenazas que hay en tu entorno, estudies qué comportamientos del pasado ante peligros similares fracasaron y los mejores.

Es decir, que un proceso de introspección es recomendable para nuestra supervivencia.

Lo que sucede es que este proceso de análisis que te garantiza la supervivencia en un entorno hostil, puede aniquilarte también.

Te aniquila cuando el análisis de una situación pasada en la que  los resultados no fueron óptimos se convierte en un pensamiento constante y repetitivo de machaque y desprecio. Un pensamiento que te sumerge en la culpa, en tu propia humillación y en la autodestrucción.

Si todo lo que te dices se lo dijeras a una persona a la que verdaderamente amas, la persona amada se enfadaría bastante rápido.

Quizás no te des cuenta a priori de la marca que dejan en ti esos pensamientos, pero en tu cuerpo sí que dejan huella.

El estrés que supone analizar una situación fallida no una, si no cien mil veces, deja huella en el buen funcionamiento de tu cuerpo.

Esa falta de amor se traduce en dolor de espalda, en problemas digestivos o taquicardias.

Como he dicho, la mente no está configurada para apreciar tus logros cada mañana ni para agradecer las nuevas oportunidades, pero eso no quiere decir que tú no puedas reducir el espacio que hay para el análisis destructivo y ampliar el espacio que hay para el amor hacia ti.

Dijo José Ortega y Gasset que con el amor corregimos los errores de nuestra moral.

Hoy es un buen día para que empieces a corregir el tiempo que dedicas a desvalorizarte y te concedas amor en forma de reconocimiento por lo conseguido. Así, podrás amar de verdad a los demás porque desde tus propios silencios tendrás el corazón dispuesto.