Cómo decir de forma educada que no quieres comer algún alimento cuando te invitan

Cómo decir de forma educada que no quieres comer algún alimento cuando te invitan

Consejos para salir airoso.

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Se acercan las Navidades y con ellas, se multiplican los compromisos. En caso de que en alguna comida o cena te encuentres con algún plato que no te gusta o que no puedes tomar, en ese momento te ves con dos opciones: comerte todo sin rechistar y pasarlo mal toda la noche o no comer y exponerte a las preguntas o, incluso, críticas. Sin embargo, existe una tercera opción.

Tanto si vas a casa de tu pareja por primera vez como si acudes a una cena de empresa, aquí tienes unos consejos para salir airoso.

Asume desde el principio que es una situación complicada

Si tu alimentación difiere de la del grupo, tal vez te parezca imposible participar en una comida sin molestar a alguien, sobre todo teniendo en cuenta que cocinar para otra persona es una de las formas más frecuentes de mostrar cariño.

“La comida es mucho más que nuestro combustible”, explica Abby Langer. “Es familia, es comunidad, es algo personal. La gente interpreta frecuentemente la decisión de no comer algo como una ofensa personal”.

Pero no es necesario sacrificar tu salud o tu moral. Nada te impide compartir tus preferencias y trazar límites, aunque al principio da algo de respeto.

Según la trabajadora social Monica Jurado Kelly, la ansiedad y el miedo a ser una “molestia” son normales a la hora de afrontar este tipo de peticiones.

“Creo que algunas preferencias alimentarias están estigmatizadas por diversos motivos. Es algo que hacen mucho los millennials y la generación Z”.

La psicóloga Danielle Locklear explica que poner límites es especialmente difícil para personas que no están acostumbradas a hacerlo.

“A muchas personas les resulta difícil expresar y defender sus límites en toda clase de ámbitos, así que tiene sentido que también les cueste con la comida”, argumenta. “Claro, esto es algo individual, pero es muy frecuente preocuparse por la reacción de sus seres queridos”.

Encuentra el momento adecuado

Ser el anfitrión en una celebración puede ser una fuente de estrés, por lo que conviene avisar lo antes posible si tienes alguna restricción en tu dieta.

“Si sabes que vas a acabar manteniendo esa conversación, mejor que sea con tiempo para que tu anfitrión tenga más margen para adaptarse”, recomienda Jurado Kelly. “Yo intentaría hacerlo en un ambiente que no resulte amenazante para nadie, no enfrente de un montón de personas”.

Consíderalo una muestra de respeto a tu anfitrión, que quizás no esté preparado para adaptarse si se lo comunicas todo a última hora. Hazlo también por tu bien, para que evites un ambiente tenso y una comida incómoda.

“Encontrar un momento neutral para comunicar tus límites y preferencias permite que la otra persona se adapte, pero sobre todo ayuda a crear unas expectativas compartidas entre ambos”, resume Locklear.

Prepárate para toparte con personas que no lo entienden

Los expertos subrayan que no necesitas el permiso ni la aceptación de los demás para tomar una decisión alimentaria.

“Si una persona se ofende porque no quieres comer algo, es problema suyo, no tuyo”, señala Langer.

Recuerda que sigue siendo posible reunirse para comer aunque haya gente con distintas preferencias alimentarias a la mesa.

“No pasa nada si la otra persona se siente algo decepcionada porque no hayas querido probar su comida; la decepción es una emoción humana sana. De hecho, no está en tu mano hacer que otra persona se sienta de una forma u otra”, recuerda Locklear. 

  619ce54a20000057c18d33f0Peter Dazeley via Getty Images

Tú también debes tener consideración con tus invitados

Si vas a ser el anfitrión en una comida familiar o de amigos, pregúntales a los invitados sobre sus preferencias.

“Es una oportunidad perfecta para no dar nada por sentado y evitar futuras tensiones y decepciones”, sostiene Locklear. “Organiza un evento más inclusivo”.

Si tienes invitados con intolerancias o dietas específicas, haz lo posible para adaptarte a ellos para que nadie se sienta excluido.

“Si hay algún invitado vegano, no te limites a darle lechuga y humus. Haz un esfuerzo para que disponga de más opciones”, propone Jurado Kelly.

Formas de iniciar la conversación

Hay muchas formas de iniciar la conversación de forma amable pero firme. Estos son algunos ejemplos, pero recuerda: es la práctica lo que hace al maestro.

La frase que recomienda Locklear es: “Tengo muchas ganas de acudir a la cena. Por cierto, te quería avisar de que soy vegana, para que tengamos tiempo de prepararlo bien. Te puedo pasar algunas recetas sencillas o puedo traer yo algo de comida”.

Al ofrecer ayuda, estás quitándole un peso de encima al anfitrión.

Jurado Kelly recomienda otra conversación para un caso diferente: “Después de muchas pruebas, el médico me ha dicho que el gluten me revuelve las tripas. ¿Sería posible alguna alternativa sin gluten? Si no, te puedo ayudar”.

Recuerda, no tienes por qué explicar ni justificar tus decisiones a nadie.

Langer propone una conversación más sencilla: “Quería avisarte con tiempo de que no puedo comer X. Espero que no te suponga ningún problema”.

“No me gusta la idea de tener que explicar por qué no quiero o puedo comer algo, sobre todo si es por razones de salud que no son asunto de nadie”, explica. “Pero es verdad que a veces es necesario añadirle algo de peso a tus argumentos para que te tomen más en serio”.

Jurado Kelly recuerda que es fundamental tener paciencia.

“Sé amable y paciente contigo mismo”, dice. “El objetivo no es ser perfectos. El objetivo no es exponer tus límites a la perfección. El objetivo es aprender a exponer tus necesidades de forma más directa”.

Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.