De la granja de Madrid, por Valencia al colegio de Lía

De la granja de Madrid, por Valencia al colegio de Lía

Hoy han venido a retirar nuestros tractores al desguace, nuestros animales al sacrificio, han pasado la maquinaria de obra civil por encima de los huertos y han asfaltado una zona igual al quíntuple de todas las fincas de la comarca juntas.

Canción recomendada: Araksi Artassouken, Levon Minassian & Armand Amar.

Hace tiempo ya que debiera haberme sentado a escribir sobre la granja, pero me lo impedían las semillas, los surcos, el riego, las gallinas, los cerdos, las ocas, los pavos, los burros y los caballos. Tampoco es ahora el mejor momento porque me están esperando...ya llaman a la puerta; sin embargo, algo de este tiempo quizá sirva para que el año que viene pueda seguir ocupado en lo mismo: un despacho sin techo, paredes, ambientador, recepción, vigilancia 24 horas, donde los ladrillos sirven para equilibrar abrevaderos y su uso se decide in situ, con independencia de las reuniones entre constructores, promotores y gobiernos locales o regionales.

Fuencisla, no la misma esperanza que tiene la granja por mí mientras escribo esto, sino la de la señora Piedad, que se acordó con ella de la patrona de Segovia, se fue a estudiar una gran carrera a Madrid, al menos eso nos dijeron a los del pueblo. Siempre se presumió en su familia de tener un escritor famoso, pero a mí no me pareció mucho comparado con mi tía-abuela Margarita, inabordable actriz del cine americano. Eso sí, los nietos de Conde siempre aprueban las oposiciones entre los primeros de la lista, lo cual siempre ha sido un orgullo para su pueblo. Si yo fuera inteligente, es decir hijo de rico como decía Don Manuel, podría deducir que la cultura, los estudios y la misma inteligencia se encuentra íntimamente relacionadas con la sangre azul, pero no puedo siquiera afirmarlo por el rojo que la mía luce, que bien conozco cada día entre unos y otros rasguños o accidentes en la granja.

Ahora que lo he citado, recuerdo que a Don Manuel le gustaban las formas de Fuencisla, más a juzgar por las herencias que le ha dejado después de tanto mérito. Yo lo veo como una adopción derivada del reconocimiento de unas ideas compartidas, de unos principios variables, de la capacidad de ejecutar hechos desconectados no sólo de la vergüenza personal, sino incluso de la humana. Desde que Fuencisla se fue a estudiar a Madrid todo le fue rodado y no ha vuelto a venir al pueblo en mucho tiempo. Una vez nos llegó un rumor sobre que había perdido en no sé qué cosa de política, pero era todo un error: se habían equivocado seis millones de personas sin darse cuenta y ella se lo hizo ver a todos, les dio otra oportunidad y en la repetición de los hechos la cuestión tornó en correcta y quedó claro que ella no había perdido. Aprendió a corregir a los demás de Don Manuel o de amigos comunes, eso tampoco lo sé, pero me pongo a elucubrar aquí, y desatiendo unos minutos de oro la granja.

Te digo esto porque ha venido Fuencisla, aunque a los que así la llamamos ni nos echa cuenta. Parece que ahora atiende a Esperanza. Si así la llamas, a veces hasta mira, eso sí, con el cuello bien estirado, barbilla alzada y ligera pasada de ojos. Como creemos conocerla de toda la vida, nos pusimos contentos con la visita y el que más y el que menos le preparó uno dulces, algunos tejidos típicos, así como piezas de artesanía orfebre, etcétera. Nosotros encantados porque se quedó en casa dos días enteros, con sus dos noches, lo que ha sido importante para mi familia dado que en total estuvo sólo tres días.

El primer día tras su tranquilo desayuno, cuando yo llevaba ya casi cuatro horas en el tajo, vino a visitarme y pasar un rato con las abejas y le pudimos explicar cómo es su ciclo, su vida, la labor de polinización que desarrollan y que tanto nos favorece en nuestra vida en el campo. Le ofrecimos el apadrinamiento de alguna de las colmenas, de manera que le enviaríamos los productos derivados de ésta a su casa: miel, propóleo, polen, jalea real, etcétera. Estuvimos hablándole de la pitera, del pollo, de la centrifugadora, de la formación o columna cerífera,... y nos escuchó muy atentamente, aunque algunas cámaras y micrófonos estorbaban ya media entrada la mañana. Antes de que se fueran comprometió ante ellos el apadrinamiento no de una, sino de las 250 colmenas que tenemos y mimamos cada día. Después de los periodistas ella se quedó a pasear por la granja y comprobó cómo alguno de los grupos de niños que nos visitan interaccionan con los animales, siembran, y comprenden la vida, su entorno y su sentido. Hasta se le hizo algo tarde para comer y deprisa tuvieron que llamarla desde la casa, que todo se enfría y menudas son las cocineras de casa para eso.

Tuvo suerte viniendo en pleno verano porque aquí corre el aire, se está mejor que en otros pueblos, por la altitud, y, sobre todo, porque el huerto está en su esplendor en ese agosto recién estrenado. Otra vez se le hizo tarde para comer, de nuevo se echó una relajada siesta tras la cual paseó.

Se fue morena; menos delgada, porque todo el mundo decía en el pueblo que la 'Fuen' estaba en los huesos; con menos ojeras; el cura dice que al tercer día hablaba más pausada y de musical (es que Don Braulio es un poco cursi, digo yo siempre). Mediado el segundo día había prescindido de un grupo de personas que vinieron acompañándola, con sus trajes de chaqueta y falda, ellas, y convenientemente encorbatados ellos, a los que invitamos a quedarse en el pueblo, y aceptaron, libres de su labor y con atuendos más cómodos y relajados. A todos ellos también se les notaba en el rostro, y en todo el cuerpo, el paso por el pueblo, aunque todo el mundo se centraba en Fuencisla, claro.

Hoy tenemos más que agradecerle a Fuencisla. Nuestro pueblo y la Comarca en la que se enclava suman ahora más de 12.000 personas, y todos le debemos ahora un agradecimiento especial. Poco más tarde de habernos visitado, y seguro que con los tres días que pasó con nosotros en la memoria, nos hizo ver que los 12.000 estábamos equivocados, como aquellos seis millones, y que no podemos seguir viviendo así.

Hoy han venido a retirar nuestros tractores al desguace, nuestros animales al sacrificio, han pasado la maquinaria de obra civil por encima de los huertos y tierras de cultivo, han descubierto el suelo forestal, plantado césped, asfaltado una zona igual al quíntuple de todas las fincas de la Comarca juntas, han indispuesto el consumo de agua para los que se queden en el pueblo y decidido que es hora de que nuestras vidas mejoren por fin.

Ahora debería volver a la granja. No está.

A Condesa que aprende de todo, lo hace del Derecho, lo hace de Don Manuel, lo hace de la granja, lo hace de la vida, le agradecemos, desde la roja sangre, que, otra vez, nos haya sacado de nuestro error colectivo.

Gracias Fuencisla. ¿Cuándo vienes a vernos otra vez?

Dedicado a los hombres y mujeres del campo. A quienes de alguna manera lo cuidan o lo cuidaron como los bomberos desaparecidos.

A los padres y madres que cuidan de las huertas urbanas en los colegios públicos sin subvenciones y por supuesto, "plagada" de recortes.

A mi hermano de ideas Antonio Cansinos.

Sed curiosos.

Besos y sus cosas.

Andrés Madrigal.

Cocinero.